Viernes 15 de noviembre de 2024

Mons. Ñáñez llamó a ser una "Iglesia discípula y misionera", a imagen de la Virgen

  • 8 de octubre, 2018
  • Córdoba
Con una procesión por las calles de la ciudad y una misa presidida por el arzobispo, monseñor Carlos José Ñáñez, la comunidad arquidiocesana de Córdoba celebró el 7 de octubre a Nuestra Señora del Rosario del Milagro, patrona de la arquidiócesis.
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El Pueblo de Dios cordobés celebró el 7 de octubre las fiestas patronales en honor de Nuestra Señora del Rosario del Milagro. Hubo una procesión por las calles, un rosario meditado y los fieles compartieron luego la celebración de la Eucaristía, presidida por el arzobispo, monseñor Carlos José Ñáñez.

En su homilía, el prelado destacó "un doble acontecimiento sinodal" que enmarcó la celebración: "Ante todo, el Sínodo ordinario de los obispos que ha comenzado hace pocos días en Roma y que tiene como tema ?Los jóvenes, la fe y el discernimiento vocacional?. Allí está participando el obispo auxiliar, monseñor Ricardo Seirutti", recordó. Por otra parte, "el undécimo Sínodo arquidiocesano que se está celebrando en nuestra Arquidiócesis y tiene como tema ?El primer anuncio del Evangelio hoy en Córdoba?", señaló. "Encomendamos en nuestra oración ambos acontecimientos y pedimos la intercesión de la Santísima Virgen", expresó.

"Hacia el final de nuestra celebración, escucharemos un breve testimonio de dos miembros del aula sinodal de Córdoba. En consonancia con lo que suele recomendar el papa Francisco, el testimonio de la persona mayor procurará evocar las raíces y las realizaciones de nuestra Iglesia en Córdoba. El joven procurará presentarnos algunos de los sueños y de los desafíos de nuestra comunidad arquidiocesana", detalló.

En referencia al Evangelio, señaló que María "se convierte en ?Arca Viviente? de la nueva y definitiva alianza", en el instrumento que trae al mundo al Redentor.

"La escena de la Visitación, como lo señaláramos oportunamente, es el ícono inspirador del Sínodo que estamos realizando y anhelamos que lo sea de la Iglesia que está en Córdoba, que a imagen de la Santísima Virgen quiere ser discípula y misionera de Jesús", afirmó: "Discípula para escuchar, guardar, meditar y practicar la Palabra de Dios. Misionera para llevar a todos la buena noticia de Jesús y para compartir la alegría que esa buena noticia suscita. Vale decir, llevar la persona de Jesús, viva en cada uno de nosotros, a todas partes, a todas las periferias, tal cual lo hizo la Virgen. Con la esperanza de ?hacer saltar de alegría a los demás?, porque, como nosotros, también los destinatarios de nuestro anuncio, encuentran la Persona del mismo Jesús".

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"Vamos discerniendo que el Espíritu nos invita y nos impulsa a ser cada vez más una Iglesia ´en salida´. Una Iglesia que se siente llamada a proclamar convencida y alegremente el primer anuncio del Evangelio en Córdoba. Así como María que, ni bien dejó de conversar con el Arcángel Gabriel, salió sin demora a realizar el acto más grande de servicio a los otros que es llevar a Jesucristo", sostuvo.

En referencia al primer anuncio del Evangelio, el prelado señaló que "el primer anuncio es simplemente éste: ?Jesús te ama, Jesús nos ama. Él dio su vida por mí, por vos, por nosotros. Te acepta como sos, nos acepta como somos. Te ofrece su amistad, nos ofrece su amistad, una amistad que transforma y plenifica nuestra existencia, nuestra vida?. Y es compartir el testimonio más elocuente: ?aquí lo tienes, te lo traigo porque está conmigo?", detalló.

"El ofrecimiento de Jesús, que reconocemos como transformador, es eminentemente personal y al mismo tiempo integrador en la comunidad de sus amigos, en su pueblo, en la familia que forma. El lema pastoral de este año 2018 nos lo recuerda y propone: ?El Hijo nos llama a seguirlo. Caminamos juntos?", recordó el obispo, y destacó la importancia de ser una Iglesia que sale, que se encuentra con las personas en los lugares donde viven, en sus hogares, en los lugares donde trabajan, "y allí procuran compartir sus alegrías y escuchar sus preocupaciones, sus inquietudes, sus sufrimientos y angustias y allí también tratan de testimoniar el amor de Jesús que acompaña, consuela, da sentido y fuerzas para vivir. Recogiendo lo verdaderamente bueno y ayudando a transformar lo que es malo en bueno".

"Para poner por obra este impulso del Espíritu Santo tenemos que ayudarnos mutuamente para descubrir a dónde nos invita a ir, debemos asimismo animarnos unos a otros para tomar la iniciativa de salir", animó el prelado, y llamó también a "intercambiar experiencias para discernir juntos los ámbitos adonde llegar, los modos de estar presentes, los lenguajes para hacer más adecuado el primer anuncio del Evangelio de Jesús".

Al mismo tiempo, destacó, "un anuncio que tiene que estar impregnado de compasión y misericordia, de una solidaridad efectiva y constante, que conduzca cada vez más a una auténtica y cálida fraternidad", y llamó a "ayudarnos mutuamente para brindar un testimonio evangélico verdaderamente coherente", a comprometerse en "cultivar actitudes de verdadera solidaridad", especialmente con quienes sufren "las duras consecuencias de la situación económico-social".

A ejemplo de San José Gabriel Brochero, las beatas María del Tránsito Cabanillas y Catalina de María Rodríguez, los venerables Fray Mamerto Esquiú, Fray José León Torres, Monseñor Enrique Angelelli, Fray Carlos Murias y la venerable sor Leonor de Santa María, monseñor Ñáñez llamó a salir entusiasmados a llevar la buena noticia. En ese sentido, encomendó la intercesión de la Patrona a toda la Iglesia que peregrina en Córdoba, y pidió que la Virgen "nos dé las fuerzas necesaria para llevar a la práctica el primer anuncio". +

» Texto completo de la homilía