En su discurso a los miembros de la Academia Pontificia de Ciencias Sociales, destacó la dignidad humana de las personas discapacitadas y con capacidades diferentes.
El obispo de San Isidro exhortó a no perder la "sensibilidad cristiana verdadera" mirando para otro lado, y advirtió sobre el riesgo de "pactar, casi sin darse cuenta, con la cultura del descarte".
El Papa reflexionó sobre los "bienaventurados", invitando a aprender de los pobres de espíritu, que reconocen el bien que viene de Dios y atesoran lo que reciben sin desperdiciarlo.
El Papa animó de este modo a los miembros de la Fundación Italiana para el Autismo y destacó su contribución valiosa, mediante gestos y acciones concretas, a la lucha contra la cultura del descarte.