Viernes 15 de noviembre de 2024

Mons. Colombo instó a pensar en el valor del tiempo

  • 21 de julio, 2020
  • Mendoza (AICA)
El arzobispo de Mendoza, monseñor Marcelo Colombo, presidió la misa del domingo en la Nuestra Señora de Luján de Cuyo.
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El arzobispo de Mendoza, monseñor Marcelo Colombo, presidió la misa del domingo en la parroquia Nuestra Señora de Luján de Cuyo. En su homilía, reflexionó sobre el valor del tiempo y recordó la figura del primer obispo de Mendoza, monseñor José Aníbal Verdaguer y Corominas, a 80 años de su muerte.

En su homilía, basándose en las lecturas del día, destacó que “nuestro buen Dios espera al hombre, le da tiempo, porque lo justo debe ser humano, debe ser misericordioso, y entonces Dios quiere esperarnos a que rectifiquemos nuestro obrar”.

En referencia al Evangelio, señaló que con una historia muy sencilla, “nos hace pensar en el tiempo, en el valor del tiempo”. Así como el domingo anterior, la reflexión tenía que ver con el tipo de terreno, “hoy la mirada de la Palabra de Dios nos hace reflexionar sobre el valor de saber esperar, una espera que es prudencia, que es capacidad de resistir los impulsos del mal espíritu, de enojarse o de atacar a lo que no nos gusta o lo que nos parece mal, tiempo que no nos impone complicidad con lo malo, sino una espera confiada de que lo bueno se ponga de manifiesto”.

“Esperamos no con una paciencia ingenua, sino que esperamos que a su tiempo las cosas se vayan dando como se había previsto, para lo cual nos preparamos y nos animamos a poner todo de nosotros, para cuidar de cumplir con el objetivo: cosechar el trigo, cosechar lo bueno”.

“Ojalá nosotros en este tiempo de cuarentena, donde nos asusta esta larga espera, donde nos desalienta el tener que vernos sujetos a tantas normas y a tantos criterios que nos parecen privar de una felicidad que teníamos, ojalá podamos concentrarnos en el resultado, volver sanos a la normalidad, volver fuertes, volver todos a la normalidad y esto significa esperar, poner de nuestra parte lo que haga falta y sobre todo asegurarnos que ese resultado sea lo que hemos pensado, lo que hemos previsto en la vida que queremos cuidar, la vida que queremos asegurar”, deseó.

“Hoy la iglesia en Mendoza tiene una particular referencia para su reflexión: Se recuerdan los 80 años de la muerte de su primer obispo, monseñor Verdaguer. Él había nacido en 1877 en Plumerillo, Las Heras, y fue un sacerdote destacado en su actuación aquí en Mendoza, cuando todavía pertenecía a la diócesis de San Juan de Cuyo. Fue párroco de la iglesia matriz, vicario foráneo, y también rector del seminario de San Juan cuando, en 1934, se lo nombra obispo de Mendoza, una diócesis creada para entonces y él sería el primer obispo”, recordó.

“Un ministerio pequeño en el tiempo: seis años. Moriría un 19 de julio de 1940 pero sabemos de la fecundidad de su siembra sabemos de dos o tres obras que lo recuerdan como un trabajador incansable y como un hombre que apostaba fuerte a la evangelización. Así su obra de historiador y de especialista en la vida de la Iglesia nos ha legado una monumental historia de la Iglesia de Cuyo y también una historia de Mendoza, dos obras que podemos considerar de consulta permanente para cualquier historiador”, consideró. 

“Pero hay una obra quizás más sublime, que tiene que ver con las personas: la fundación de las Hermanas Obreras Catequistas, que están aquí en nuestra arquidiócesis, en Godoy Cruz, pero que rápidamente se esparcieron por el resto de la Argentina. Esa fundación de monseñor Verdaguer fue un modo muy importante en sumarse a la misión evangelizadora de la Iglesia, proponiendo la activa participación de la mujer en la difusión del Evangelio”, destacó.

“Recordamos a monseñor Verdaguer, agradecemos a Dios por su obra y lo encomendamos a la justicia de Dios, que hará con él mucho bien, porque el Señor seguro lo tendrá ya en su morada”.+

» Texto completo de la homilía