Aciera y el caso de la beba de Jujuy: "Fue una muerte despedazada de la vida"
- 24 de enero, 2019
- San Salvador de Jujuy
La Alianza Cristiana de Iglesias Evangélicas de la República Argentina (Aciera) manifestó su "repudio e indignación" por la cesárea prematura realizada en Jujuy a una niña de 12 años violada y que derivó en la muerte de la beba nacida con 6 meses de gestación. En un comunicado, consideró que no se trató de una "interrupción del embarazo" como dijo el gobernador jujeño, sino de la "muerte despedazada de la vida que está en el vientre de la madre".
Aciera, que representa a unas 15.000 iglesias del país, criticó que se haya privado a "una bebé en pleno desarrollo madurativo de las condiciones necesarias para gozar de una vida plena en el futuro" y que se la haya expuesto "con tan solo seis meses de gestación, a sufrir posibles secuelas de por vida".
La alianza evangélica cuestionó también la existencia de un "vacío legal", ya que "después de la semana 22 de embarazo el protocolo no contempla la práctica del aborto".
Asimismo, criticó al gobernador Gerardo Morales, "quien con su decisión de interrumpir el embarazo maltrató, alteró e imposibilitó la última etapa de formación" de la beba bautizada con el nombre Esperanza.
Aciera consideró que el término "interrupción" no se aplica al caso de Jujuy, al advertir: "En una interrupción de embarazo, no hay ninguna posibilidad de continuar con el mismo, por lo tanto es la muerte despedazada de la vida que está en el vientre de la madre".
"Esto es así en cualquier periodo de gestación, ni qué decir que en este caso llevaba más de 6 meses de gestación", aseveró.
Texto de la declaración
La Alianza Cristiana de Iglesias Evangélicas de la República Argentina (Aciera), como expresión de 15 mil iglesias en todo el territorio nacional, comunica su repudio e indignación, ante la cesárea prematura realizada a una niña de doce años, privando a una bebé en pleno desarrollo madurativo de las condiciones necesarias para gozar de una vida plena en el futuro. Se la expuso con tan solo seis meses de gestación, a sufrir posibles secuelas de por vida.
Este hecho que es de público conocimiento, ocurrido en la provincia de Jujuy, en el hospital materno infantil Dr. Héctor Quintana, nos debe llevar a la reflexión ante el agravante del fallecimiento de Esperanza el martes 21 de enero.
Si bien es cierto que las autoridades del gobierno jujeño, reconocieron el vacío legal existente, ya que después de la semana 22 de embarazo, el protocolo no contempla la práctica del aborto, creemos que siempre es mejor optar en favor de la vida desde el momento de la concepción.
Es evidente que la presión social ejercida por sectores del feminismo radical que promueven una cultura de muerte, ha influido en la decisión por parte de las autoridades de gobierno y de la justicia de llevar a cabo el parto fuera de término.
Sostenemos que la solicitud de postergar la cesárea de parte de quienes estamos a favor del cuidado de las dos vidas, no fue basada en un fundamentalismo, sino en la ciencia médica obstétrica a través del cual varios especialistas dieron a conocer las graves consecuencias que se ocasionarían ante la prematurez del parto y que posteriormente concluyera con la vida de la bebé.
Según dijo el gobernador en los medios él accedió al pedido de la abuela y de la niña de 12 años para interrumpir el embarazo y ordenó la cesárea en fecha y hora.
Consideramos que el término "INTERRUPCIÓN", no se aplica en estas circunstancias, ya que en una interrupción de embarazo, no hay ninguna posibilidad de continuar con el mismo, por lo tanto es LA MUERTE DESPEDAZADA de la vida que está en el vientre de la madre. Esto es así en cualquier periodo de gestación, ni qué decir que en este caso llevaba más de 6 meses de gestación.
El gobernador con su decisión MALTRATÓ, alteró, imposibilitó la última etapa de formación de Esperanza. Un acto inescrupuloso hecho y derecho, al que aborrecemos conmovidos por tan alto grado de desprecio por la vida, que bien podía ser la nieta del gobernador o la hija de los intervinientes sin escrúpulos ni respeto por el juramento hipocrático. Asimismo consideramos que el juez interviniente en la causa, debió haber tutelado el derecho supremo a la vida.
También repudiamos el acto de violación sufrido por la niña pre adolescente, el trauma que conlleva dicho flagelo. Por lo que nos solidarizamos con la menor y su familia, pidiendo a las autoridades que se haga justicia con la debida celeridad. Ya que cuando se trata de estos casos muy poco se pone el acento sobre quien cometió tal aberración.
La muerte de Esperanza debe llevarnos a reflexionar como sociedad, qué valor le damos a la vida, porque esta es la base del respeto a la dignidad humana, la igualdad de oportunidades y la protección hacia los más débiles.
Haberla privado a Esperanza de las condiciones óptimas para un nacimiento, que garantice una buena calidad de vida, como así también a la niña de doce años, es no haber respetado sus derechos, derechos que debieron ser defendidos por quienes dicen levantar la bandera de la sororidad.
Aciera lamenta profundamente el fallecimiento de Esperanza y se une a miles de argentinos que en esta hora expresan su dolor e indignación. Pero a la vez pedimos que se investigue el proceder de las autoridades que tienen en sus manos la conducción de dicha provincia, ya que no había ningún impedimento (esto dicho por especialistas) para esperar un tiempo prudencial que permitiera que se salvaran las dos vidas.
Aciera anima a toda la sociedad en favor de las dos vidas, a estar alertas en cada rincón del país para que se eviten actos como el ocurrido en Jujuy, brindando contención y acompañamiento a las mujeres que se encuentren en condiciones de vulnerabilidad.+