Martes 24 de diciembre de 2024

Con la bajada de la Virgen, inician los festejos de la patrona de Catamarca

  • 30 de noviembre, 2020
  • San Fernando del Valle de Catamarca (AICA)
El obispo de Catamarca, monseñor Luis Urbanc, presidió este 29 de noviembre, la ceremonia en la que se realizó la bajada de la imagen de la Virgen del Valle desde el camarín hasta el presbiterio.
Doná a AICA.org

La Iglesia de Catamarca dio inicio a las fiestas de la Virgen de Valle, en preparación para la clausura del Año Mariano Nacional que tendrá lugar el próximo 8 de diciembre. Con un fuerte llamado a la vida, se realizó la solemne bajada de la imagen de la Virgen del Valle desde el camarín hasta el presbiterio, en la tarde del domingo 29 de noviembre.

La ceremonia fue presidida por el obispo diocesano, monseñor Luis Urbanc, quien llevó en sus brazos la imagen cuatro veces centenaria, que luego fue depositada en las manos del rector del santuario, presbítero Gustavo Flores, quien por primera vez la colocó en el trono festivo totalmente remozado para el Año Mariano Nacional.

El acto se desarrolló sin la presencia de fieles y cada hogar de Catamarca y del país pudo seguir la celebración a través de las redes sociales. Cientos de mensajes se sucedieron a lo largo de la transmisión, manifestando el sentir del pueblo de Dios hacia Ella.

Participaron de esta emotiva ceremonia autoridades provinciales y municipales, encabezadas por el gobernador, licenciado Raúl Jalil; y el intendente de San Fernando del Valle de Catamarca, doctor Gustavo Saadi; legisladores, judiciales y de las fuerzas de seguridad. También estuvieron presentes servidores del santuario y medios de comunicación social.

Luego del rezo del rosario, monseñor Urbanc, pronunció su mensaje, en el que, al comienzo, se dirigió a la Virgen patrona: “Queremos agradecerle los 400 años de presencia tierna, fiel y amorosa, que movilizó a numerosos hermanos y hermanas a lo largo y ancho del país, y cuya maternal protección la experimentamos en la pandemia que aún nos aflige, pero que nos va dejando preciosos frutos de fe, esperanza, caridad, paciencia, solidaridad, piedad, vida en familia”.

Seguidamente, destacó el cuidado de la vida: “Quiera, y nos consiga la Madre de Dios, la gracia de que los legisladores escuchen el clamor de millones de argentinos y, sobre todo, el grito silencioso de los niños y niñas en gestación que quieren vivir y gozar del amor de los padres que los concibieron y de toda una sociedad que quieren conocer, amar y servir. Roguemos para que cada argentino y cada argentina jamás crea que tiene derecho a disponer de la vida de otro”. 

El obispo catamarqueño también se refirió al texto del Evangelio, “que nos exhorta a la vigilancia, a estar prevenidos y preparados para recibir al Señor que vendrá el día y la hora menos pensada y nos pedirá cuentas de nuestros actos. No lo olviden, Dios es misericordioso y justo. Estos atributos divinos no son opuestos, sino complementarios. No se conciben el uno sin el otro. Dios dejaría de ser dios si dejara de juzgar a cada uno según sus obras, puesto que nos ha dotado de libertad, elemento fundamental para poder ir a juicio, ya que nos hace responsables de nuestros actos, y deberemos dar cuenta de ellos, e incluso de los que por negligencia o despecho dejamos de hacer”.

“Los invito a que junto con nuestra Morena Madre del Valle proclamemos que el Señor es nuestra Luz y nuestra salvación, que Él es el baluarte de nuestras vidas. Que buscaremos siempre habitar en su casa, todos los días de nuestra vida, para poder gozar de su ternura contemplando su rostro; de manera que, nuestra esperanza se vea colmada en la morada eterna. ¡Esperemos en el Señor, seamos valientes, tengamos ánimo, confiemos en el Señor!”, sostuvo luego.

Finalmente, se dirigió a los devotos y peregrinos virtuales: “Adentrémonos con ánimo bien dispuesto en esta novena en honor a nuestra Madre Celestial, que coincide con un nuevo año litúrgico, y que con las cuatro semanas de Adviento nos preparará a rememorar la primera venida de nuestro Salvador Jesucristo, y, a la vez, para estar bien dispuestos a recibirlo en su segunda y definitiva venida en la hora de nuestra muerte, de la que nadie sabe cuándo acaecerá”.+