Mons. Barba llamó a la esperanza a través de la verdad, la justicia y el derecho
- 26 de mayo, 2021
- San Luis (AICA)
"En estos tiempos oscuros, desconcertantes, difíciles, con verdadera vocación de servicio y de fraternidad debemos seguir construyendo nuestra Patria", alentó el obispo de San Luis en el tedeum.
El obispo de San Luis, monseñor Gabriel Barba, presidió el solemne tedeum por el 211° aniversario de la Revolución de Mayo en la catedral local, sin fieles a raíz de las restricciones por la pandemia de coronavirus.
“La fiesta patria del 25 de Mayo nos enciende el corazón y la memoria se vuelve agradecida, porque este prodigio de poder llamarnos compatriotas hunde sus raíces en la historia, y nos lleva al momento en que elegimos empezar a transitar el camino para vivir un sueño propio, que en el devenir del tiempo tendría un rostro, un perfil y un nombre: Argentina. Nuestra Patria libre justa y soberana”.
En la homilía, el prelado destacó el protagonismo de “aquellos nobles y valientes puntanos” que en nombre de los que “vendrían detrás, desde el terruño natal, comenzaron a dibujar el rostro de la Patria”.
“En estos tiempos oscuros, desconcertantes, difíciles, con verdadera vocación de servicio y de fraternidad debemos seguir construyendo nuestra Patria, generando esperanza, siendo testigos de la vida”, sostuvo.
Monseñor Barba puntualizó que la esperanza se consolida a través de “la verdad, la justicia, el derecho” y recordó: “El cuidado de cada una de las personas sigue siendo la construcción verdadera de nuestra Patria o, de lo contrario, estaremos empujándola hacia su ruina”.
“Velar por cada ciudadano, es cuidar la Patria. No respetar sus derechos es destruir y no construir esta casa común que debe ser nuestra querida Argentina”, advirtió, y agregó: “Nadie sobra. Nadie está demás. Todos somos necesarios. Todos tenemos la misma dignidad. Sin ciudadanos de primera y ciudadanos de segunda. Concentrarnos en esta construcción común, respetando y cuidando la vida de cada persona, será entonces, hacer una verdadera memoria agradecida que continúe con la labor comenzada hace doscientos once años atrás”.
“Te pedimos Señor, danos esa esperanza que no defrauda”, concluyó.+