Mons. Colombo invitó a "caminar los senderos de la reconciliación fraterna"
- 15 de septiembre, 2020
- Godoy Cruz (Mendoza) (AICA)
El arzobispo de Mendoza, monseñor Marcelo Daniel Colombo, presidió la misa del domingo en la parroquia San Pedro Apóstol, de Godoy Cruz.
El arzobispo de Mendoza, monseñor Marcelo Daniel Colombo, presidió la misa del XXIV domingo durante el año en la parroquia San Pedro Apóstol, de Godoy Cruz.
En su homilía, comenzó por referirse a la primera lectura, un texto del libro del Eclesiástico “que nos acerca una mirada más parecida a la que nos va a proponer Jesús. Toma distancia de la ley del talión, del ojo por ojo, y diente por diente. También se diferencia de la dureza con la cual se examinan las culpas de los otros”, explicó.
“El texto de la primera lectura nos invita a tener un corazón libre de rencores, de odios, de todo lo que nos ciega y nos impide vivir libremente. Porque hay que decirlo: el que está con rencor, el que tiene odio en su corazón, no es libre, es esclavo. Está preso”, advirtió. “Y nosotros en Cristo hemos sido llamados a la libertad. Albergar los sentimientos de rencor, ensimismarnos casi de una manera masoquista sobre cosas que nos duelen, sin mirar hacia adelante en lo que significa perdonar las culpas de los otros, puede dejarnos heridos y sin libertad. Se trata de vivir armónicamente en justicia, verdad y también de buscar cómo ayudar a los otros a superar sus errores”, afirmó.
“El Evangelio nos introduce en una historia muy especial”, consideró el prelado. “Jesús tiene que responder a una pregunta de Pedro sobre el perdón. Pedro quiere poner alguna medida para perdonar y entonces le habla del número siete, como siete ofensas que uno pueda perdonar de una persona. Jesús en cambio eleva la puntería del número y le expresa en término superlativo que siempre tenemos que perdonar. La figura a la que recurre es la imagen o la parábola de este rey que perdona a un servidor que le debe muchísimo. Sin embargo, este servidor, ante una deuda mucho más chica, de otros servidores, se muestra injusto y castiga con severidad al que le debe”.
“La figura del rey nos lleva a pensar en Dios y su amor. Él nos perdona cosas bravas a nosotros. En cambio, mezquinamente, miserablemente, usando el término que utiliza Jesús, para cosas más pequeñas, ofensas de los otros, nos quedamos atrapados en el sentimiento de juicio y de condena”, lamentó. “La propuesta del Evangelio es perdonar, mirarnos a nosotros mismos y tener la capacidad de superar magnánimamente, es decir, con un corazón grande, lo que nos lastima o duele”.
“La pedagogía de la Palabra de Dios de estas semanas nos hace trabajar mucho sobre el tema del perdón, de la reconciliación, de la paz. Esto no significa desconocer las ofensas o los daños que nos hagan. Al contrario, dialogar, hablar, enfrentar las dificultades, constituye parte del camino cristiano, de la pedagogía que el Señor nos invita a tener y a no quedarnos encerrados en nuestro odio, esclavos de nuestro rencor”, reconoció.
“Los invito entonces a seguir caminando bajo la mirada del Señor y a crecer juntos en torno a Él, y en su misericordia, caminar los senderos de la reconciliación fraterna”, concluyó.+