Mons. Cargnello advirtió sobre las consecuencias destructoras de la falaz ley de aborto
- 29 de marzo, 2021
- Salta (AICA)
"La profunda hipocresía que atraviesa la cultura de la muerte crece aceleradamente", aseveró el arzobispo de Salta en la celebración del Domingo de Ramos y en respuesta a un funcionario sanitario.
El arzobispo de Salta, monseñor Mario Antonio Cargnello, presidió la bendición y misa del Domingo de Ramos desde las escalinatas de la catedral basílica Señor y Virgen del Milagro, y cumpliendo los protocolos preventivos a raíz de la pandemia del coronavirus.
Tras la lectura de los evangelios que narran la entrada triunfal de Jesús en Jerusalén, Cargnello diferenció: "Jesús podría haber elegido un caballo para entrar como un rey, pero eligió un asno que es un animal trabajador, pacífico y manso. El asno es un símbolo de servicio. Pone su vida al servicio de los demás. En cambio el caballo es un símbolo de fuerza, de prepotencia. Y Jesús es un rey de un tiempo nuevo dedicado al servicio".
El arzobispo salteño se refirió al gerente del Hospital Público Materno Infantil, Federico Mangione, quien en entrevistas periodísticas había hablado de supuestas “trabas” para aplicar la ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo (IVE) en la provincia.
Monseñor Cargnello consideró que las declaraciones del responsable de salud ponen en evidencia “la profunda hipocresía que atraviesa la cultura de la muerte que crece aceleradamente también en nuestro país” y aseguró que esta situación es una “muestra cualificada de la falaz ley del aborto aprobada para ganar votos cuyas consecuencias destructoras ya se manifiestan”.
“El jefe del Hospital Materno Infantil informaba que desde la aprobación de la ley se han realizado 42 intervenciones en ese hospital y 110 en los centros del área de influencia del mismo nosocomio”, puntualizó, y agregó: “Según su informe, los pedidos presentados exceden lo prescripto por la Ley que aún no ha sido regulada”.
“Esa falta de regulación, de hecho, legaliza el aborto prácticamente hasta el último día del embarazo. La práctica dice que la ley del aborto habilita el aborto legal a lo largo de todo el embarazo en las causales de violación o de riesgo para la vida o la salud de la madre, entendiendo por salud la física, psíquica o social. De este modo se presenta un horizonte indefinido a favor de la muerte”, advirtió.
“Ya pidieron aborto embarazadas de 38 semanas. Esto significa extraer un niño o niña con vida y matarlo”, aseveró, y preguntó:. ¿Quién puede hacerlo si tiene un mínimo de conciencia de su misión al servicio de la vida humana? ¿Puede una ley humana imponerse sobre el precepto natural que dice: no matarás?
“Abortar después de la 11ª semana es romper un niñito que ya va formando su sistema óseo, quebrarlo para que se muera. Un legrado se convierte en una Gillette que corta con el riesgo de dejar a la mujer imposibilitada para ser madre en el futuro. Este es el panorama”, sostuvo.
Monseñor Cargnello evaluó que las afirmaciones del médico invitan a preguntarse: “¿Qué juicio podemos hacer acerca de quienes aprobaron la ley hablando de “fenómeno” o “larva” o “amasijo de células” al describir al niño en el vientre de su madre? ¿Puede un ciudadano honesto, un católico consciente, no tener en cuenta esta terrible realidad al emitir su voto que ha de elegir sus autoridades? ¿Pueden las autoridades de cada uno de los poderes del Estado seguir ignorando las terribles consecuencias de una falaz ley inicua?”
Y alertó sobre las consecuencias que se “están poniendo en evidencia”, y detalló:
- Muchos médicos (y ésta es una buena noticia) han presentado la objeción de conciencia.
- Aumentan las enfermedades de transmisión sexual. La aprobación y generalización de las prácticas anticonceptivas de primera instancia (píldoras anticonceptivas, preservativos, etc.) han impulsado la consideración y el ejercicio de una sexualidad sin compromiso, irresponsable y paulatinamente descuidada. Esto se ha aumentado con la posibilidad de recurrir al aborto.
- Aparece también el fracaso de una educación sexual fundada en una concepción de la persona humana que no tiene en cuenta su dignidad arraigada en la transcendencia.
- Se alimenta la errónea y pecaminosa conciencia de creernos con autoridad para determinar quién tiene derecho a vivir y quién no. Triste muestra de una sociedad que excluye y margina al más débil entre los débiles: al niño en el seno de su madre.
- Se profundiza la grieta a causa de una legalizada injusticia que hiere el tejido social de nuestra patria y nos aleja del ideal de ser una Nación cuya identidad sea la pasión por la verdad y el compromiso por el bien común.
“Vamos a renovar la entrada de Jesús en Jerusalén. Pongamos sobre el asno que lo conduce nuestras mantas, es decir, nuestras personas. Pongamos de modo especial la sociedad argentina, elijamos el Reino nuevo que Él nos trae, reino de servicio, de justicia y de paz. Tomemos en serio las exigencias de nuestro bautismo, de nuestra identidad cristiana y seamos consecuentes en nuestro compromiso ciudadano; ¡Señor Jesús, manso y humilde de corazón, haz nuestro corazón semejante al tuyo!”, concluyó.+