Viernes 15 de noviembre de 2024

Un grupo de jóvenes recibió una introducción a la teología y la cultura ucranianas

  • 2 de febrero, 2024
  • Buenos Aires (AICA)
Participaron más de 30 de jóvenes de distintos puntos del país. El curso, realizado en Misiones, fue organizado por el instituto "Patriarca Josyf Slipyj".
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Más de 30 jóvenes de distintos puntos del país asistieron al 37º Curso de Introducción a la Teología y Cultura Ucraniana, denominado “Ucrainística”, que se llevó a cabo durante el mes de enero en la provincia de Misiones.

El curso fue organizado por el instituto “Patriarca Josyf Slipyj”, dependiente de la eparquía de la Iglesia Greco-Católica Ucraniana en la Argentina. Durante 15 días, las actividades se desarrollaron en la Iglesia San Pedro y San Pablo, donde los jóvenes recibieron clases teóricas y prácticas y charlas, además de asistir a reproducciones a través de medios audiovisuales, mientras que también participaron de juegos de integración, excursiones, ceremonias litúrgicas y momentos de oración.

La formación estuvo a cargo de los docentes Mariana Pezuk, Natalia Koroluk, Tatiana Poplawski, Víctor Basterretche, Gabriela Pezuk, el diácono Marcos Rozicki, Liliana Schwiderke, Jorge Luis Gómez, Irina Ferreyra, el licenciado Carlos Titus Peczak, Renato Kurrle y el seminarista Ezequiel Detteren. También formaron parte de la instrucción los sacerdotes Marcelo Klekailo y Nazariy Kashchak, junto con las religiosas de la Orden de San Basilio Magno, Adriana Barszczuk y María Elena Dutka.

El director del curso y párroco de la catedral Santa María del Patrocinio en Buenos Aires, presbítero Nazariy Kashchak, explicó que la enseñanza de la cultura, la lengua y la teología ucranianas “implica defender ese valioso tesoro que trajeron nuestros abuelos desde su patria amada”. 

Y agregó: “A pesar que el país está pasando por una situación desesperante, entendemos que la cultura es una herramienta poderosa para resistir los efectos de la guerra y para mantener viva la esperanza de un futuro mejor”.

Por otra parte, indicó que las enseñanzas transmitidas siempre fueron recibidas con “mucha fuerza y entusiasmo por los estudiantes” y que el hecho de que “el país se encuentre en guerra actualmente nos llama a todos a aprender y, además, a dar a conocer y a defender las tradiciones, el idioma y la cultura”. “Los participantes del curso mostraron interés y atendieron a todos los conocimientos que pudieran adquirir en estas dos semanas. También recibieron la orientación para poder interpretar todo lo que suceda”, señaló.

En tanto, aseguró que el propósito es también aquí “marcar y destacar la importancia de la información que debe llegar a los chicos que vienen a estudiar la cultura, el idioma, materias humanísticas, filosóficas y teológicas, que tengan el conocimiento y la apertura, sobre la magnitud de la guerra que sucede en Ucrania”.

Difundiendo, fomentando y defendiendo una cultura milenaria
El objetivo del curso -manifestó Kashchak- “desde sus comienzos, hace 37 años, sigue siendo el mismo: difundir, fomentar y defender una cultura milenaria y un idioma con historia como lo es el ucraniano, a base de los valores religiosos de la Iglesia Greco-Católica Ucraniana”.

Acompañado del director Académico, Víctor Basterretche y de la secretaria, Irina Ferreyra, Kashchak sostuvo que, en la Argentina, la Eparquía Greco-Católica Ucraniana se encuentra en contacto constante con sus feligreses y trabaja conjuntamente con el Instituto Josyf Slipyj. y por la tradición que proviene de años”.

Además, Kashchak, destacó que los jóvenes que asisten al curso “deben ser conscientes de que su participación en este encuentro implica cierto sacrificio, entrega y compromiso, teniendo en cuenta que son dos semanas de estudio intensivo, durante las que conviven con personas de diferentes puntos del país que convergen aquí para aprender, renovar sus conocimientos y enseñar lo que saben”.

En referencia a los costos para la realización del curso, el equipo organizador del curso aclaró que, si bien se cobra una inscripción, “esa contribución no es suficiente para afrontar los gastos de alimentación durante las jornadas en las que se lleva a cabo el encuentro, por lo que siempre es necesaria y bienvenida la colaboración de personas de buena voluntad y de instituciones públicas y privadas que acercan su ayuda”. 

Estudio intenso y compañerismo
Por su parte, Gonzalo Kalanavicius, quien realizó el primer año del curso, explicó: “La verdad es que fue una experiencia increíble y, como dice el dicho, el saber no ocupa lugar. Mi abuelo, Basilio Argentino Lesiw, siempre me inculcó aprender acerca de la cultura ucraniana que, desde chiquito, me llamó mucho la atención. Ahora entiendo que es importante conocer nuestras raíces y no olvidar la cultura de nuestros antepasados”.

Luego, el profesor Peczak señaló que, “una vez más, gracias a Dios, pude participar del curso, como lo hago desde enero de 1990, con los primeros directores: el doctor Miguel Wasylyk, y las licenciadas María y Eugenia Lytwyn. A lo largo de su historia cada uno de estos cursos de verano tuvo sus características particulares y solo dejaron de dictarse durante la pandemia”. 

Recordó también que los jóvenes que asisten al curso “tienen una entusiasta participación y en la mayoría de los casos regresan, porque el clima que se genera entre ellos es de una sincera amistad. Lo mismo sucede entre los profesores. Cuando se acerca enero, se renueva el compromiso de acompañar a los entusiastas jóvenes en los desafiantes veranos misioneros”. 

Finalmente, los organizadores agradecieron a la comunidad, especialmente al equipo de cocina -dirigido por la hermana Rosana-, y a los integrantes de la comisión económica y demás laicos comprometidos en la realización de los cursos.+