Viernes 15 de noviembre de 2024

Mons. Santiago recordó a la beata Crescencia Pérez y destacó la importancia de la intercesión

  • 21 de mayo, 2020
  • Pergamino (Buenos Aires) (AICA)
La comunidad celebró el 20 de mayo a la beata hermana María Crescencia Pérez
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El obispo de San Nicolás de los Arroyos, monseñor Hugo Norberto Santiago, presidió el 20 de mayo una misa en la capilla del colegio Nuestra Señora del Huerto, de la ciudad bonaerense de Pergamino, para recordar la figura de la beata hermana María Crescencia Pérez, religiosa de la Congregación de las Hijas de María Santísima del Huerto, en el día de su memoria litúrgica.



Debido a las restricciones por la pandemia del coronavirus, la celebración se llevó a cabo a puertas cerradas en el templo donde descansan los restos de la beata, y fue transmitida por las redes sociales. Durante la jornada, se colocó en las ventanas de la capilla un cuadro con la imagen de Crescencia y se expusieron sus reliquias, para la veneración de los fieles que pasaran por el lugar.



En su homilía, monseñor Santiago partió desde una reflexión de la hermana Crescencia sobre la intercesión: “Interceder significa orar por nosotros, los que aún estamos en esta tierra. Sin embargo, el problema está en que a veces pedimos cosas materiales y temporales, y dejamos de lado a nuestra alma. Es importante, antes que cualquier cosa, que podamos pedirle a Dios que perdone nuestras faltas y las ofensas que contra Él hemos cometido, rogarle que haga nuestro corazón generoso, que nos ayude a tener más y más fe”.



Al respecto, expresó: “El corazón de la salvación está en que Cristo, después de que hizo milagros, después de que sanó a los enfermos, multiplicó los panes, dio de comer a las multitudes y la gente no se convertía a su alrededor, podría haber dicho: ‘Padre, yo hice un montón de signos, la gente no se convierte, que se condenen’, y sin embargo, es cuando Jesús acepta interceder por nosotros dando su vida en la cruz, por lo tanto ahí nace la misericordia de Dios, que en vez de condenarnos intercede: se entrega por nosotros, con clamor y lágrimas. Aquí entramos en el tema central de la salvación, interceder”.



“En la vida habitual, cuando vemos que una persona comete un error o es mala persona, ¿Qué hacemos, al menos mentalmente? No sólo discernimos que está mal lo que está haciendo, sino que normalmente lo condenamos. A veces eso sale a través de la crítica, que es la condena externa, y entonces en general no adoptamos la actitud de Jesús y la actitud que está sugiriendo aquí Crescencia, de interceder, sino que condenamos”, advirtió.



“Es más, si alguien nos ofende, una vez, dos o tres, ¿Qué hacemos? Bajamos la persiana. Esto en la sociedad es muy cierto, es real. Una de las cosas en la que sin duda tenemos que convertirnos, es la actitud confrontativa que estamos teniendo. ¿Qué está pasando? En vez de interceder por el otro, lo condenamos. Y cuando yo condeno, me separo del otro”, lamentó.



“Evidentemente, esa no es la actitud que tuvo Cristo. Si Cristo hubiera tenido esa actitud estaríamos en nuestro pecado todavía. Entonces Jesús intercedió entregando su vida y orando por nosotros. Por lo tanto, acá hay una veta importantísima, que nosotros se la atribuimos a los santos, pero ¿Tenemos que esperar a morir, pasar por el purgatorio y estar en el Cielo para interceder por nuestros hermanos? Yo creo que no. Tendríamos que aprender la actitud en esta vida. Cambiar la condena por la intercesión. Es la convicción de que nadie cambia una actitud errada si no toma conciencia de eso”, animó.



“La gracia es luz y fuerza. Quiere decir que cuando yo veo un error en los demás, tengo que tener esta convicción. Aunque yo le hable tres días seguidos para que cambie, si esta persona no tiene la gracia, la luz de ver su error. Por lo tanto lo importante es interceder para que Dios le dé la luz, le haga ver el error, y cambie. Rezar por el otro, eso es interceder”, sostuvo.+