Mons. Scheinig animó a actuar con "la lógica del Reino"
- 4 de agosto, 2020
- Luján (Buenos Aires) (AICA)
El arzobispo de Mercedes-Luján, monseñor Jorge Eduardo Scheinig, presidió la Eucaristía en el XVIII Domingo durante el año en la basílica y santuario de Nuestra Señora de Luján.
Como cada domingo, el arzobispo de Mercedes-Luján, monseñor Jorge Eduardo Scheinig, presidió el 2 de agosto la Eucaristía en la basílica y santuario de Nuestra Señora de Luján.
En su homilía, señaló que en el Evangelio Jesús enseña a sus apóstoles que “hay que vivir lo que uno predica”. Al respecto, planteó: “¿Qué hacemos frente a las necesidades de las personas? ¿Cómo actuamos?”.
“En esta realidad de un mundo lleno de necesidades, de hambre, pero también de educación, de salud, de trabajo, de afectos, de comunidad, hay algunos que son mercaderes en la necesidad y lucran con ella, negocian, ahondan en la necesidad”, advirtió el prelado.
“A uno le llama la atención que en el mundo pobre de América Latina, de la Argentina, crezca el consumo de drogas, de alcohol, el juego, y hay algunos que ahondan en la necesidad, negocian con la necesidad humana”, continuó.
“El Evangelio de Mateo nos cuenta que es mucha la gente que sigue a Jesús al desierto, en donde Jesús predica y sana a los enfermos”, recordó monseñor Scheinig. “Pero cuando se hace tarde, los discípulos se dan cuenta que estas personas van a tener hambre (hambre en el desierto, es muerte, es límite) y entonces le dicen a Jesús: ‘Despedilas, que vayan a comprar comida al pueblo’”, relató.
“Los discípulos de Jesús no eran personas moralmente reprochables, son prácticos. Resuelven una situación de manera práctica. Como nosotros no tenemos para darles de comer, que vayan a comprar comida a los pueblos”, detalló.
Ante esto, “Jesús les dice otra cosa: ‘Hágamonos cargo, venimos hablando de la presencia de Dios, del Reino, denles de comer ustedes mismos’”, señaló.
“¿Qué lo mueve a Jesús? El mismo Evangelio lo dice. La compasión. A Jesús no lo mueve resolver la situación de las personas sino las personas”.
“Lo mueve la compasión, que es ver a las personas y sentir adentro, sentir en las entrañas un movimiento que hace que uno se vuelque a la personas. No es la necesidad a resolver, sino la necesidad de las personas a resolver. No se desdibuja el rostro de los otros, los otros no son un número, son una realidad viviente, son personas de carne y hueso, con historias, con biografía, con circunstancias”, destacó.
“A Jesús no lo mueve el pragmatismo, lo mueve la compasión. Son dos modelos los que nos presenta el Evangelio. Resolver las cosas de manera práctica, sin tener en cuenta las personas; y la compasión”, comparó.
“Desde la compasión, poniendo en el centro la persona, confiando en el Padre totalmente, sabiendo que el Reino está, Jesús va a dar respuesta de una manera extraordinaria. Tanto que este acontecimiento lo conservan los cuatro Evangelios, y Mateo y Marcos lo ponen dos veces. Evidentemente fue un acontecimiento que conmovió a los seguidores de Jesús, y el evangelista no se detiene a decir cómo fue el milagro. No es eso lo más importante: Jesús los reunió con la Palabra, los sanó y ahora los reúne alrededor del Pan. Tomó el pan, dio gracias e hizo que los discípulos lo multiplicaran, lo dieran y sobró”.
“La presencia del Señor que es movido por compasión, confiando totalmente en el Padre con la seguridad de su presencia, convierte lo poco en mucho”, reflexionó el arzobispo, refiriéndose así a “la lógica del Reino” con la que Jesús resuelve las necesidades: “Reunir, dar gracias, compartir y multiplicar”.
En contraposición, consideró que la lógica del mundo es “dispersar, despedir, que se vayan, no reunir. Guardar, exigir, no dar gracias. Dejar para uno, no compartir, entonces es imposible multiplicar, porque los bienes quedan reservados”, lamentó.
“Nosotros estamos invitados en este tiempo difícil, complejo, lleno de necesidades humanas, a vivir el Reino y hacerlo con la potencia del amor”, animó. “Estamos invitados a vivir en esta lógica de Jesús, del Evangelio, del Reino. Y a veces será nuestra manera de actuar, de ver, de pensar, de sentir y nuestra manera de hablar. Porque hoy en día, en la Argentina en donde las estadísticas dicen que el 50% de las personas viven en estado de pobreza, hablar de la pobreza es tal vez caer en la necesidad de resolver las cosas de manera práctica”, advirtió.
“Pero cuando hablamos de los pobres, hablamos desde la compasión, desde las entrañas, nuestra manera de ver, de pensar, de sentir las cosas son de otra forma. No dejo de celebrar la fuerza del amor en las comunidades a través de Cáritas, que en estos momentos acompaña, no resolviendo todas las necesidades. No tenemos la fuerza para resolver las necesidades profundas, de una pobreza estructural, seria, endémica, pandémica. Pero sí podemos sostener personas”, reconoció. “Y sostener personas es la lógica del Reino. Sostenerlas con un plato de comida que es la respuesta inmediata, sostenerlas con la mirada, con la compasión, sostener al otro sabiendo que su vida es importante en medio de las necesidades”.
“Celebro la vida de tantas comunidades que en estos momentos, por la compasión, con la fuerza del Amor, así como Jesucristo, están al servicio de las necesidades de nuestros hermanos más pobres”, añadió.
“Pidámosle al Señor que nos de esta seguridad, esta seguridad de Jesús. No vamos a despedir a las personas, nos vamos a mover por la compasión. Sentiremos dolores profundos por la pobreza de nuestra Patria, pero si lo sentimos de corazón, con la confianza puesta en Dios, seguro que aparecerán, como ya están apareciendo, respuestas muy creativas, para sostener a las personas. Pidamos al Señor que nos de esta gracia en este tiempo difícil que nos toca vivir”, concluyó.+