Mons. Martínez: 'El mayor problema de nuestra época es la incoherencia'
- 3 de octubre, 2023
- Posadas (Misiones) (AICA)
El obispo de Posadas reflexionó sobre el "Es exigente en cuanto a la necesidad de poner en práctica nuestra fe".
Monseñor Juan Rubén Martínez, obispo de Posadas, sostuvo que el Evangelio del último domingo “es exigente en cuanto a la necesidad de poner en práctica nuestra fe”.
En ese pasaje, el prelado posadeño explicó que Señor dice que los publicanos y las prostitutas “son más dóciles en creer que muchos de sus contemporáneos, demasiado orgullosos de sus prácticas religiosas”.
“Seguramente nosotros podremos actualizar esta palabra, pero el mayor problema de nuestra época es el virus de la incoherencia y de la indiferencia, el llamarnos cristianos y no asumir las exigencias que implica llevar ese nombre”, agregó.
“Seguramente son muchas las causas que provocan las rupturas entre la fe y la vida”, afirmó y se refirió al respecto a los “planteos erróneos de espiritualidad”: “En efecto, no son pocos los cristianos que encierran la dimensión religiosa en la sola práctica de actos de piedad, y en la vida diaria se sienten liberados a obrar de cualquier manera, sin ningún criterio ético. Desde ya que esto es una visión errónea e incluso ritualista y pagana de la religiosidad”.
En cuanto a esa actitud, el diocesano remarcó: “Los cristianos debemos saber que la espiritualidad necesita de la piedad, de la oración personal y comunitaria, y de la vida sacramental”, y añadió: “Todo esto debe llevarnos a captar cuál es la voluntad de Dios y ponerla en práctica en nuestro obrar cotidiano”, ya que “la espiritualidad cristiana necesita que la fe esté ‘encarnada’ en la vida".
Efectivamente, subrayó, “evangelizar la cultura implicará poner en práctica la voluntad de Dios en la familia, en el trabajo, en la política, en la escuela y en la chacra”.
Luego de citar un pasaje del documento conclusivo de Aparecida en esa línea, especialmente en relación con el rol de los laicos, el obispo de Posadas advirtió: “Es cierto que una sana concepción cristiana de la espiritualidad valoriza l templo, donde alimentamos nuestra fe, pero esa fe debe salir y estar en todos los ambientes y sectores donde los hombres y mujeres vivimos. Es importante que podamos evaluar y cuestionarnos sobre cómo vivimos nuestra vocación cristiana”.
“Será muy difícil escuchar el mensaje del Señor y ponerlo en práctica, si no tenemos un corazón pobre y necesitado”, concluyó.+