Jueves 14 de noviembre de 2024

Mons. Han Lim Moon: Cómo transformar la propia vida

  • 27 de febrero, 2021
  • Venado Tuerto (Santa Fe) (AICA)
El obispo coadjutor de Venado Tuerto reflexionó sobre el Evangelio del segundo domingo de Cuaresma, en el episodio de la Transfiguración de Jesús.
Doná a AICA.org

Para el segundo domingo de Cuaresma, el obispo coadjutor de Venado Tuerto, monseñor Han Lim Moon, reflexionó sobre la Transfiguración de Jesús y la “transformación” de la vida.

Ante el Evangelio de la Transfiguración, monseñor Moon explicó las razones de esta acción de Jesús frente a los discípulos. Sucedió que “quiso mostrarles anticipadamente a ellos la hermosa meta de su seguimiento que pasa por la cruz, y también a nosotros para que no nos desanimemos ante las dificultades en nuestro caminar durante estos 40 días. Su transfiguración gloriosa era la expresión visible de su resurrección a la cual todos estamos invitados a participar”.

Aunque esto fue “externo”, el prelado mencionó que “también una transformación interior cada vez más plena como ‘hijos de Dios muy queridos’ en el ‘Hijo muy querido’, Jesús”. En este sentido, dijo que “por habernos sumergido en el tesoro vivo que es Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo quien habita en nuestro corazón desde el momento del Bautismo”, ya somos hijos de Dios.

Luego el prelado dio una serie de recomendaciones para que “tu hermosura salga a la luz”, que muchas veces queda tapada por “pecados, heridas y ambiciones”. En primer lugar, animó a “escuchar la Palabra de Jesús que purifica, ilumina, orienta y anima”; por otro lado, hizo referencia a “remover esos obstáculos a través del sacramento de la confesión”; y finalmente, “uniendo más nuestra voluntad a la voluntad de Jesús”.

“Esto nos transforma cada vez más semejante a Él, el ‘Hijo muy querido de Dios’. Y toda nuestra persona se identifica más con Él, el tesoro brillante y hermoso”, aseguró monseñor Moon y animó a la comunidad de Venado Tuerto a expresar la luz a través de “las miradas que son las ventanas de nuestro corazón; los oídos cuando escuchamos atentos para comprender a los demás; la boca, por la sonrisa y las palabras del anuncio de la Buena Noticia; las manos cuando realizamos obras de misericordia; y los pies cuando buscamos a los necesitados para ayudarlos”.

Finalmente, el obispo aseguró que estamos frente a una “Buena Noticia”, “entonces, querido amigo, querida amiga, ¡ánimo! Sigamos adelante alentándonos mutuamente, ¡el Señor hermoso y resplandeciente nos espera! Amén”.+