Viernes 15 de noviembre de 2024

Mons. Buenanueva: 'Nadie puede eludir la llamada del amor'

  • 8 de mayo, 2024
  • San Francisco (Córdoba) (AICA)
"Ese es el camino de la libertad más auténtica", planteó el obispo de San Francisco, y destacó que Jesús encarnó el amor más grande, el que nos invita a vivir y que anima la vida de tantas personas.
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“La palabra ‘amor’ está desgastada. Tanto como la palabra ‘Dios’”, sostuvo el obispo de San Francisco, monseñor Sergio Buenanueva, en su reflexión semanal. Sin embargo, señaló que “no podemos eludirlas de nuestro lenguaje. Si lo hiciéramos, correríamos el riesgo de diluir nuestra propia condición humana”.

Al respecto, indicó que los primeros cristianos echaron mano del término “ágape” para expresar la novedad del amor de Jesús. No usaron “eros” (atracción sexual), ni “filía” (amistad). No porque indicaran cosas necesariamente pecaminosas, sino porque “la experiencia de Jesús colmaba por desborde el amor erótico o de amistad”.

“Nadie puede eludir la llamada del amor”, planteó el prelado, y añadió: “Todos estamos invitados a madurar, precisamente centrando nuestra persona, con todas sus capacidades, fuera de nosotros mismos: en los otros. La fuerza y belleza de la atracción, del placer y de la amistad alcanzan su cumbre cuando me trasciendo en los que amo: Dios y los demás”.

Ese, sugirió, es el camino de la libertad más auténtica: “Ese es el amor más grande, según Jesús. El amor que Él encarnó, el que nos invita a vivir y el que anima la vida de tantos hombres y mujeres en este mundo nuestro, en ocasiones oscuro y violento”.

El prelado concluye citando “al gran Benedicto XVI, que inspiró mis reflexiones de este domingo”, y pidiendo a Jesús: “Enséñanos a amar como Vos nos amaste.”

“Hemos creído en el amor de Dios: así puede expresar el cristiano la opción fundamental de su vida. No se comienza a ser cristiano por una decisión ética o una gran idea, sino por el encuentro con un acontecimiento, con una Persona, que da un nuevo horizonte a la vida y, con ello, una orientación decisiva.” (Dios es amor, 1).+