Sugerencias papales para la misión de los Clérigos Regulares Teatinos
- 15 de enero, 2022
- Ciudad del Vaticano (AICA)
Al recibirlos en audiencia, invitó a los religiosos a profundizar en su identidad, comunión y misión, y les pidió seguir las huellas de su fundador "sin esquemas rígidos" y con "corazón apostólico".
El papa Francisco recibió a los participantes en el capítulo general de los Clérigos Regulares Teatinos, ante quienes recordó la fiesta de San Cayetano que se celebra cada 7 de agosto y que, en Buenos Aires, ciudad donde el fundador de los Teatinos es muy querido, es muy concurrida.
"La gente lo venera y le reza como patrono del pan y del trabajo", explicó el Papa. Un recuerdo que se entrelazó con la reflexión sobre el tema del capítulo general centrado en la misión y la actualización del carisma teatino para responder a los desafíos de este tiempo.
El Papa recordó la labor de San Cayetano y sus compañeros al afirmar que se trata de: “una fraternidad sacerdotal apostólica" arraigada en la vida espiritual y en la caridad concreta, que "hizo crecer ese hospital de campaña de la Iglesia que también se necesita hoy". Por esta razón les dijo textualmente: “Los animo a seguir sus pasos, con docilidad al Espíritu, sin esquemas rígidos -otra cosa, cuidado con la rigidez porque la rigidez es una perversión que viene precisamente del clericalismo, es otra cosa fea y bajo cualquier rigidez hay podredumbre, siempre- sin esquemas rígidos, pero firmemente arraigados en las cosas esenciales: la oración, la adoración, la vida en común, la caridad fraterna, la pobreza y el servicio a los pobres. Todo ello con un corazón apostólico, con la buena inquietud evangélica de buscar ante todo el Reino de Dios”.
La carcoma de la charlatanería
En sus indicaciones, hablando espontáneamente, el pontífice les sugirió la fuerza de una comunidad religiosa: la franqueza y el cuidado. “Hermanos –les dijo– la mayor plaga en una congregación religiosa, en una comunidad religiosa, es cuando los hermanos no se cuidan los unos a los otros o, mejor dicho, cuando empieza la cháchara”. De ahí su consejo: “Sean hombres consagrados, hombres del Evangelio, pero hombres. Si tú tienes algo en contra del otro... ten los pantalones para decirle las cosas a la cara o para callarte. O ese otro criterio, decírselo a quienes pueden remediarlo, es decir, a los superiores. Pero no hagas grupitos, esa es la espiritualidad de la ‘carcoma’, que hace caer la fuerza de una comunidad religiosa. Nada de charlatanería, por favor”.
Cada santo es una misión
"Un salto cualitativo", "una vocación dentro de la vocación" o "una segunda conversión" es el aspecto que el Papa los invitó a mirar en la vida de San Cayetano y en la de otros santos. Es el paso a una vida plena, ese "plus" que viene del Espíritu Santo.
"Este salto cualitativo es el que hace crecer no sólo la vida personal de ese hombre o mujer, sino también la vida de la Iglesia. Es lo que, en cierto sentido, la ‘reforma’, la purifica y hace aflorar su belleza evangélica". El llamamiento del Papa fue el de dar testimonio de este "Evangelio vivo" porque la vida es un camino hacia la santidad.
“San Cayetano también nos muestra que 'cada santo es una misión'. Cada santo es un proyecto del Padre para reflejar y encarnar, en un momento determinado de la historia, un aspecto del Evangelio”
Cada santo encarna, pues, “un método” para traducir, en la realidad en la que vive, el dinamismo espiritual del propio Evangelio, añadió Francisco.
De la reforma, el Papa les dijo que "debe empezar por uno mismo", por ser el primer punto para definir la identidad. Fue ésta una de las tres palabras clave que les sugirió el Santo Padre en su reflexión. Mientras al repasar la vida de San Cayetano, recordó su trabajo en la curia papal, en el Oratorio del Divino Amor y en el cuidado de los enfermos: un testimonio de una vida plena.
“Este es el camino: empezar por uno mismo para vivir el Evangelio con más profundidad y coherencia. Todos los santos nos muestran este camino. Son los verdaderos reformadores de la Iglesia. O más bien: es el Espíritu Santo quien forma y reforma la Iglesia, y lo hace a través de la Palabra de Dios y de los santos, que ponen en práctica la Palabra en su vida”
Comunión y misión
La comunión es el otro principio rector que mencionó el obispo de Roma. El Espíritu llama a hacer comunidad, es una vida cristiana hecha de muchos gestos cotidianos, un lugar "para cuidar los pequeños detalles del amor, donde –leemos en la exhortación apostólica Gaudete et exsultate– los miembros se cuidan mutuamente y constituyen un espacio abierto y evangelizador. Es un lugar de la presencia del Señor resucitado que lo santifica según el plan del Padre".
El protocolo de Jesús
Por último, el Papa les habló de la misión, subrayando la contribución de San Cayetano en la evangelización de Roma, Venecia y Nápoles, "a través del testimonio de su vida y de las obras de misericordia”, poniendo en práctica “el gran protocolo" que Jesús nos dejó con la parábola del juicio final, en Mateo 25.+