Jueves 14 de noviembre de 2024

Mons. Han Lim Moon: "¿Es posible vivir bien eternamente?"

  • 29 de agosto, 2020
  • San Martín (Buenos Aires) (AICA)
En su reflexión para el 22° domingo durante el año, el obispo auxiliar de San Martín, Mons. Han Lim Moon, recordó las tres condiciones para seguir a Jesús y lo que implica cada una de ellas.
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En su reflexión para el 22 ° domingo durante el año, el obispo auxiliar de San Martín, monseñor Han Lim Moon , recordó las tres condiciones para seguir a Jesús y lo que implica cada una de ellas.

“Todos queremos vivir, y vivir bien. Es decir, ante todo queremos la vida e inmediatamente el bienestar material, afectivo y espiritual. Pero lamentablemente todos, sin excepción, morimos: buenos y malos, ricos y pobres… ”, comenzó diciendo el obispo, y se preguntó:“ ¿Es posible vivir bien eternamente?”.

De este modo, introdujo el Evangelio de San Mateo con la pregunta: "¿Cuál es el camino de la vida eterna?", y recordó las condiciones de Jesús: en primer lugar, "renunciar a sí mismo", aunque aclaró que no significa “Desechar toda nuestra persona”, sino “poner a Jesús en el centro de la vida”. Por eso, enumeró que esta renuncia implica:

  • “No absolutizar las cosas materiales aunque son buenas y necesarias”.
  • “Subordinar todos los vínculos afectivos humanos aunque sean muy importantes al vínculo con Jesús”.
  • “Abandonar los vicios y pecados personales”.

Y todo esto, “entregarlo en las manos del Señor”. Con esta “técnica”, “que no es nada fácil, mi 'yo' se transforma hasta tal punto que puede decir como San Pablo: 'Ya no vivo yo, sino que Cristo vive en mí'. Esto es la muerte de mi 'yo' como hombre viejo para convertirme en hombre nuevo resucitado”, explicó monseñor Moon.

En segundo lugar, animó a "cargar la cruz". Este es “el camino de la concreción de la muerte del hombre viejo en la vida cotidiana”. Y, en este sentido, mencionó las distintas formas de sufrimiento que pueden darse al cargar con la cruz. Pueden ser la “enfermedad”, en lo corporal; “obedecer a Dios sin comprender”, en lo intelectual; “Indiferencia y desprecio”, en lo afectivo; o bien “el silencio de Dios”, en lo espiritual.

“Estas cruces, bien aceptadas, llevan a la muerte del yo interior. El paso siguiente sería la obediencia en el servicio y la entrega de la vida propia al prójimo hasta la muerte”, indicó el prelado, y agregó que “al completar la muerte del 'yo' interior, resucitaremos con el Señor”.

Por último, el tercer paso es “seguir a Jesús”: “Un éxodo de sí mismo hacia la libertad y la vida pero siempre guiado y acompañado por Él, nuestro Salvador”. Con el ejemplo, que “confesó correctamente su fe”, monseñor Moon recordó que debemos ser conscientes de “el sufrimiento, humillación y entrega de la vida de Jesús”, en otras palabras, la pasión.

“El que ama sufre porque ama, el que no ama sufre porque está solo. Es mil veces mejor sufrir por amar bien, ya que no existe la vida sin el sufrimiento”. Monseñor Han Lim Moon concluyó animando a “colaborar con tu cruz de cada día hasta la entrega de tu vida por amor a Él y a todos los hombres”. +