Viernes 15 de noviembre de 2024

¿Por qué el Papa designó un delegado para el santuario de Lourdes?

  • 7 de junio, 2019
  • Ciudad del Vaticano
La designación de monseñor Antoine Hérouard, obispo auxiliar de Lille, Francia, como delegado de la Santa Sede para el santuario de Lourdes, realizada por el papa Francisco y anunciada el 6 de junio, en el santuario francés, por monseñor Rino Fisichella, presidente del Pontificio Consejo para la Nueva Evangelización, muestra la particular preocupación del pontífice "por el cuidado de los peregrinos", escribe Andrea Tornielli, director editorial de los medios de comunicación de la Santa Sede.
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El director editorial de los medios de comunicación de la Santa Sede, Andrea Tornielli, dedicó su Editorial a explicar la reciente designación por el papa Francisco de monseñor Antoine Hérouard, obispo auxiliar de Lille, Francia, como delegado "ad nutum Sanctae Sedis" (a disposición de la Santa Sede) para el santuario de Lourdes.

Esta designación fue anunciada el 6 de junio, en el santuario francés, por monseñor Rino Fisichella, presidente del Pontificio Consejo para la Nueva Evangelización.

"La decisión ?escribe Tornielli- está en línea con la que ya se tomó en 2017 para Medjugorje: el papa Francisco se preocupa particularmente por el cuidado de los peregrinos y quiere que los centros de devoción mariana se conviertan «cada vez más en un lugar de oración y de testimonio cristiano que responda a las necesidades del pueblo de Dios».

Esto puede leerse en la carta enviada por el pontífice a monseñor Antoine Hérouard, obispo auxiliar de Lille, informándole de la decisión de nombrarlo delegado "ad nutum Sanctae Sedis" para el santuario de Lourdes.

La carta papal fue leída en el pequeño centro de los Pirineos, lugar de una de las apariciones marianas más populares de la historia, frente a los capellanes y a los responsables administrativos del santuario. El jueves 6 de junio, a mediodía, fue hecho público por el arzobispo Rino Fisichella, presidente del Pontificio Consejo para la Nueva Evangelización, dicasterio al cual Francisco confió desde hace dos años la tarea de mejorar el cuidado pastoral de los santuarios.



Según la carta, el mismo monseñor Fisichella llevó a cabo una misión en los últimos meses como "enviado especial" al santuario que cada año ve llegar a millones de peregrinos provenientes todo el mundo.

«Después de las verificaciones» realizadas por el arzobispo Fisichella, escribe el Papa, «deseo comprender cuales ulteriores formas puede adoptar el santuario de Lourdes, además de las muchas ya existentes, para convertirse cada vez más en un lugar de oración y de testimonio cristiano que responda a las necesidades del Pueblo de Dios».

El mandato de monseñor Hérouard, que no dejará su cargo en Lille, se limitará únicamente al santuario, mientras que la diócesis de Tarbes y Lourdes permanecerá confiada a monseñor Nicolas Jean René Brouwet. Cabe señalar que el nombramiento del delegado no es por tiempo indefinido (como en el caso de monseñor Hoser, en Medjugorje) y esto significa que, en las intenciones, no se trata de un cargo permanente, sino temporal, dirigido a la atención pastoral y espiritual de los peregrinos.

El papa Francisco -continúa Tornielli en su editorial- que se preocupa mucho por este cuidado, desea acentuar la primacía espiritual sobre la tentación de subrayar demasiado el aspecto empresarial y financiero, y quiere promover cada vez más la devoción popular que es tradicional en los santuarios.

En la exhortación apostólica "Evangelii gaudium", el Papa escribió que «en la piedad popular puede percibirse el modo en que la fe recibida se encarnó en una cultura y se sigue transmitiendo». Francisco continuó citando el Documento de Aparecida, que contiene las conclusiones del encuentro del episcopado latinoamericano celebrado en el santuario mariano más importante de Brasil. Y recordó «la riqueza que el Espíritu Santo despliega en la piedad popular con su libre iniciativa», afirmando que «el caminar juntos hacia los santuarios y el participar en otras manifestaciones de la piedad popular, también llevando a los hijos o invitando a otros, es en sí mismo un gesto evangelizador». «¡No coartemos ni pretendamos controlar esa fuerza misionera!», concluye el Editorial. +