Mons. Corral: 'No ahoguemos el sueño de construir un país para todos'
- 3 de agosto, 2023
- Añatuya (Santiago del Estero) (AICA)
El obispo de Añatuya presidió la celebración por la fiesta de Nuestra Señora de Huachana en el monte santiagueño. Hizo un fuerte llamado a la unidad y animó a ser artífices de una sociedad nueva.
Cada año, miles de peregrinos y devotos le rinden homenaje a Nuestra Señora de Huachana en el monte santiagueño. La fiesta de la Madre del manto verde, protectora del monte, se lleva a cabo cada 31 de julio y es el “tesoro y perla” de la diócesis de Añatuya.
Este año, decenas de miles de romeros procedentes de todo el país y países limítrofes se adentraron en el monte hasta su santuario, a 60 kilómetros de Campo Gallo. La celebración principal estuvo presidida por el obispo local, monseñor José Luis Corral SDV, quien en su homilía expresó que “María nos acompaña, es la puerta y quien nos conduce hacia Jesús”.
La misa fue concelebrada por el obispo de Santiago del Estero, monseñor Vicente Bokalic, el rector del santuario, padre Juan Ignacio Liébana, y muchos sacerdotes de ambas diócesis de Santiago y varias diócesis de Buenos Aires.
También participaron de la ceremonia el director nacional de Obras Misionales Pontificias, padre Fernando Sánchez, sacerdotes de Tucumán, Salta y Jujuy y los sacerdotes Sergio Marinelli e Isidoro Lucconi, venidos de Italia, quienes trajeron los restos mortales del padre Duilio Guerriero, quien fuera el iniciador y primer rector del santuario.
El padre Guerriero murió en Italia y estos compañeros suyos, que también trabajaron en Añatuya, trajeron en una urna funeraria sus cenizas para cumplir su deseo descansar en Huachana.
En su homilía, el obispo de Añatuya expresó: "Hemos llegado hasta el Santuario de la Madre porque buscamos al Señor, queremos acercarnos más a Jesús y poderlo ver, porque nos gusta estar juntos y sabernos vinculados como una familia grande de los cristianos”.
Por eso, señaló que el encuentro con Cristo nos vuelve a encender el corazón, “y cuando el corazón tiene fuego baja a los pies y nos pone en camino al encuentro de los demás en el anuncio del Evangelio y en el servicio fraterno”.
“A veces podemos ser obstáculo o impedimento que estorba para que otros puedan tener la oportunidad de la proximidad a Jesús”, lamentó, y agregó: “Dios nos libre de ello y no seamos nunca traba ya sea por el antitestimonio o por nuestros escándalos”.
El prelado también hizo hincapié en que “sin la Madre no hay unidad”, y animó a “ser artífices de una sociedad nueva donde asumimos el camino del servicio y del cuidado mutuo en lugar de la búsqueda egoísta de sí mismo”.
Así, llamó a poner la mirada en un horizonte compartido “cuando nos sentimos enredados en nuestras internas o atrapados por modelos y recetas que no responden a las necesidades más vitales”, y pidió renovar “nuestro propio compromiso en la construcción de un presente y un futuro mejor para todos desde un orden justo y sustentable”.
“No ahoguemos el sueño de construir un país para todos, sin tantas palabras estériles y con más gestos de humanidad, trabajando por la paz, por la unidad, el cuidado de la creación y el bien común”, alentó.
Al acercarse las elecciones, advirtió que “no tenemos que esperar todo de quienes resulten electos, sino ser parte activa en la rehabilitación de nuestras fracturas y en la recuperación de nuestras fragilidades institucionales y sociales”.
Sin embargo, destacó que “a quienes se les confíe la misión de dirigir los destinos de la Patria lo deberán hacer con mucha humildad, con honestidad suma y con verdadero espíritu de servicio y sacrificio, con genuino interés por ayudar a los más desprotegidos y olvidados”.
“La Patria que soñamos nos necesita como personas que están dispuestas a construir con el arte del diálogo antes que con la moda de la división; a ser artesanos de la paz antes que ser agentes de la violencia, a brindar el servicio desinteresado y generoso antes que buscar el provecho propio o aferrarse al poder a cualquier precio”, concluyó.+