Viernes 15 de noviembre de 2024

Tribunal Interdiocesano: Cinco años de apostolado sostenido en una profunda espiritualidad

  • 11 de junio, 2021
  • Lomas de Zamora (Buenos Aires) (AICA)
A cinco años de la creación del Tribunal Interdiocesano de Lomas de Zamora, San Justo y Gregorio de Laferrere, la revista Eclesia publicó una entrevista al juez y vicario judicial del Tribunal.
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A cinco años de la creación del Tribunal  Interdiocesano que une las diócesis de Lomas de Zamora, San Justo y Gregorio de Laferrere, el juez y vicario judicial del Tribunal, presbítero Federico Guillermo Wechsung, párroco de María Auxiliadora, de Lomas de Zamora, brindó una entrevista a Revista Eclesia.

En la nota, el sacerdote recordó el origen del Tribunal, recorrió el camino transitado en estos años y mencionó los desafíos que quedan por delante.

-En el 5° aniversario de la constitución del Tribunal Interdiocesano, padre Wechsung, ¿cuál fue su origen? ¿Qué lo impulsó?
-El hecho que motivó a los obispos considerar la constitución de nuestro Tribunal fue a partir del Motu Proprio del papa Francisco “Mitis Iudex Dominus Iesus” (El Señor Jesús, juez clemente) por el cual se incorporaron reformas en el proceso de nulidad matrimonial. Pero hay que tener muy en cuenta el documento de 94 puntos que fuera resultado del Sínodo de la familia convocado por el Papa donde se abordaron los desafíos pastorales de la familia en el contexto de la evangelización. Gracias a Dios se cumplieron ya 5 años del Tribunal Interdiocesano creado el 3 de junio del 2016, en la solemnidad del Sagrado Corazón de Jesús y en el marco del Año Jubilar de la Misericordia. Podemos decir que es un camino de respuesta pastoral, de comprensión y de esperanza para proclamar la misericordia de Dios.

-¿Cómo fue el camino hacia la creación del Tribunal?
-Fue una expresión sinodal entre algunos obispos de la región que buscaron una respuesta pastoral en común y tuvieron un prudente camino de diálogo, discernimiento y decisión en un ámbito de comunión. Como sucedió en otros lugares de Argentina y del mundo, a partir de la Mitis Iudex Dominus Iesus de Francisco, los obispos de las diócesis de Lomas de Zamora, San Justo y Gregorio de Laferrere consideraron necesario para aplicar interdiocesanamente las reformas del Papa, desistir de la competencia del anterior Tribunal competente y elevar a la Santa Sede para su aprobación el decreto de creación de un nuevo Tribunal más próximo en nuestras diócesis para causas de nulidad matrimonial. Posteriormente, la Signatura Apostólica, al aprobarlo, indicó se extienda su competencia para todas las causas, con excepción de las reservadas.

-¿Cómo fue su conformación?
-El grupo de obispos constituyó un Tribunal Interdiocesano conformado por las tres diócesis. Estaban los obispos diocesanos monseñor Lugones, monseñor Gabriel Barba (entonces obispo de Gregorio de Laferrere) y monseñor Eduardo García (San Justo) junto con los entonces obispos auxiliares de Lomas, monseñor Jorge Vázquez y monseñor Jorge Torres Carbonell. Acordaron que nuestro obispo, monseñor Lugones cumpla la función de Moderador del Tribunal designando para su organización y funcionamiento al vicario judicial, dos vicarios judiciales adjuntos, y sucesivamente se sumaron para oficios necesarios como jueces, promotores de justicia, defensores del vínculo, instructores, notarios, abogados y peritos, mayoritariamente egresados de la Facultad de Derecho Canónico de la UCA o capacitados en cursos locales de la Facultad de Abogacía de la UNLZ. De modo que funciona una sala en cada diócesis dentro de la comunión de un mismo Tribunal Interdiocesano.

-Aprobado el Tribunal, ¿cuál fue su camino de organización?
-Fue un itinerario comunional para aplicar las reformas del Papa. Un camino con diversas etapas, metas y objetivos que requirieron discernimiento, tiempo y dedicación. Al inicio, nos remitieron las precedentes causas que estaban en Buenos Aires en sus actos preliminares, las cuales se resolvieron en el plazo de un año y que implicó un trabajo intensivo, coordinado y mancomunado. Se incorporaron las comisiones prejudiciales, que fue una de las novedades en las reformas de Francisco. Debíamos conformar un equipo de trabajo pastoral, por lo cual urgía capacitar profesionales para proveer a diversos oficios. Por ello, se organizaron localmente capacitaciones para abogadas y abogados en la Facultad de Derecho de la Universidad Nacional de Lomas de Zamora y de ahí se incorporaron al Tribunal profesionales que prestan generosamente su servicio pastoral. Se promovió la participación en cursos de la UCA. Este servicio, subrayamos, es un carisma eclesial. El carisma es recibido como un don puesto al servicio comunitario. En 1° Cor. 12-14 se clarifica que los carismas están dados para la edificación del Cuerpo místico. En consecuencia, para discernir el buen uso o la real necesidad de un carisma se observan sus efectos eclesiales. El carisma, no es privativo de la persona que lo vive, es atribuido a la Iglesia y, por lo tanto, siempre se requiere el auxilio de la docilitas. Así, con la creación del Tribunal y la aplicación de la reforma en nuestro tribunal se resolvieron 93 causas y hay otras doce en instrucción.

-Por último, ¿qué se puede subrayar de este nuevo aniversario del Tribunal?
-Sugiero dos puntos a tener en cuenta en este servicio que la Iglesia realiza. Primero, “un apostolado sostenido en una profunda espiritualidad”: evocando a San Pablo, nos urge la caridad de Cristo conscientes de que en cada expediente hay fieles que transitan un camino de esperanza. Rige una legislación, reformada por Francisco, evangélicamente motivada, clara y precisa, que no admite procederes discrecionales. Y segundo, “memoria agradecida”: Este 5° aniversario es una renovada oportunidad para alabar a nuestro Padre providente, que en Jesús se hace rostro de misericordia. Subrayamos el ánimo pastoral de las inspiradas y oportunas reformas procesales del papa Francisco. Finalmente, con afecto fraternal, expresamos una humilde valoración, gratitud y aliento hacia los miembros del Tribunal Interdiocesano por el entusiasmo, la alegría evangélica y el servicio silencioso por los cuales, a pesar de los humanos límites, procuran ofrecer un apostolado de caridad “Misericordiosos como el Padre”.+