Intendenta Municipal,
Todas las autoridades presentes
Hermanas y hermanos
El Congreso de Tucumán comenzó el 24 de marzo de 1816, y lo primero que hicieron los asambleístas fue dirigirse al Templo de San Francisco donde asistieron a la Misa del Espíritu Santo, para implorar sus luces divinas y su auxilio. La oración patriótica estuvo a cargo del diputado por Catamarca el sacerdote Manuel Antonio Acevedo. Al día siguiente de la Declaración de la Independencia, los congresistas participaron de la Misa de acción de gracias, y el sermón lo tuvo el diputado por La Rioja, el sacerdote Pedro Ignacio de Castro Barros.
Esta mañana no sólo venimos a cantar a Dios, alabándole y dándole gracias. Hoy venimos como CAMINANTES, o sea, como miembros de un pueblo que camina en la esperanza. A Don Atahualpa Yupanqui le gustaba decir: “El hombre es tierra que anda”. En un verso dice: “Es mi destino / piedra y camino”.
No olvidamos de dónde venimos, somos un pueblo con raíces. Queremos hacernos cargo de este presente doloroso, azotado por la gran tempestad de la pandemia, mirando el futuro con esperanza. Extendemos nuestras manos para unirnos a los que suplican por el pan y el trabajo, sedientos de justicia y de paz.
Hoy el mundo sufre la desgarradora realidad de las guerras, la falta de pan en las mesas que ya en ciertas partes del planeta se transforma en hambruna, y en tantos lugares se reclama la falta de trabajo.
El evangelio que escuchamos nos presenta a Jesús lleno de compasión. Todos lo seguían porque los recibía, los aliviaba de sus dolores, y porque era misericordioso con ellos. ¡Cuánto nos enseña Jesús en estos momentos de nuestra nación! Salir al encuentro de los sufrientes, sostenerlos, comprenderlos, ayudarlos a llevar sus cruces, animarlos a construir juntos nuestro destino.
Pan
“Todos recordamos la multiplicación de los panes. Sus sentimientos de profunda comunión con el dolor y la angustia de Ja multitud se actualizan cada vez que un sector del mundo sufre. "Siento compasión de la gente, porque hace tres días que permanecen conmigo y no tienen qué comer. Y no quiero despedirlos en ayunas, no sea que desfallezcan en el camino" (Mateo 15, 32). Del sentimiento pasa a la acción y sacia el hambre de esa multitud. Pero reclama la colaboración de un grupo de voluntarios, los que le seguían más de cerca. Y exige de todos, una parte de lo que consideran suyo, en la persona de quien puso a disposición de los hambrientos los panes y pescados que llevaba. Dios sigue siendo providente, sigue siendo todopoderoso. Pero ·también sigue reclamando nuestra participación. Nos hace instrumentos de su milagroso poder que multiplica el pan de los pocos para solucionar el hambre de los muchos”. (Novak, 30 de agosto de 1981)
Durante la pandemia de la que no terminamos de salir, experimentamos lo valioso del don de la vida, la cual estuvo tan amenazada y muchos experimentamos el dolor de la muerte de seres queridos. ¡Cuántos heroicos servidores salieron a aliviar tanto dolor! Profesionales de la salud, agentes sanitarios de todo tipo, los llamados “esenciales” se mantuvieron firmes en sus puestos de trabajo, movidos por su exquisito amor al prójimo, y, hasta veces, no bien reconocidos en sus esfuerzos. ¡No olvidaremos tanta entrega! A la asistencia del Estado se unió la genialidad de la solidaridad de tantas personas, muchas de ellas también necesitadas, para ayudar en los comedores y merenderos, cocinando, llevando las viandas, desafiando la inclemencia del tiempo, para que todos puedan tener lo necesario para pasar el día.
Trabajo
La caridad no es la única solución del actual problema social. También debe darse la justicia.
“El trabajo, en efecto, es la base sobre la cual se construyen en toda comunidad la justicia y la solidaridad. Por eso, dice el Papa Francisco, «no debe buscarse que el progreso tecnológico reemplace cada vez más el trabajo humano, con lo cual la humanidad se dañaría a sí misma. El trabajo es una necesidad, parte del sentido de la vida en esta tierra, camino de maduración, de desarrollo humano y de realización personal». Tenemos que unir las ideas y los esfuerzos para crear las condiciones e inventar soluciones, para que todo ser humano en edad de trabajar tenga la oportunidad de contribuir con su propio trabajo a la vida de la familia y de la sociedad”.
“Es necesario asegurar y sostener la libertad de las iniciativas empresariales y, al mismo tiempo, impulsar una responsabilidad social renovada, para que el beneficio no sea el único principio rector”. (Francisco, Mensaje del 1° de enero del 2022).
Paz
Todavía hoy, el camino de la paz, que san Pablo VI denominó con el nuevo nombre de desarrollo integral, permanece desafortunadamente alejado de la vida real de muchos hombres y mujeres y, por tanto, de la familia humana, que está totalmente interconectada. A pesar de los numerosos esfuerzos encaminados a un diálogo constructivo entre las naciones, el ruido ensordecedor de las guerras y los conflictos se amplifica, mientras se propagan enfermedades de proporciones pandémicas, se agravan los efectos del cambio climático y de la degradación del medioambiente, empeora la tragedia del hambre y la sed, y sigue dominando un modelo económico que se basa más en el individualismo que en el compartir solidario. Como en el tiempo de los antiguos profetas, el clamor de los pobres y de la tierra sigue elevándose hoy, implorando justicia y paz. (Francisco, ídem)
Desde Quilmes nos unimos a todo el pueblo argentino para comprometer nuestros esfuerzos para ser instrumentos de justicia, de amor y de paz, y así gozar de la verdadera libertad que soñaron nuestros mayores.
Mons. Carlos José Tissera, obispo de Quilmes