'Una fe que arda por dentro y brille a nuestro alrededor', pidió el Papa a religiosas

Las Pequeñas Hermanas Misioneras de la Caridad, fundadas por San Luis Orione, fueron recibidas por el Papa Francisco con motivo del Capítulo General que están celebrando en Roma.

Los consagrados son ‘samaritanos’ con las mangas arremangadas, recordó este jueves 25 de mayo el Papa Francisco a las participantes en el Capítulo General de las Pequeñas Hermanas Misioneras de la Caridad, fundadas por San Luis Orione, a las que recibió en el Vaticano. 

El Papa perfila una vez más la vocación del consagrado: La llama de una fe ardiente, no el pequeño fuego de una intimidad humeante. Y que ilumine todo alrededor, derramando calor, ternura, fraternidad, no la fría eficacia de una organización en la que todo funciona menos dejar ver y tocar a Cristo”. 

A partir de las palabras del fundador de las Hijas de Don Orione, Francisco desarrolló sus consideraciones, por "tres caminos fundamentales", recuerda, indicados por el santo piamontés: "Estar unidos a Jesús, cercanos a los hermanos y activos en el servicio".

Para un religioso, la unión con Cristo es un "valor fundamental" especificado por el Concilio, que equipara a los consagrados a los primeros discípulos.

No se trata de cultivar en la vida espiritual y apostólica, intimidades humeantes y estériles, ni de transformarse en "cuadros corporativos eficientes" en la dirección de las obras. Se trata más bien de hacer nuestro el modo de vida de Jesús, dejándolo cada vez más actuar en nosotros, abandonándonos a él.

Por eso, reitera el Papa, tener “una fe que arda por dentro y brille a nuestro alrededor”. Y "como madres -subraya refiriéndose a las religiosas- el mayor regalo que pueden hacer a los hijos que Dios les encomienda es transmitirles su amor tierno y apasionado por Jesús".

Tengan, pues, siempre, entre ustedes y hacia los demás, un sentido de ternura maternal, nunca de frialdad. Y si alguna vez se hace sentir esta dolencia del corazón, ahuyéntenla inmediatamente, con pensamientos, palabras y gestos de acogida y bondad. Bien sabemos que un trozo de pan compartido con una sonrisa es mejor que un plato quizás refinado, pero insípido de amor.

Madres creativas
En cuanto a la enseñanza de don Orione de "trabajar duro", los pobres y "los afligidos de todo mal y dolor", como le gustaba decir al fundador, son y siguen siendo los primeros en ser buscados y beneficiados por la atención y la ternura, como una madre hace con sus propios hijos que, apuntó Francisco, "sabe inventar soluciones y remedios inesperados, incluso ante situaciones difíciles o ante la incomprensión de los demás".

Sobre todo, esto es lo que hace que los niños se sientan “en casa”, seguros, aceptados más allá de sus capacidades, éxitos, condiciones sociales, orígenes y filiación religiosa, porque una madre ama a todos, no hace diferencias. Por vocación ustedes se definen como una "congregación samaritana": ¿y quién es más "samaritano" para sus hijos que una madre? Ve, siente sus heridas, se detiene, las cura y finalmente las deja seguir su camino.+