Bruni: el Papa viaja a Mongolia para abrazar al 'pequeño rebaño' católico
- 29 de agosto, 2023
- Ciudad del Vaticano (AICA)
El portavoz vaticano presentó el 43º viaje apostólico de Francisco, que se realizará en el país asiático del 31 de agosto al 4 de septiembre.
El director de la Oficina de Prensa de la Santa Sede, Matteo Bruni, presentó hoy “la peregrinación del Papa Francisco a Mongolia”, hacia donde partirá el 31 de agosto y donde permanecerá hasta el 4 de septiembre, visitando únicamente la capital Ulan Bator. Se trata del viaje apostólico número 43 del pontífice argentino, el primero de un Papa hacia esa bisagra asiática entre Rusia y China.
Bruni describió el futuro viaje del Papa como “un viaje entre las grandes estepas y los pequeños Ger”, las típicas tiendas con columnas de madera y paredes de fieltro, símbolos de la vida nómada de la población, a la que calificó de "apasionada", "pacífica", con "vocación por el multilateralismo" y por el cuidado del medio ambiente, tras el peligroso desprendimiento minero. Una población de la que solo el 0,02% se profesa católica y pertenece a un "pequeño rebaño", renacido tras la caída del comunismo en 1992.
Las raíces de la Iglesia "pequeña"
La ubicación de Mongolia es, por tanto, geopolíticamente simbólica en un momento histórico marcado por la guerra en Ucrania, que probablemente repercutirá también en el discurso del Papa a las autoridades civiles, el 1 de septiembre, uno de los cinco discursos -todos en italiano- que Francisco pronunciará en los tres días de viaje, caracterizados por el encuentro con diversas realidades institucionales y sociales del país. Sin embargo, el corazón de todo el viaje será el encuentro con la pequeña comunidad católica, de unos 1.500 fieles.
"El Papa va a Mongolia para hablarles principalmente, le dirigirá palabras de aliento y de esperanza a esta hermosa realidad que ofrece una importante contribución en los campos de la vida humana", afirmó Bruni, recordando también las raíces de esa Iglesia que, de hecho, siguen vivas hoy, ya que existieron contactos con el mundo latino ya en 1200, y también un intercambio de cartas entre el emperador de entonces, hijo de Genghis Khan y el Papa Inocencio IV.
El nombramiento del primer obispo se remonta a principios del siglo XIV, cuando el imperio mongol incluía una parte de China; luego, con el paso de los siglos, la presencia de cristianos en la zona casi disminuyó, hasta desaparecer por completo durante los años del régimen comunista instituido en el siglo XX. Sin embargo, desde 1992, la Iglesia ha sido "readmitida" e "invitada a tener una presencia", revitalizada en los últimos treinta años por el grandioso trabajo de los misioneros, en primer lugar de los Misioneros de la Consolata, una congregación a la que pertenece el primer y único cardenal de Mongolia, Giorgio Marengo, prefecto apostólico de Ulán Bator, que recibió el capelo en el consistorio del año pasado.
Encuentro con la comunidad católica y con otras religiones
Teniendo en cuenta ese contexto histórico, pero también el presente de esta pequeña pero extendida Iglesia, muy activa en la sociedad -hasta el punto de que en los últimos meses se está estudiando un acuerdo entre la Santa Sede y Mongolia-, la misa central que celebrará el Papa será el 3 de septiembre en el Arena Estepa. A los 1.500 fieles residentes en Mongolia -el 90% de ellosen la capital-, se sumarán otros mil procedentes de varios países vecinos, entre ellos Rusia, China, Corea del Sur, Tailandia, Kazajstán, Kirguistán, Azerbaiyán y Vietnam.
También el domingo 3, el Papa presidirá un acto ecuménico e interreligioso en el Teatro Hun, del que participarán representantes del chamanimo, el sintoísmo, el budismo, el islam, el judaísmo, el hinduismo y otras confesiones. Un signo de la vocación a la convivencia pacífica que, subrayó Bruni, caracteriza al pueblo mongol desde hace décadas. En el mismo encuentro, también estarán presentes observadores gubernamentales y representantes del mundo universitario, informó el portavoz vaticano.
El programa
Ilustrando detalladamente el programa, Bruni informó que el Papa saldrá del aeropuerto de Fiumicino el 31 de agosto a las 18.30 y, en un vuelo de nueve horas y media, sobrevolará, entre otros países, Georgia, Azerbaiyán y China. La ruta aérea establecida no incluye Rusia. ''Por lo general, la ruta se elige dependiendo de cuál sea la más conveniente en ese momento. No sé que haya otros motivos", afirmó el portavoz vaticano. El pontífice aterrizará en Ulán Bator, en el aeropuerto internacional Chinggis Khaan, y será recibido por el Ministro de Asuntos Exteriores y por una joven, que le ofrecerá una taza de yogur seco, una comida típica del país.
El primer día estará dedicado a citas institucionales: por la mañana con las autoridades civiles, entre ellas el presidente Ukhnaagiin Khürelsükh y el primer ministro; por la tarde, con obispos, sacerdotes y misioneros consagrados. Este último encuentro tendrá lugar en la catedral, construida en el siglo XX, con una estructura que recuerda a la del Ger, donde se encuentra una estatua de la Virgen encontrada por una mujer entre la basura años atrás, luego entronizada y venerada como Madre del Cielo (Marengo consagró Mongolia a la Virgen el año pasado). La mujer que encontró la estatua entre la basura recibirá al Papa en la catedral, dividida en dos plantas, junto a otra mujer mongola, que le ofrecerá al Sumo Pontífice una jarra de leche envuelta en un pañuelo azul, otro regalo típico.
Además de los encuentros ya mencionados -durante los cuales el Papa realizará paseos en carritos de golf- el último día Francisco bendecirá e inaugurará la Casa de la Misericordia, un complejo escolar abandonado, ahora perteneciente a una congregación de monjas, een el cual ahora se les da cobijo a los pobres, a los sin techo, a los inmigrantes y a las víctimas de violencia doméstica. "Es bueno que el Papa concluya su viaje en ese lugar de amor", observó Bruni.
En la comitiva papal, estarán presentes el cardenal Luis Antonio Tagle, proprefecto de la Sección para la Primera Evangelización y las Nuevas Iglesias Particulares, del Dicasterio para la Evangelización; el cardenal Kurt Koch, prefecto del Dicasterio para la Unidad de los Cristianos; cardenal Miguel Ángel Ayuso, prefecto del Dicasterio para el Diálogo Interreligioso; y Silvina Pérez, laica, coordinadora de la edición española de L'Osservatore Romano.+