Jueves 14 de noviembre de 2024

Mons. Azpiroz Costa alienta a los seminaristas a 'no bajar los brazos'

  • 18 de julio, 2023
  • Bahía Blanca (Buenos Aires) (AICA)
El arzobispo de Bahía Blanca presidió este sábado una misa vespertina en la parroquia Nuestra Señora del Carmen de Tres Arroyos, y celebró la admisión a las sagradas órdenes de dos jóvenes.
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El arzobispo de Bahía Blanca, monseñor Fray Carlos Azpiroz Costa OP, presidió este sábado 15 de julio una misa vespertina en la parroquia Nuestra Señora del Carmen, de la ciudad de Tres Arroyos.

Durante la Eucaristía, que fue concelebrada entre otros por el párroco, presbítero Roberto Bucke, y por el presbítero Pedro Fournau, del área formativa del Seminario Santo Cura de Ars de Mercedes-Luján, se celebró la admisión a las sagradas órdenes de los seminaristas Diego Nicolás Saad y Diego Alejandro Chauque.

En su homilía, el prelado reflexionó sobre el segundo libro de Isaías, llamado libro de la consolación: “La lluvia trae bendiciones del cielo, la lluvia en este texto tan poético empapa la tierra y no vuelve al cielo sin haberla fecundado, sin hacer germinar la tierra”.

“En estos lugares miramos siempre al cielo porque del cielo viene a la bendición. En la tierra de Jesús, en el Medio Oriente, la época de las lluvias es cuando ya se puede comenzar a sembrar esperando una buena cosecha”, relató.

“La Palabra con mayúscula es como una semilla, se hace fecunda, pero necesita para madurar tiempo y espera”, explicó, y agregó: “Si digo, semilla digo semillero; y no por hacer juego de palabras sino porque tienen la misma etimología digo seminario y digo seminarista; porque seminario etimológicamente es el lugar donde están las semillas y las semillas de un seminario son los seminaristas”.

Pareciera que esta parábola revelara también el proceso de formación en el que están los seminaristas, indicó monseñor Azpiroz: “Todo proceso como el de la semilla que va germinando necesita de algunas acciones que son propias de la gente del campo: justamente un seminario ayuda a cultivar interiormente al seminarista, a preparar el terreno”.

“Esta tarea de cultivar ya se empieza a dar en la familia. No olviden de dónde vienen y la historia del paso de Dios por sus vidas”, aconsejó el arzobispo, animando en segundo lugar a no bajar los brazos ante las tentaciones. También los exhortó a no cortarse solos, ya que forman parte de la fraternidad sacerdotal y a no creérsela: “No reemplazamos a nadie, somos sucesores de otros. Hoy están ellos, mañana quién vendrá…”.+