Viernes 15 de noviembre de 2024

Mons. Mollaghan celebra sus bodas de oro sacerdotales

  • 19 de marzo, 2021
  • Buenos Aires (AICA)
El arzobispo emérito de Rosario agradeció a Dios por sus 50 años de servicio pastoral en la Iglesia en sus distintas instancias y le pidió "continuar con confianza el camino de la fe".
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El arzobispo emérito de Rosario, monseñor José Luis Mollaghan, celebra hoy, solemnidad de San José, sus bodas de oro sacerdotales, tiempo al que define “de acción de gracias, vivido en la Iglesia católica, a la que amo y sirvo”.

El prelado agradeció a Dios por sus “queridos padres” y el bautismo recibido. También por el don de la vocación y los años en el Seminario Menor y Mayor de Buenos Aires, la formación y la ordenación sacerdotal en Roma, y el ministerio en las parroquias Santa Ana, San José de Flores, Nuestra Señora del Socorro y como párroco de Madre Admirable.

“No olvido durante esos años las clases semanales, como profesor en el Seminario, y en las facultades de Teología y de Derecho Canónico”, acotó.

Monseñor Mollaghan consideró que “también son un motivo de gratitud los 25 años en la Curia de Buenos Aires, al servicio de la arquidiócesis, y de sus tres arzobispos, los cardenales Juan Carlos Aramburu, Antonio Quarracino y Jorge Bergoglio SJ, de los que conocí de cerca su entrega pastoral”.

“Doy gracias a Dios por el nuevo llamado a ser obispo auxiliar de Buenos Aires, y a servir como secretario de la Conferencia Episcopal, y particularmente como pastor en la diócesis de San Miguel y en la arquidiócesis de Rosario”, agregó.

“Asimismo, asumí como un servicio pastoral la tarea que me encomendó el papa Francisco en la Santa Sede desde 2014, en el ámbito del derecho de la Iglesia y de los procesos canónicos por los delitos reservados y de abuso. Este trabajo me lleva a conocer de cerca cuánto hace la Iglesia en el presente y cuanto más se deberá hacer todavía, aprendiendo de las experiencias del pasado”, puntualizó.

Como es propio de un jubileo, monseñor Mollaghan puso “humildemente” toda su vida en las manos misericordiosas de Dios, invocando la intercesión de la Virgen María, y le pidió “continuar con confianza el camino de la fe, reconociendo a lo largo de mi propia existencia las palabras del Señor: ‘sin mí no podéis hacer nada’”.

“Agradezco a los obispos, sacerdotes, religiosos, religiosas y laicos que conocí en estos años, a quienes recuerdo con gran afecto. Dadas las limitaciones que nos impone la pandemia para reunirnos, en esta ocasión les pido que se unan espiritualmente y recen por mí”, concluyó.+