Tucumán celebró al Señor de la Salud
- 12 de noviembre, 2021
- San Miguel de Tucumán (AICA)
Como cada 10 de noviembre, el pueblo tucumano celebró esta antigua devoción en agradecimiento al Señor de la Salud "por salvarlos de la peste del cólera" en 1886 y 1887.
El pueblo tucumano celebró el miércoles 10 de noviembre la fiesta del Señor de la Salud, con una misa solemne y procesión presididas por el cardenal Luis Héctor Villalba. La Eucaristía se celebró en la Basílica Nuestra Señora de la Merced.
En su homilía, el cardenal explicó que “la compasión de Jesús hacia los enfermos y sus numerosas curaciones son un signo de que el señor es médico. Así, Él dijo en el Evangelio de Marcos: ‘No son los sanos los que tienen necesidad del médico, sino los enfermos’”.
En ese sentido, agregó: “Nosotros sabemos, por el Evangelio, que Jesús pasaba horas curando a los enfermos” y mencionó algunos pasajes como la curación de la suegra de Pedro, o del ciego Bartimeo.
Y profundizó: “Así como Jesús le dedicó un largo tiempo a anunciar el Evangelio, también le dedicó un largo tiempo a curar a los enfermos. Y, de los siete sacramentos que nos dejó, uno es la unción de los enfermos, y está destinado a confortar a los atribulados por la enfermedad”.
Por último, expresó que “Jesús es médico del cuerpo y de las almas, nos da la salud física y la salud espiritual” y concluyó: “Jesucristo es nuestro único salvador. Jesús muere en la cruz para alcanzarnos el perdón de los pecados, para darnos la salvación”.
Historia del Señor de la Salud
Una antigua devoción tucumana tiene al Señor de la Salud como el protector contra toda enfermedad corporal y espiritual. Es una de las devociones más antiguas del Norte argentino. Un Cristo crucificado, adquirido por la Orden mercedaria y traído desde Potosí (1754), es ahora custodiado en la Basílica de la Virgen de La Merced, en uno de sus altares laterales.
Entre noviembre de 1886 y febrero de 1887, San Miguel de Tucumán fue acechada por una de las peores epidemias que vivió la Argentina. El cólera mató a 6 mil personas, un tercio de la población total de la ciudad. La feroz epidemia se había iniciado en el Litoral, y luego llegó a la ciudad de Córdoba. Por tal motivo, Tucumán puso al Señor de la Salud en el centro de todas las rogativas por los enfermos y necesitados. El párroco, presbítero Luis Alfaro, hizo sacar en procesión la imagen del crucificado Señor de la Salud, para rogar el cese del cólera y al poco tiempo, la epidemia frenó milagrosamente su expansión.
En 1888, el distinguido doctor Luis F. Aráoz y su esposa, Carmen Reto, donaron la aureola que rodea y corona la sagrada imagen del Señor crucificado. También fueron ornamentados los extremos de la cruz con unas punteras de plata y cubiertas con piedra amatista las cabezas de los clavos, en manos y pies del Señor.+