San Luis: multitudinaria peregrinación a los santuarios de la Quebrada y Renca

Participaron devotos de diversas provincias y puntos del país. Las misas centrales fueron presididas por el obispo diocesano, monseñor Gabriel Barba, quien pidió construir una patria de hermanos.

La diócesis de San Luis celebró el 3 de mayo al Santo Cristo de la Quebrada y Divino Señor de Renca, dos expresiones de fe popular que congregan a miles de fieles y peregrinos de diversas provincias que llevan sus intenciones y agradecimientos uno y otro santuario.

Este año, tanto las festividades de Renca como de la Villa de la Quebrada contaron con la participación de la vicepresidenta de la Nación, Victoria Villarruel, junto al gobernador de San Luis, Claudio Poggi; el vicegobernador Ricardo Endeiza; el senador nacional Bartolomé Abdala; el presidente de la Cámara de Diputados sanluiseña, Alberto Leyes, legisladores provinciales, intendentes y miembros del Poder Ejecutivo Provincial.

Luego de recorrer los 38 kilómetros que separan el santuario de la Quebrada con la ciudad de San Luis, los peregrinos participaron de la celebración eucarística que presidió el obispo diocesano, monseñor Gabriel Barba.

En la homilía, el prelado hizo mención a la cruz y explicó la diferencia entre las personas que eran condenadas y morían en la cruz y el mismo Cristo que, “tal como dice el Salmo, reinó sobre la cruz”. “Jesús nos plantea un nuevo modo de relación con Dios, el modo del amor y nos ama hasta dar la vida y ese es el reinado de Cristo, el reinado de la entrega”, continuó. 

Además, recordó que el Cristo “ya no pertenece solo a los puntanos y sanluiseños, si no también, a todos los que llegan hasta aquí desde distintos puntos del país”. “Que el Santo Cristo de la Quebrada nos ayude a construir juntos una patria de hermanos”, manifestó.

Como es costumbre, luego de la celebración, se realizó la procesión por las calles de Villa de la Quebrada, mientras la gente saludaba con sus pañuelos y se santiguaba al paso del Cristo.

En tanto que, frente al templo, monseñor Barba agradeció y bendijo a los presentes con la imagen del Santo Cristo.

                                   

Renca celebró 260 años del santuario del Divino Señor
Una multitud de fieles acompañó la solemnidad del Divino Señor de Renca, ocasión en la que se celebraron los 260 años del santuario.

Con la presencia de monseñor Barba, el párroco Tomas Barón y las autoridades del gobierno municipal, provincial y nacional, los habitantes de Renca y varios devotos llegados de diversas partes acompañaron y llevaron sus intenciones al Divino Señor.

El obispo presidió la misa. La intendenta de esa localidad, Romina Peralta; el gobernador Poggi y la vicepresidenta, vivieron la celebración junto a todos los devotos en un clima de piedad y paz.

Historia de las devociones
La devoción al Cristo de la Quebrada tuvo su origen en un hecho ocurrido entre 1847 y 1868, cuando Tomás Alcaraz, propietario de tierras en la actual zona de Villa de la Quebrada, estaba buscando madera para la construcción de la casa de uno de sus hijos. Encontró un algarrobo mediano y, al clavarle un hachazo, de este se desprendió una astilla, quedando al descubierto una cavidad y, dentro de ella, un crucifijo.

Con amoroso cuidado, don Tomás lo tomó, montó a caballo y, presuroso, regresó a su casa, que se encontraba a una media legua. La noticia del hallazgo se difundió entre los vecinos de El Guanaco. En la zona no había memoria de que alguien perdiera un objeto de esa naturaleza o lo escondiera en la incipiente concavidad de un árbol en crecimiento; además, la imagen del Cristo no se había roto por el crecimiento del tronco que lo cubría.

Ese fue el primer milagro del Cristo de la Quebrada, en la versión sustentada por la tradición lugareña. Tomás Alcaraz le armó un altar con velas en su casa. Al día siguiente, el Cristo no estaba, aunque nadie de la familia lo había movido del lugar. Lo encontraron nuevamente en el árbol, lo que fue interpretado como que ese era su lugar y se debía construir allí un templo.

Don Tomás Alcaraz decidió levantar entonces el templo que custodiara la milagrosa imagen en el mismo lugar donde la había encontrado, el cual coincide con la explanada del actual Santuario.

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