Viernes 15 de noviembre de 2024

Mons. Ojea explica el mejor modo de vivir el amor social

  • 31 de octubre, 2021
  • San Isidro (Buenos Aires) (AICA)
"Solo a través de la fraternidad podemos reconstruir un futuro, una convivencia que mejorará notablemente nuestra vida y hará posible que los bienes puedan llegar a todos", aseguró el obispo.
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El obispo de San Isidro y presidente de la Conferencia Episcopal Argentina, monseñor Oscar Vicente Ojea, destacó que en la formulación del primer mandamiento, el libro del Deuteronomio trae una oración, que es la oración que Jesús repite cuando le responde a la pregunta del doctor de la ley: "¿Maestro cuál es el mandamiento más grande de la ley?”.

"El Señor recita la oración del 'Shema'; Shema quiere decir escucha: 'Escucha Israel'. Así comenzaba la formulación del primer mandamiento que los judíos recitaban y enseñaban a sus hijos como dice el texto el Deuteronomio: 'yendo de camino, acostado y levantado'", puntualizó.

"Recordar el infinito amor de Dios, la ternura de Dios y decir será lo mismo y repetirla a sus hijos. Así comienza el primer mandamiento, recitando una confesión de amor de Dios: de modo que el primer mandamiento es ante todo una escucha y una vez que yo recibo ese amor de Dios entonces comienzo a dialogar y a responder. Ese amor de Dios es total, lo da todo", agregó.

El prelado sanisidrense señaló que hay tantas declaraciones de amor en el Antiguo Testamento, pero indicó que a él le gusta mucho la del capítulo 43 del profeta Isaías: "No temas, tú me perteneces, yo te llamaba por tu nombre; sin cruzar por las aguas no te negarás, sin cruzar por el fuego no te quemarás porque yo estoy contigo; tú eres valioso y yo te amo".

"En esto consiste la dignidad del hombre y la dignidad del pueblo, en ser amado por Dios”, subrayó.

El presidente de la Conferencia Episcopal Argentina resaltó que “una vez que recibe esta confesión de amor entonces por eso responde y dialoga; por eso 'amarás al Señor, tu Dios con todo tu corazón'. Él lo da todo y lo pide todo, con todo tu corazón, con toda tu alma, con todo tu espíritu, con todas tus fuerzas".

Y completó su reflexión con el segundo mandamiento, semejante al primero: "Amarás a tu prójimo como a ti mismo".

"Este mandamiento se desprende de una escucha: escucho y me compadezco, escuchó y acompañó a mi prójimo porque experimento el amor de Dios, por eso salgo de mi mismo y tiendo hacia Él, es todo un movimiento dinámico", explicó.

Monseñor Ojea lamentó que en la cultura actual se esté lejos de vivir como fundamento de la convivencia el amor social y que se pierda a través de un relativismo que "va como oreando la confianza y que erosiona la misma convivencia social".

"Un relativismo que no se hace cargo de nada, un relativismo vacío, cada cual que haga lo que quiera, cada cual, buscando su propio proyecto, buscando su propio horizonte, es tan fuerte el individualismo en el mundo en que vivimos y, sin embargo, no podemos construir sin confianza", expresó.

"Miren, la medida del amor es el servicio, el amor hace posible el servicio, el servicio crea un vínculo de solidaridad y sólo a través de los vínculos de solidaridad que están fundamentados en el amor del amor social, solo así a través de la fraternidad, como propone la encíclica Fratelli tutti del Santo Padre Francisco, sólo así, podemos reconstruir un futuro, una convivencia que mejorará notablemente nuestra vida y hará posible que los bienes puedan llegar a todos”, aseveró.

Monseñor Ojea terminó expresando: “Que podamos aprender esta escuela del amor creciendo en la escucha de la confesión del amor de Dios que nos ha amado hasta el extremo, hasta darnos a su propio Hijo; él lo da todo, pero también lo pide todo”.+