Viernes 15 de noviembre de 2024

Mons. Malfa: No tengan miedo de manifestarse en defensa del derecho a nacer

  • 24 de marzo, 2019
  • Chascomús (Buenos Aires)
El obispo de Chascomús, monseñor Carlos Malfa, envió un mensaje a los fieles con motivo del Día del Niño por Nacer, que se celebra este 25 de marzo en ocasión de la Anunciación del Señor. "Suprimir la vida humana naciente es la más grave injusticia de la sociedad actual", afirmó.
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En un mensaje dirigido a los fieles con motivo del Día del Niño por Nacer, el obispo de Chascomús, monseñor Carlos Malfa, reflexionó sobre el significado de la anunciación y la realidad actual de los niños por nacer.

Citando el anuncio del Ángel a María, el prelado comenzó su carta con la expresión: "Concebirás y darás a luz un hijo al que pondrás por nombre Jesús". En ese sentido, afirmó: "El anuncio hecho a María de su concepción y maternidad nos invita a fijar la mirada en el gran misterio de la vida para descubrir y maravillarnos ante este don lleno de gratuidad y belleza, cuya aceptación siempre es signo de esperanza".

"El misterio de la vida suscita en nosotros una actitud contemplativa, generosa, cargada de asombro reverencial por la perfección de la obra de Dios. La vida humana ?es manifestación de Dios en el mundo, signo de su presencia, resplandor de su gloria?. Invita a la oración, a la reflexión, a la gratitud", añadió.

Recordando las palabras de Dios al profeta Jeremías, expresó: "Antes de haberte formado yo en el seno materno, te conocía, y antes que nacieses, te tenía consagrado". Esas palabras, advirtió, "nos revelan el amor de Dios por cada vida humana. Por lo que podemos orar agradecidos: ?Tú has creado mis entrañas, me has tejido en el seno materno. Te doy gracias, porque me has escogido portentosamente, porque son admirables tus obras; conocías hasta el fondo de mi alma?".

"?Déjennos vivir? es el grito de los niños por nacer", aseguró monseñor Malfa, llamando a tener siempre presente que "la vida humana tiene una dignidad inviolable y por lo tanto debe ser acogida y cuidada con amor desde la concepción hasta su muerte natural en todos los momentos de su desarrollo".



"Por eso quiero decirles una vez más que el aborto es una violencia más sobre la mujer y la muerte de un ser inocente e indefenso", destacó, recordando que "toda la sociedad está llamada a unirse en defensa del verdadero bien de la mujer y del derecho a la vida del concebido que nunca se realiza en la opción del aborto".

"La vida no puede negarse a nadie, ni al pequeño e indefenso feto ni a quienes presenten discapacidades, la vida no puede suprimirse porque sea débil o enferma", sostuvo, afirmando que "nunca será justa una ley que impone el poder del más fuerte sobre el más débil y que habilita como supuesto ?derecho? el descartar la vida inocente del niño por nacer", alertó. "Se traiciona así en su fundamento a la democracia que es verdaderamente tal cuando reconoce y tutela la dignidad de todas las personas comenzando por las más vulnerables e indefensas".

"Suprimir la vida humana naciente es la más grave injusticia de la sociedad actual, es creerse dioses para decidir quién debe vivir o ser sacrificado. Si queremos ser una sociedad verdaderamente democrática y progresista nos abocaríamos juntos, cada uno desde su opción política, su creencia religiosa y su lugar en la sociedad, a las urgentes y largamente esperadas reformas estructurales necesarias en cada área del campo social, particularmente la pobreza, la salud pública y la educación en favor de la mujer", consideró.

El obispo llamó a no tener miedo "de pronunciarse y manifestarse públicamente, unidos a otros cristianos y hombres y mujeres de buena voluntad, con la humildad de la verdad, en la defensa del derecho a nacer una vez concebido".

"Los creyentes también somos ciudadanos y tenemos el derecho y la grave responsabilidad de conciencia de expresarnos para defender la vida desde la concepción, apoyados también en las muchas razones científicas, jurídicas, éticas y filosóficas que así lo reconocen y sustentan. Y no dejemos que se mutile la verdad sobre la vida cuando se la pretende vincular exclusivamente a la dimensión religiosa", animó. "Ruego a quienes se dicen cristianos y tienen responsabilidad en la vida social sean coherentes con las propias convicciones", pidió.

"Hagamos todo lo que esté a nuestro alcance y más para crear en la patria un clima de alegría y confianza en la vida. Consecuentemente en todos los lugares donde se forma al hombre y al cristiano -la familia, la escuela, la parroquia- se grabe de manera imperecedera en la conciencia y en el corazón el valor sagrado e inviolable de la vida humana, y se enseñe a amar y defender la vida contra toda forma de violencia personal, social o estructural, la vida en toda su riqueza humana, cultural y espiritual; la vida en toda su dimensión terrena y eterna, desde la concepción hasta la muerte natural", animó.

Finalmente, monseñor Malfa convocó a los sacerdotes que en todas las parroquias y capillas sigan animando ininterrumpidamente "una gran oración por la vida".

"De modo especial confío esta intención a nuestros queridos hermanos enfermos, para que al unir sus sufrimientos a la Cruz de Jesús pidan un cambio cultural a favor de la vida en nuestra patria y en el mundo. Igualmente se rece en las comunidades educativas y particularmente pido a las familias y a los queridísimos jóvenes se encuentren y visiten el Sagrario para orar por la vida", invitó.

"Queridos amigos y amigas: todos somos enviados por Jesús para anunciar el Evangelio de la vida. Debemos preguntarnos, y yo el primero, qué gestos vamos a realizar juntos para que la alegría de nacer, de vivir y de crecer se contagie a todos, y el amor y respeto por la dignidad de toda vida nos oriente para hacer una sociedad más humana", expresó.

"No me cansaré de proponerles la admirable y riquísima síntesis que nos propone el Papa Francisco: ?La defensa del inocente que no ha nacido debe ser clara, firme y apasionada, porque allí está en juego la dignidad de la vida humana, siempre sagrada, y lo exige el amor a cada persona más allá de su desarrollo. Pero igualmente sagrada es la vida de los pobres que ya han nacido, que se debaten en la miseria, el abandono, la postergación, la trata de personas, la eutanasia encubierta en los enfermos y ancianos privados de atención, las nuevas formas de esclavitud, y en toda forma de descarte?", concluyó.+

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