A imagen de San Antonio, Mons. Collazuol llamó a ser testigos del Evangelio
- 14 de junio, 2022
- Concordia (Entre Ríos) (AICA)
El obispo de Concordia, monseñor Luis Collazuol, celebró el 13 de junio una misa en honor de San Antonio de Padua, patrono de la ciudad de Concordia y de la catedral.
Con una misa presidida por el obispo, monseñor Luis Armando Collazuol, la ciudad de Concordia y la catedral San Antonio de Padua celebraron este lunes 13 de junio a su patrono.
En su homilía, el obispo señaló que “solamente lo que tiene raíces permanece”, y en ese sentido se refirió a la celebración de San Antonio de Padua, que “nos remite a nuestras raíces cristianas”, a 265 de la presencia de su imagen y la devoción en la región. “Su conmemoración ilumina y anima también hoy los caminos de nuestras vidas, de la santidad y de la evangelización”, afirmó.
“Antonio fue franciscano; el testimonio de su pobreza enriquece el espíritu. Fue ardiente predicador misionero; la escucha de sus enseñanzas enciende la sabiduría del Evangelio y mueve los corazones a la conversión. Fue reconocido como santo por el pueblo; la admiración de su vida invita a imitar la alegría de la santidad. Tras su muerte, la Iglesia proclamó pronto a Antonio como santo en la gloria del Reino celestial; la invocación de su intercesión ante el Padre Dios en nuestras necesidades y angustias sostiene nuestra esperanza”, repasó.
“Celebramos 265 años de la presencia de San Antonio entre nosotros, no de una imagen sino del espíritu y la vida que ella representa”, señaló, desde la época del fuerte militar español, pasando por la pequeña población ribereña de la actual Concordia, hasta convertirse en el santo patrono de la Villa de Concordia, donde su imagen fue entronizada por el padre Mariano José del Castillo. Finalmente, su presencia en el templo que hoy es catedral.
“La presencia de nuestra querida Madre, la Virgen María, también está en las raíces de nuestro ser regional. En las cercanías de la actual ciudad de Federación, en la estancia de Concepción del Mandisoví, fundada hace 245 años por don Juan de San Martín, gobernador de Yapeyú, se levantó por entonces una humilde capilla donde se veneraba una imagen de la Pura y Limpia Concepción de la Virgen María. El gobernador la había hecho llevar hasta allí. Es la imagen querida y venerada de la Virgen que se encuentra hoy en el templo parroquial de la ciudad de Federación”, destacó.
“Alrededor del casco de aquella estancia y de su capilla se fue instalando el poblado de Mandisoví, primer asentamiento de lo que hoy es Federación. Desde entonces, María Inmaculada acompaña la vida de fe del pueblo cristiano en estas tierras del noreste entrerriano”, añadió.
“En torno a estas dos presencias, la de San Antonio en el Salto Chico y la de la Pura y Limpia Concepción en Mandisoví, se gestaron, nacieron y crecieron los primeros núcleos poblacionales en la región, que, desarrollados y multiplicados, constituyen hoy nuestro terruño con su gente, su cultura, su religiosidad, sus tradiciones y sus esperanzas”.
El obispo aseguró que la historia no sería suficientemente comprendida sin la referencia a estas dos presencias fundacionales. En ellas, afirmó, “hay algo del código genético de nuestra identidad como sociedad y como diócesis. Allí están nuestras raíces, cuya savia debe continuar vivificándonos y dando energías para hoy evangelizar y trabajar por el bien común de la sociedad. Allí encontramos los valores de fe, familia y trabajo que animaron a tantos de los que hicieron nuestra historia regional. Son valores que brotan de las raíces de nuestra fe cristiana, pero también de la fe de hermanos de otras confesiones religiosas y del sentir humanista de tanta gente de buena voluntad”.
“Como en un bosque, solamente lo que tiene raíces permanece… y crece”, sostuvo.
Por eso, aseguró: “Alimentados por esas raíces queremos seguir creciendo de un modo fraterno, justo y solidario como ciudad y como sociedad; queremos seguir creciendo en comunión, participación sinodal y misión como comunidad cristiana y como diócesis. Anhelamos crecer sin cortar con nuestras raíces, porque el árbol talado muere”.
“Antonio nos muestra rumbos. Fue un hombre gozoso de ser el pregonero de los dones del amor de Dios a través de su predicación”, valoró.
“Como Antonio fue testigo del Evangelio con su vida, su predicación y sus obras, cada uno de nosotros también, ante el desafío de la Nueva Evangelización, ha de ser testigo del Evangelio, es decir, testigo de la luz y del amor de Cristo. Esta es la perenne presencia de la misión de Antonio de Padua”, exhortó.+