Viernes 15 de noviembre de 2024

Mons. Conejero Gallego pide a la Virgen que enseñe a los formoseños a caminar juntos

  • 8 de julio, 2022
  • Formosa (AICA)
El obispo de Formosa propuso hacerlo "creciendo en comunión, participación y misión" y recordó que en julio son las fiestas patronales en honor de Nuestra Señora del Carmen.
Doná a AICA.org

El obispo de Formosa, monseñor José Vicente Conejero Gallego, destacó el modo progresivo como se fue profesando y celebrando, desde siempre, “la virginidad y maternidad divina de María a lo largo de la historia de la Iglesia”.

“Ella misma había reconocido, en su canto, las grandes cosas que el Todopoderoso hizo en su persona; y nosotros hoy, seguimos, con fe y alegría, proclamando en el Credo: ‘creo en Jesucristo, su único Hijo, Nuestro Señor, que fue concebido por obra y gracia del Espíritu Santo, nació de Santa María, la Virgen”, subrayó. 

“Estamos muy agradecidos, primero a Dios por su misericordioso designio y plan de Salvación para con la humanidad; pero, también a María, por su ‘Sí’ a la voluntad divina: ‘Yo soy la servidora del Señor, que se cumpla en mí lo que has dicho’”, expresó, y agregó: “A la vez, sentimos la necesidad y confiamos en el consuelo y la intercesión de la Mujer, madre de Jesús y madre de la Iglesia, modelo de fe y de esperanza, durante nuestro peregrinar en la vida, tanto a nivel personal, como de familia humana”. 

Monseñor Conejero Gallego recordó que la Iglesia diocesana, en julio, volverá “nuevamente a encontrarse para honrar y celebrar gozosamente a María, en su advocación de Nuestra Señora del Carmen, madre y patrona de todos los formoseños, y suplicarle que nos enseñe a caminar juntos, creciendo en comunión, participación y misión”.

“Misión que consiste, sobre todo, en medio de este mundo herido, fragmentado, violento y tan necesitado de paz y concordia fraterna, en ser testigos de su Hijo Jesucristo y de anunciar, con fidelidad y alegría, su Nombre, hasta los confines de la Tierra. Nos fundamos en aquellas palabras de Pedro, quien lleno de la fuerza y el poder del Espíritu Santo, exhortaba con vehemencia: ‘porque en ningún otro hay salvación, ni existe bajo el cielo otro Nombre dado a los hombres, por el cual podamos salvarnos’”, concluyó.+

» Texto completo del editorial