Jueves 26 de diciembre de 2024

Mons. Colombo: 'La coherencia de una fe vivida, respetada en los necesitados'

  • 28 de noviembre, 2023
  • Mendoza (AICA)
El arzobispo de Mendoza recordó que "la invitación es a la misericordia; la invitación es a la solidaridad; la invitación es a vivir nuestra fe, esa fe rezada, esa fe creída y proclamada".
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El arzobispo de Mendoza, monseñor Marcelo Colombo, expresó su alegría de poder retomar la misa dominical televisada, luego de participar de la asamblea sinodal en Roma y de la asamblea plenaria de la Conferencia Episcopal Argentina (CEA), de la que es vicepresidente primero. Lo hizo en la solemnidad de Cristo Rey y desde la parroquia Inmaculada Concepción, de la localidad mendocina de Palmira.

“Es para mí una posibilidad hermosa reencontrarme para compartir juntos, en la homilía dominical, algunas de estas pequeñas experiencias vividas en este tiempo”, dijo al comenzar la reflexión sobre las lecturas del día.

“La invitación es a la misericordia; la invitación es a la solidaridad; la invitación es a vivir nuestra fe, esa fe rezada, esa fe creída y proclamada. También y, sobre todo, en la coherencia de una fe vivida, respetada en los necesitados”, sostuvo.

El arzobispo mendocino destacó que, en el Sínodo, pudo ver “cuántas obras de misericordia la Iglesia practica a lo largo y a lo ancho de su presencia en el mundo”, y recordó lo que contó cardenal encargado de atender a los hermanos más pobres de la ciudad de Roma y es el responsable de la Pastoral de la Calle del Vaticano.

“En una comida en torno a la fecha del Sínodo, (el purpurado) les preguntó a las personas en situación de calle, que estaban compartiendo con él un desayuno, qué le pedían a la Iglesia, y un hombre respondió: ‘A la Iglesia le pedimos amor bueno’”, contó.

“Tuvimos otra historia muy hermosa: la de un señor, Lucas, que es el dueño de un barco que va a buscar a los migrantes que están náufragos, que padecen el naufragio porque se caen de esas lanchas o de esos botes tan precarios en el Mediterráneo. Son los refugiados, los migrantes que escapan de las calamidades económicas del África”, agregó.

Tras señalar que “ese hombre no espera que la gente esté a punto de ahogarse; los va a buscar con su barco”, relató: “Ese hombre nos contaba, hablando de sí mismo: ‘Nosotros, los que somos pobres de tantas pobrezas, encontramos fuerza y dignidad en estos pobres materiales, en estos pobres que necesitan del amor y la ayuda de la Iglesia; y ellos, que son los migrantes, nos devuelven a la Iglesia a nosotros que, muchas veces, nos alejamos por creernos superiores o mejores a los demás” 

“¿Ven? –señaló-, otra vez en el Sínodo, el Señor nos dio la posibilidad de escuchar cómo la Iglesia se expresa a través de estas obras de solidaridad”.

“Ojalá este domingo de Jesucristo Rey del Universo nos conectemos al reinado de Cristo. No a una potencialidad humana, no a un poder terreno, sino a esa enorme capacidad de amor que Dios ha puesto en los cristianos expresándola, sobre todo, en el señorío de Cristo, su Hijo el Buen Pastor, el nuevo Adán, nuestro Salvador”, concluyó.+