Mons. Conejero Gallego: 'Jesucristo, juez de vivos y muertos'

El obispo de Formosa llamó a creer, proclamar, celebrar y vivir en profundidad el misterio de Jesucristo, "testigo fiel de la Verdad, a fin de alcanzar la paz que tanto necesitamos como hermanos".

“Los hombres estamos, muy frecuentemente, prontos y dispuestos a emitir juicios sobre las personas, realidades y acontecimientos muy complejos, en razón de nuestros gustos, preferencias y conveniencias, adoleciendo de subjetivismos y parcialidades; además, siendo, en general, poco comprensivos y más rigurosos y severos con los demás que con nosotros”, expresó el obispo de Formosa, monseñor José Vicente Conejero Gallego.

“De ahí que Jesús nos enseñe a no juzgar ni a condenar, recordándonos que la medida que usemos con los demás será usada con nosotros e invitándonos, por tanto, a ser misericordiosos, como nuestro Padre Dios es misericordioso”, destacó en su editorial mensual en el periódico diocesano Peregrinamos.

El prelado formoseño recordó que “San Pablo, por su parte, nos exhorta a no apresurarnos a emitir juicos prematuros, recomendándonos que: ‘Dejen que venga el Señor, el sacará a la luz lo que está oculto en las tinieblas y manifestará las intenciones secretas de los corazones. Entonces, cada uno recibirá de Dios la alabanza que le corresponda’”. 

“Es obvio que estamos llamados todos y, más aún, en este tiempo de dinamismo eclesial de sinodalidad de escucha y de discernimiento comunitario, a la luz de la Palabra de Dios y del Magisterio, a no extinguir la acción del Espíritu Santo, a examinarlo todo, quedándonos con lo bueno; a participar activamente y buscar tiempos para encontrarnos, dialogar, evaluar y proponer soluciones a los urgentes problemas y desafíos de las familias y demás actividades socio-político-económicas que nos afectan a todos; es la manera de crecer en comunión, participación y misión”, puntualizó. 

Por último, monseñor Conejero Gallego animó a la comunidad pedirle al Espíritu Santo, en vísperas de Pentecostés, “creer y proclamar, celebrar y vivir, en profundidad, el misterio de Jesucristo: ‘Señor, juez de vivos y muertos, testigo fiel de la Verdad', a fin de alcanzar la paz que tanto, tanto, como hermanos, necesitamos”.+