Miércoles 25 de diciembre de 2024

Mons. Cargnello pidió sabiduría para los gobernantes y honestidad para la ciudadanía

  • 10 de julio, 2024
  • Salta (AICA)
El arzobispo de Salta consideró que se trata de valores clave para "alentar y contener, esperar y dar esperanza, provocar solidaridad y crear fraternidad", y para crecer como Nación.
Doná a AICA.org

El arzobispo de Salta, monseñor Mario Cargnello, presidió el Tedeum patrio en la catedral basílica del Señor y la Virgen del Milagro, durante el que le pidió a Dios que les dé sabiduría a los gobernantes provinciales y municipales salteños, "para alentar y contener, esperar y dar esperanza, provocar solidaridad y crear fraternidad".

En la homilía, el arzobispo salteño, desgranó esas tres tareas por parte de las autoridades, según puede leerse a continuación.

Sabiduría para alentar y contener: los tiempos son difíciles. La tentación de enfrentarnos en discusiones estériles está a la puerta. Un gobernante que nos aliente con su palabra y su ejemplo de trabajo, de austeridad, de preocupación y ocupación real por las necesidades de todos, es una luz que permite empezar cada día disponiéndonos a poner el hombro a la tarea de construir un presente más justo. Y esto contiene a la comunidad. El que gobierna y trabaja en la función pública es un faro para muchos, para todos, aún para los adversarios. En los tiempos difíciles son más necesarios que nunca personas capaces de marcar rumbos conteniendo a los ciudadanos.

Sabiduría para esperar y dar esperanza. Que no nos ahoguen las urgencias, que las cosas importantes estén primero. Rehacer el tejido social, recuperar la calidad educativa, restablecer una verdadera justicia social, nos está exigiendo mucho esfuerzo y sacrificio. Los más pobres son los más castigados. Ver a los que nos conducen, realmente ocupados en esta tarea enciende la luz de la esperanza y da capacidad para acompañar el tiempo que sea necesario.

Sabiduría para provocar solidaridad y crear fraternidad. Necesitamos su testimonio de austeridad ciudadana, de honradez en el cuidado de los fondos públicos, de animación del compromiso real de sus colaboradores con los que piden correctamente ser atendidos. Que nadie se sienta expulsado de la comunidad ciudadana por la ostentación del poder o del dinero. Me impresiona la actitud de tantos hermanos pobres que, a pesar de necesidades y carencias, siguen confiando en los que son sus líderes.

En otro tramo de su predicación, monseñor Cargnello también le pidió a Dios "honestidad" para los ciudadanos, al recordar que esa virtud es "el ornato de las personas dignas".

"Es una condición fundamental para las relaciones humanas, para la amistad y para una vida comunitaria auténtica. La honestidad respeta la vida, se caracteriza por la confianza como actitud y como testimonio que contagia. Se fundamenta en la sinceridad y la apertura, y expresa la disposición interior de vivir a la luz de la verdad", sostuvo.

"La honestidad abre nuestra conciencia al bien, e impulsa a nuestra voluntad para que lo busque y lo siga. Por eso, rechaza la duplicidad entre el pensar, el decir y el actuar. La persona honesta busca la verdad y la justicia, y construye la amistad social, rechazando cualquier exclusión", agregó.

Hacia el final de su reflexión, monseñor Cargnello subrayó: "Una nación crece cuando crece el número de ciudadanos honestos. Y crece más todavía, cuando esos ciudadanos honestos nos gobiernan. Que el Señor nos conceda ese regalo. Que la política educativa se oriente a la formación de ciudadanos honestos. No bajemos los brazos. Luchemos por crecer como Nación".

"No nos cansemos de hacer el bien. Confiemos en el Señor como nuestros próceres de la Independencia. Esta es la hora de todos los argentinos", concluyó.+

-> Texto completo de la homilía