Mons. Conejero Gallego: 'Un tiempo para abrirse a la alegría y la esperanza'
- 9 de junio, 2023
- Formosa (AICA)
"No hay que dudar de que el Espíritu de Dios nos dará su fuerza y nos sostendrá para transformar la historia según los designios de Dios", expresó en su editorial en el periódico Peregrinamos.
El obispo de Formosa, monseñor José Conejero Gallego, destacó que las solemnidades de la Santísima Trinidad y del Santísimo Cuerpo y Sangre de Cristo “fluyen del ser y de los dones del mismo Espíritu de Dios”.
“Estas celebraciones, vividas conscientemente, contribuyen a la santificación de cada persona, al incremento de la Iglesia y al bien de la humanidad entera”, aseguró.
El prelado formoseño consideró que, “para renovar y transformar la conciencia personal y las actividades humanas, como la política, la economía, la cultura y los modelos de vida -frecuentemente en contraste con el designio de Dios-, estamos llamados, como exhortaba el recordado Papa san Pablo VI, a ‘invocar constantemente con fe y fervor al Espíritu Santo y a dejarnos guiar prudentemente por Él como inspirador decisivo de sus programas, de sus iniciativas, de su actividad evangelizadora’”.
“Sin lugar a dudas, hoy, quizás como nunca, en el momento en que nos encontramos, más que discursos demagógicos, crispados y confrontativos, costosas propagandas de afiches y carteles excesivos, competitivos entre sí, e incluso que dificultan y entorpecen la visibilidad de la circulación en las avenidas y calles de nuestros pueblos y ciudades, se requieren el diálogo, debates serenos, búsqueda de la verdad y del bien común, pautas básicas comunes de consenso y, por sobre todo, testimonio, coherencia y ejemplo de vida, que son los que verdaderamente convencen y atraen a la gente de buena voluntad”, planteó.
“Ahora bien, en medio de una situación difícil como la presente, de inicuas y persistentes desigualdades, de violencias, de lentitud, incluso de retrocesos, en la tarea de construir una sociedad más justa y fraterna, no debemos abatirnos ni desalentarnos, no; más bien al contrario, debemos abrirnos a la alegría y a la esperanza, a salir de nuestros egoísmos, escuchar y compartir con los más pobres, sufridos y vulnerables, sin dudar de que el Espíritu de Dios nos dará su fuerza y nos sostendrá para transformar la historia según los designios de Dios”, concluyó.+