Perú celebró a la Patrona de América, Santa Rosa de Lima
- 31 de agosto, 2021
- Lima (Perú) (AICA)
"Rosa no fue una anécdota en nuestra historia, es un fundamento de nuestro ser nacional", dijo el arzobispo de Lima en la misa que contó con la presencia del presidente de la República.
Monseñor Carlos Castillo, arzobispo de Lima y Primado del Perú, presidió, este lunes 30 de agosto, la misa en la solemnidad de Santa Rosa de Lima en la catedral metropolitana.
La celebración Eucarística contó con la presencia del presidente de la República, Pedro Castillo Terrones, además de las principales autoridades políticas del país, autoridades de la Policía Nacional, Fuerzas Armadas y Enfermeras.
“Festejar el día de la Policía Nacional y de las Enfermeras del Perú en el día de su patrona, Santa Rosa de Lima, y en el Bicentenario de nuestra Independencia, es celebrar recogiendo la inspiración del legado espiritual, largo e histórico, que ella nos ha dejado y con el que se formó y se forma también hoy nuestra nación”, expresó el arzobispo en su homilía.
El arzobispo destacó que “el Reino de Dios está cerca, Dios está entre nosotros” y señaló que el Evangelio nos muestra la alegría y el efecto en cadena que esto produce: “comenzó con Simón y Andrés, después con Santiago y Juan, y en esos días, pasando por santa Rosa de Lima, santo Toribio de Mogrovejo, san Martín de Porres, san Juan Macías, san Francisco Solano, ha llegado hasta nosotros anunciado por esa nube de testigos que han creído en Él”.
“Ha llegado hasta Lima, dijo el prelado, hasta nosotros para comprometerse nuevamente como un renovado antídoto contra la globalización de la indiferencia. Porque ante este Amor, no se puede permanecer indiferentes”.
Dirigiéndose a los policías y enfermeras les recordó que “su patrona, depositó en ustedes la levadura del Reino del amor de Dios, para que, a su vez, poco a poco, a lo largo de sus vidas y también a lo largo de estos siglos, los lazos de fraternidad y justicia fermenten y crezcan en nuestra nación, y la promesa peruana se fuera realizando”.
“Rosa -expresó monseñor Carlos Castillo- no fue una anécdota más en nuestra historia, es un fundamento incontestable de nuestro ser nacional. Ella aporta al Perú su fe viva en el Dios del Reino, desencadenando inmensidades de testigos, como ocurre en la infinidad de iglesias, capillas y grutas a lo largo y ancho del Perú y del mundo”.
“En el Perú, añadió más adelante, siempre sentimos que ser santo, ser héroe, y ser mártir que sacrifica su vida es casi igual. No existe en nuestro país la idea de héroe dominador e impositivo de fuerza arbitraria. Existe el héroe y heroína como hombre y mujer de honor y nobleza humana”.
Y agregó: “En algo ayudó Santa Rosa a forjar esta gran intuición peruana y nacional”.
El arzobispo recordó a “muchos héroes derrotados pero dignos” del país, entre ellos a los 17 policías que murieron en Satipo el 9 de agosto de 1965, hace 56 años, muertos por la guerrilla de Guillermo Lobatón, donde también murió el hermano del arzobispo Ismael.
“Nuestra sangre -dijo el arzobispo a los policías- está bien mezclada con la de ustedes. Y murieron y fueron asesinados por dar paz y salvar una vida. La violencia destruye la historia, no la hace nacer. Es la generosidad de la entrega amorosa la que cimienta nuestra historia patria, y no la ambición desmedida disfrazada de ideología que induce a la violencia”.
“Rosa es patrona de unidad de todas las sangres”, subrayó el prelado peruano. “Desde su nacimiento hasta su muerte amó a todos sin medida. De aspecto criollo dio muestras de un corazón mestizado al abrir su vida al encuentro constante y sostenido con los más desfavorecidos del mundo andino venido a Lima, con la dura vida de los mineros y campesinos de Quives por cerca de siete años, con el mundo esclavo de las mujeres afrodescendientes angoleñas en el barrio de Malambo del Rímac, sin dejar de lado su relación amistosa e interpeladora con los vecinos pudientes, ibéricos, criollos y mestizos de la ciudad”.
El arzobispo de Lima terminó su homilía recordando el reciente mensaje de la Conferencia Episcopal Peruana que “seguramente suscribiría Rosa de Lima”: “Orientemos la democracia hacia la libertad, evitando todo autoritarismo. Hacia la igualdad combatiendo toda forma de discriminación y pobreza. Y hacia la fraternidad, promoviendo la amistad social y el cuidado de nuestra gran diversidad cultural y rica biodiversidad”.
“Que Dios los bendiga y gracias por haber venido a esta casa de ustedes, a la casa sencilla que el Señor en medio de toda la tradición histórica, inclusive barroca y neoclásica, abre sus puertas y sus brazos para ustedes y para nuestro pueblo”, concluyó monseñor Carlos Castillo.+