A la enorme ola celeste de la Argentina y del mundo
- 19 de enero, 2021
- Buenos Aires (AICA)
Luego de que el proyecto de ley de aborto fuera aprobado y promulgado, un joven miembro de Unidad Provida dirigió una carta "a la enorme ola celeste de la Argentina y del mundo"
El 29 de diciembre, el Senado de la Nación aprobó el proyecto de ley denominado “de interrupción voluntaria del embarazo”, que permite el aborto hasta la semana 14 de gestación.
La aprobación de la ley, que luego fue promulgada por el presidente Alberto Fernández, provocó en todo el país reacciones de los grupos y movimientos provida. En ese marco, Gustavo Mellado, miembro de Unidad Provida, dirigió una carta “A la enorme ola celeste de la Argentina y del mundo”, que fue publicada en Infobae.
En sus palabras, el joven llama a los defensores de la vida a hacer un recorrido por los últimos años, a recordar lo que fue sucediendo en el camino, y mencionó especialmente “a las víctimas de la violencia abortista”. Además, recordó que “nuestra Argentina necesita vida”, y animó a “construir la fuerza más potente y más vigorosa que puedan imaginar para poner de pie a nuestro país”.
“Mujeres ¡No aborten! No se dejen engañar por el proyecto más machista e hipócrita”, advirtió, recordando que el aborto nunca es la solución, que siempre nos destruye.
“El aborto no será ley porque empieza la revolución de la vida. No estamos solos. Estamos juntos. Somos millones. Somos la mayoría celeste. Somos los que luchamos con la verdad, con los pies en el barro, con la mano tendida, sin negociar nuestras convicciones. Somos la nueva Argentina que se une por los más indefensos, por los pobres, por las personas con discapacidad, por las mujeres y los niños por nacer”, afirmó.
Texto completo de la carta
A la enorme ola celeste de la Argentina y del mundo
El jueves el presidente Alberto Fernández promulgó la ley 27.610 de Legalización del Aborto en la Argentina. Estamos acá, juntos, viviendo una de las épocas más tristes de nuestra historia.
Tomate unos segundos para mirar nuestro Congreso. El Senado de la Nación aprobó el texto más macabro de la cronología de nuestro país: una ley hipócrita de descarte selectivo de las personas más indefensas. Nos cuesta creerlo. Hace dos años estuvimos celebrando la vida. Hoy, miramos atónitos a nuestro Presidente y nuestro Congreso firmar una sentencia de muerte.
Pero ahora mirá para atrás. Empezá a recordar todo lo que recorriste para defender la vida. Empecemos a recordar hace cuánto que estamos luchando para evitar esto. Y ahora está pasando.
Acordate también de todo lo que hicimos en el camino, de la cantidad de organizaciones que fundamos para ayudar a la gente, de la cantidad de amigos que conocimos, de la cantidad de cosas que logramos, de los niños y las mujeres que salvamos. Y de los que no.
Mirá al cielo y recordá a las víctimas de la violencia abortista: a Keyla Jones y su hijo, a Chiara Páez y su bebé; a Vero Camargo, su abuela, que lucha acá con nosotros, a María Rosa y Aylén que murieron en plena ciudad de Buenos Aires porque no llegó la ambulancia a la Villa 31. A Paz, a Esperanza y a Faustina, que las forzaron a nacer y a morir. A Micaela, que le quisieron hacer abortar a su hija Chloe pero que hoy viven felices. A Lorena, a quien obligaron a abortar. Y a todas las que forzaron para que sus hijos mueran en su vientre.
Nuestra Argentina necesita vida. Mucha vida.
Todos, juntos, vamos a construir la fuerza más potente y más vigorosa que puedan imaginar para poner de pie a nuestro país. Vamos a seguir dando todo para que se salven las dos vidas.
Porque, mirá a tu lado. Mirá todos los que estamos con vos. Mirá los millones que marcharon en el interior y no pudieron venir la madrugada del 30 de diciembre al Congreso. No estás solo, no estamos solos ¡Somos la comunidad más unida, numerosa y federal en nuestro país!
¿Y hasta dónde podemos llegar cuando compartimos tanto fervor por un ideal?
