Mons. Ojea: 'Dios hace notar su generosidad y el hombre percibe su misericordia'
- 28 de julio, 2024
- San Isidro (Buenos Aires) (AICA)
"Si todos pudiéramos aportar lo poquito que traemos, lo que somos, qué distinto sería nuestro mundo", expresó el obispo de San Isidro, y animó a acoger, contener y bendecir.
El obispo de San Isidro, monseñor Oscar Ojea, subrayó que "el milagro de la multiplicación de los panes ha quedado tan fuertemente grabado en la primera comunidad cristiana que en los Evangelios tenemos seis relatos" de ese mismo suceso.
"Me he preguntado muchas veces dónde está esta fuerte impresión de este milagro de Jesús, relatado tantas veces. En primer lugar, la razón es porque es una fiesta, es una fiesta humilde hecha con panes y peces, pero es una fiesta, y una fiesta siempre llega al corazón", señaló.
"Es una fiesta en la que nadie quedó sin comer, alcanzó para todos, y esto es tan impresionantemente cristiano: alcanzó para todos, alcanza para todos, todos están incluidos allí, cada uno pone lo que puede, lo que tiene, y el niño aporta cinco panes cinco panes y dos peces", agregó.
El presidente de la Conferencia Episcopal Argentina(CEA) reflexionó: "Si todos pudiéramos aportar lo poquito que traemos, lo que somos, qué distinto sería nuestro mundo. Y, en tercer lugar, porque es el milagro de la desproporción de Dios, como el de las bodas de Caná: sobra, es el derroche de Dios, es el desborde de Dios, esto es la Misericordia de Dios".
"Dios tiene una inmensa generosidad y, cuando Dios hace notar su generosidad, el hombre se conmueve, porque el hombre percibe la misericordia de Dios", destacó, y subrayó: "Es un Milagro que se hace con las manos; las manos de Jesús que bendicen, que curan, son las manos que bendicen el pan, que lo entregan y, de alguna manera, a través de esas manos, está preanunciando su propia entrega en la Eucaristía".
"El Don verdadero es Él mismo, la multiplicación de los panes es el anticipo de la Eucaristía", sostuvo.
Monseñor Ojea finalizó su reflexión animando a pedirle al Señor que "nuestras manos puedan acoger, puedan contener, puedan bendecir".
"Te pedimos, Señor, que nuestras manos vacías puedan estar llenas de vos, de tu misericordia, del derroche de tu gracia, para que podamos volcarlo a nuestros hermanos y para que nadie quede sin su alimento", concluyó.+