Mons. Mestre: 'Abrámonos a la misericordia de Jesús resucitado que nos salva'
- 5 de abril, 2024
- La Plata (Buenos Aires) (AICA)
El arzobispo platense propuso los tres puntitos para reflexionar en el segundo domingo de Pascua, sintetizados en tres palabras: apartarnos, desconfiar, misericordia.
El arzobispo de La Plata, monseñor Gabriel Mestre, propuso para este domingo 7 de abril, fiesta de Divina Misericordia, tres puntitos a la luz del Evangelio que, señaló, "concentra muchos de los temas pascuales: vivir de puertas abiertas, superación del temor, la paz, la alegría, el envío misionero, el Espíritu Santo, la comunidad reunida en oración, el perdón de los pecados, la fe en la presencia del Señor Resucitado”.
El prelado propuso tres temas para meditar y orar, haciendo hincapié en la segunda parte del Evangelio de Juan, sintetizados en tres palabras: apartarnos, desconfiar, misericordia.
Apartarnos de la Iglesia y de la comunidad
“Tomás no está con los hermanos cuando se aparece el Señor el primer día de la semana. Se apartó de la comunidad. Se cortó solo. Es allí donde comienza su drama. Jesús se hará presente en la comunidad de los discípulos, en la Iglesia. Esto también nos puede pasar: apartarnos de la vivencia de la fe en la Iglesia y, por lo tanto, no poder descubrir la presencia del Resucitado”, señaló en el primer punto el arzobispo platense.
Aseguró además que en “cada domingo, en cada misa, el Señor se aparece a su Iglesia para ser el fundamento de la vida de los creyentes, para ser el fundamento de nuestra vida. No nos apartemos del camino de la fe vivida en familia, en comunidad. Dios elige salvarnos como Pueblo, elijamos entonces caminar juntos y crecer en la fe como comunidad”.
Desconfiar de la presencia de Jesús en nuestras vidas
Monseñor Mestre aseguró que la desconfianza de Tomás “se transforma en soberbia. Desafía al mismo Jesús. Si no hace experiencia física, tangible, sensible de la resurrección dice que no va a creer”.
“A veces -dijo- nos puede pasar un poco lo mismo. Insertos en un mundo pretendidamente cientificista y calculador, caemos en la tentación de analizar la vida de fe con esos mismos criterios. Es ahí donde aparecen las dudas sistemáticas y las profundas crisis en el camino de la fe. La duda y la crisis puede ser un momento en nuestra vida de fe pero no pueden transformarse en una realidad permanente y sostenida. Instalarnos en la duda lleva a desconfiar de la presencia del Señor”, continuó.
Jesús resucitado, fuente de la auténtica misericordia
“A la semana siguiente Jesús responde al desafío de Tomás. Pero él no va tocar las manos ni el costado del Señor; va a realizar una prodigiosa profesión de fe: ‘¡Señor mío y Dios mío!’. Tomás comienza a ver la vida con los ojos de la fe y se abre al Dios que lo ha rescatado por su infinita misericordia. Con él hagamos profesión de fe en Jesús Resucitado y abrámonos a su misericordia que nos salva”, pidió.
Finalmente, recordó: “Nos decía el Papa Francisco el Domingo de la Misericordia del año 2015: ‘Tomás ha podido ‘tocar’ el misterio pascual que manifiesta plenamente el amor salvífico de Dios, rico en misericordia. Y como Tomás, también todos nosotros en este segundo domingo de Pascua, estamos invitados a contemplar en las llagas del Resucitado la Divina misericordia, que supera todo límite humano y resplandece sobre la oscuridad del mal y del pecado”.+