A vos, que sos joven y que te volcaste íntegro a la causa y pintaste banderas y pegaste afiches y ayudás en escuelas, comedores y asociaciones para asistir a las madres con embarazos en riesgo, no estás solo. Somos muchos.
A las mujeres de los barrios vulnerables, a las que están desamparadas, a las que sufren violencia: no están solas.
A Leandro Rodríguez Lastra y Tani Urraza, a los médicos, enfermeros, instrumentistas, vamos a luchar junto a ustedes por su libertad de conciencia. Vamos a acompañarlos en todos los juicios que sean necesarios. No se quiebren, vamos a estar juntos en esto.
A las provincias, a esta Argentina unida. No a la Argentina porteña y centralista, sino a la Argentina federal y participativa que levantó las banderas de sus más profundos valores y salió a las calles otra vez de celeste y atravesó miles de kilómetros marchando por la vida. Vamos a seguir juntos.
Por eso ahora séquense las lágrimas, abrácense y recuerden este nuevo amanecer, con toda la fuerza y con toda la esperanza porque son estos los días en que empieza una nueva etapa en la Historia Argentina.
Mirémonos: Estamos juntos. Con una herida abierta pero con las manos dispuestas a sanarla.
Nos hierve la sangre de fervor para actuar, pronto, rápido, inteligente y generosamente y empezar a trabajar para apelar a la Justicia y para volver a fortalecernos, provincia por provincia, para acrecentar el trabajo de las organizaciones provida y estar más cerca de los pobres y los más vulnerables y para salir a cuidar a todas las mujeres y sus hijos. Para darles una mano antes de que elijan el aborto y sanarlas después. Para acompañar a los médicos codo a codo en la lucha por su libertad.
Mujeres ¡no aborten! No se dejen engañar por el proyecto más machista e hipócrita. No busquen médicos abortistas: para todos ellos la vida no tiene valor. Si algo vamos a aprender como sociedad ahora, a partir del dolor y la tragedia que vamos a vivir, es que el aborto nunca es la solución, que siempre nos destruye.
La mayoría de la Argentina es provida, se vio en las calles, en las encuestas. Cuando la gente votó, el Senado fue celeste. Para que la ley se promulgara, Senadores que hicieron campaña por las dos vidas dieron vuelta su voto. Así se niega la democracia. Un aviso a esos senadores y diputados que traicionaron a su gente: empiezan a ser parias en su tierra; no importa los favores políticos que hayan aceptado, de la traición no se vuelve. No los votará nadie.
El aborto no será ley porque empieza la revolución de la vida.
No estamos solos. Estamos juntos. Somos millones. Somos la mayoría celeste. Somos los que luchamos con la verdad, con los pies en el barro, con la mano tendida, sin negociar nuestras convicciones.
Somos la nueva Argentina que se une por los más indefensos, por los pobres, por las personas con discapacidad, por las mujeres y los niños por nacer.
En 2018 fuimos un faro para el mundo. Cometieron una gran equivocación: nos dieron dos años para conocernos, para mirarnos a los ojos. Sabemos quiénes somos. Y sabemos que juntos somos imparables.
Al 2020, uno de los peores años por virus, por pandemia, por una pésima gestión de la cuarentena y de la economía, lo cerraron sembrando muerte.
Este 2021 será para los argentinos el año de la Vida, de la Familia, de los ciudadanos comprometidos que van a transformar nuestra tierra desde abajo. Y vamos a volver como sea, una y otra vez al Congreso. Y lo vamos a transformar, desde afuera y desde adentro. Por todos lados, vamos a defender la vida de todos y cada uno de los argentinos.
Esta ola celeste que avanza tomó con fuerza a Latinoamérica y nos está uniendo más que nunca. Hay organizaciones en cada uno de los países del continente y el color del cielo llegó también a Europa. Y en el Congo usan el pañuelo celeste. En todos lados, todas las geografías. ¿Qué se siente ser parte de un movimiento mundial que comenzó en la Argentina? ¿Qué se siente ser parte de la revolución de la vida?
Vamos a volver pronto a cantar Victoria sobre la Muerte.+