Mons. Carrara en la misa por el Día del Pontífice: "Volver a la cultura del encuentro"
- 29 de junio, 2019
- Buenos Aires (AICA)
En la solemnidad de los apóstoles Pedro y Pablo y Día del Pontífice, sábado 29 de junio, se celebró en la catedral metropolitana de Buenos Aires una misa de conmemoración. El arzobispo de Buenos Aires y primado de la Argentina, cardenal Mario Aurelio Poli, presidió la celebración y la homilía estuvo a cargo del obispo auxiliar de Buenos Aires y vicario episcopal para las villas de emergencia, monseñor Gustavo Carrara.
Acompañaron concelebrando: por a la nunciatura apostólica, el encargado de negocios a.i, monseñor Aliaksandr Rahinia, y monseñor Vincenzo Turturro, consejero; monseñor Ernesto Giobando SJ, monseñor Juan Carlos Ares y monseñor Gustavo Carrara, obispos auxiliares de Buenos Aires; monseñor José María Arancedo, arzobispo emérito de Santa Fe de la Vera Cruz; monseñor José Luis Mollaghan, arzobispo emérito de Rosario; monseñor Antonio Baseotto, obispo castrense emérito; y monseñor Alfredo Zecca, arzobispo titular de Bolsena. Además estuvieron presentes autoridades del gobierno de la ciudad y de la provincia de Buenos Aires.
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En la homilía
Monseñor Carrara, se refirió al papa Francisco, como un "regalo sorprendente del Espíritu Santo, para la Iglesia y para el mundo de hoy", ante los desafíos y delicados problemas que atraviesa la sociedad.
Al citar su última exhortación apostólica, Christus vivit, indicó que se propone nuevamente el kerigma: "Dios te ama, Cristo es tu salvador, Él vive". "Este es el primer anuncio por dos razones: porque es el más importante y porque hay que empezar por allí. Todo lo demás viene después. Esto es lo que anunciaron San Pedro y San Pablo, por esto dieron su vida".
Luego expresó: "Hoy Cristo está llagado en los niños, niñas y adolescentes que sufren la pobreza, en esa mamá que no come para que sus hijos coman, en los ancianos olvidados, en los enfermos, en los padres de familia que han perdido el trabajo".
Monseñor Carrara alertó sobre "la cultura de la voracidad y del descarte", que el Papa la señala como anti-evangélica, y sobre los procesos de deshumanización que se aceleran, "se elige quién es prójimo y quién no lo es. Se van instalando así el terror y los muros. Ciudadanos amurallados, aterrorizados de un lado; excluidos, desterrados más atemorizados todavía del otro. Y se pregunta: ¿Es esa vida que nuestro Padre Dios quiere para sus hijos e hijas?", cuestionó.
El vicario episcopal para las villas de emergencia de Buenos Aires señaló que en el corazón del Evangelio, "también está la vida comunitaria" y "la cultura del encuentro" que propone el Santo Padre: "Es una cultura poliédrica, porque busca generar procesos que construyan un pueblo enriquecido por las diferencias. Procesos en primer lugar de integración de los descartados, de los invisibles".
En este sentido, animó a la comunidad a tener una "convicción profunda de que cada persona es sagrada, de que no mandan las circunstancias", porque "el solo hecho de haber nacido en un lugar con menores recursos o menor desarrollo no justifica que algunas personas vivan con menor dignidad".
El prelado definió a la cultura como el estilo de vida de un pueblo, "lo que ha entrado en las entrañas de un pueblo" y el pueblo que ha hecho suya la cultura del encuentro es aquel "conjunto de personas que no caminan como individuos sino como el entramado de una comunidad de todos y para todos, que no puede dejar que los más pobres y débiles se queden atrás".
Finalmente, sostuvo que "hay una profunda cuestión cultural que hay que afrontar, que es al mismo tiempo política y social", frente a la cual debe instaurarse la cultura del encuentro: "En todo esto se juega la presencia de la esperanza en el mundo, se juegan temas que desafían nuestros valores más profundos y el sentido de nuestro paso por esta vida", concluyó.
» Texto completo de la homilía
En las primeras filas estaban el secretario general del gobierno de la provincia de Buenos Aires, Fabián PerechodniK, el legislador porteño Eduardo Santamarina; el director de Cultos de la Ciudad de Buenos Aires, Federico Pugliese, junto con su colaboradora Pilar Bosca; el ex secretario de Culto de la Nación Norberto Padilla; el embajador de Egipto, Amin Meleika, y varios representantes del Ejército y de la Prefectura Naval Argentina.
Al costado, en un asiento del crucero asistió invitado el padre Esteban Jovanovich, de la Iglesia Serbia, ataviado con sotana negra. Entre los concelebrantes, todos con casullas rojas, estaban monseñor Antonio Aloisio, párroco de Santa Julia en el barrio porteño de Caballito; el vicerrector de Integración de la Universidad Católica Argentina (UCA), presbítero Gustavo Boquin; el vicario del Opus Dei para Buenos Aires, presbítero Fabricio Melchiori; el capellán castrense Enrique Saguier Fonrouge; el presidente del tribunal eclesiástico, presbítero Hugo von Ustinov, y los presbíteros Víctor Pinto y Juan Llavallol.
Medio centenar de religiosas asistieron a la misa y previamente rezaron una hora santa por el Sumo Pontífice, entre ellas, una religiosa ciega de vida contemplativa, de la congregación de Don Orione. El cardenal Poli agradeció la oración de las religiosas antes de dar la bendición final. Invitó a rezar por el Papa a María, Nuestra Señora de Buenos Aires, "para que desde aquí lo proteja y lo bendiga".+