Mons. Ojea: 'La familia, primera escuela de las virtudes humanas'
- 29 de diciembre, 2024
- San Isidro (Buenos Aires) (AICA)
"Somos seres humanos, nacemos en una familia y nos debemos a una familia. Tratemos de hacerla madurar, para que podamos así reflejarla en el resto de la sociedad", pidió el obispo.
En su reflexión por la fiesta de la Sagrada Familia, el obispo de San Isidro, monseñor Oscar Ojea, destacó: "Dios se hace hombre y quiere participar de una familia humana".
"Nosotros somos seres humanos que nos comunicamos a través del corazón, a través del amor. Somos recibidos por amor en este mundo y comenzamos a aprender a vincularnos con los demás; por eso la familia es la primera escuela de las virtudes humana", aseguró.
"La primera escuela de las virtudes sociales, son como una ventana a la vida según sean los vínculos que vamos teniendo en la familia, vamos así creando los vínculos sociales y se aprenden de un modo no académico, se aprenden naturalmente y así Jesús experimentó el cariño y la protección de san José", profundizó.
El obispo sanisidrense consideró que "el ejemplo de sus padres, san José trabajador y al mismo tiempo fiel a todas las tradiciones judías, lo vemos en esta caravana como si fuera algo propio de la devoción popular judía de aquel tiempo, ir a Jerusalén celebrando sus 12 años, su capacidad para poder leer y transmitir la Sagrada Escritura".
"El Señor se sumerge en este misterio de la familia que, también conlleva la angustia, conlleva el dolor", explicó y agregó: "Nosotros podemos pensar en tantas familias cuando vamos a las raíces y queremos honrar nuestras raíces; nos encontramos también con oscuridades".
"Nos encontramos con tantos déficits de amor en las vidas familiares; nos encontramos con tanto pecado, con tanto individualismo, con tanta dificultad para poder querernos, para poder comunicarnos. No somos perfectos, sin embargo, necesariamente tenemos que honrar las raíces y buscar desde las raíces cómo hacerlas madurar a estos vínculos, a estas relaciones", planteó.
Monseñor Ojea pidió que no minimizar en la reflexión de "este Evangelio maravilloso" el hecho de la pérdida y el hallazgo de Jesús en el Templo, "el asombro después de la angustia".
"El asombro de María y de José al escuchar las palabras de Jesús y el respeto por la vocación de Jesús. El respeto por el destino de Jesús. Esto es tan maravilloso en una familia, el poder querernos y respetarnos. Tenemos temperamentos diferentes, caracteres diferentes; somos personas distintas", puntualizó.
"En la Trinidad, somos creados a imagen de la Trinidad; la Trinidad es una familia con personas distintas a nosotros, a imagen de la Trinidad, formamos familia, pero cada uno en la familia es distinto y aquí el asombro de María y de José al escuchar la palabra del hijo. '¿No sabían que tengo que ocuparme de los asuntos de mi Padre?' Ellos se retiraron y María guardaba todo en el silencio de su corazón, María ahonda después de la dificultad, después de la angustia ahondaba en la palabra del Hijo", relató.
Monseñor Ojea invitó a encomendar las familias, especialmente a aquellas en dificultades, "la capacidad que debemos tener de aceptar nuestra realidad y transformarla lo más que podemos".
"Somos seres humanos, nacemos en una familia y nos debemos a una familia. Tratemos de hacerla madurar, hacerla crecer para que podamos así reflejarla en el resto de la sociedad", pidió y concluyó: "Que Jesús, María y José nos protejan y nos enseñen a ser familia".+