Jueves 26 de diciembre de 2024

Mons. Azpiroz Costa: "Jesús es la semilla del Reino"

  • 16 de junio, 2021
  • Bahía Blanca (Buenos Aires) (AICA)
"Asustan los imperios que pulsean por quién tiene la mejor vacuna y en el medio queda el que sirve, el que ayuda, la enfermera, el médico; ese es el Reino de Dios", afirmó el arzobispo de Bahía Blanca
Doná a AICA.org

El arzobispo de Bahía Blanca, monseñor Carlos Alfonso Azpiroz Costa OP, presidió la celebración del onceavo domingo del año en la catedral Nuestra Señora de la Merced, donde predicó sobre dos parábolas: “La semilla que crece por sí sola” y “La semilla, grano de mostaza pequeñísima, que luego se hace grandísima en la planta hortaliza”.

“La primera parábola, la de la semilla que crece por sí sola, tiene una particularidad que no está en ningún otro evangelio, solo en Marcos”. 

El arzobispo bahiense señaló que “Marcos le escribe a una comunidad que está siendo perseguida. La tradición nos habla de Marcos, discípulo de Pedro, en la comunidad cristiana de Roma perseguida por Nerón, entre el año 64 y el 67, donde iban cazando a los cristianos, encarcelándolos y asesinándolos”. 

“La parábola de la semilla que crece por sí sola, nos enseña la paciencia. La semilla para madurar y crecer necesita de la paciencia. Algo sencillo pero difícil de comprender, porque no es simplemente un ejemplo de la agricultura, sino que está hablando del Reino de Dios. Esto nos señala que la prioridad absolutamente viene de Dios, contra cualquier tipo de eficientismo, como el nuestro, cuando se quiere todo ya”.

“Nos preocupamos y agitamos por las necesidades del cuerpo, no digo que no sean legitimas, pero también eso lo proyectamos en el crecimiento del Reino y nos olvidamos aquello que señala el Evangelio de Lucas de una manera tan bella: ´Somos simples siervos´”, remarcó. 

“En la época de Jesús había distintos grupos muy religiosos, pero todos coincidían en algo: Querían que el Reino se manifestara ya.  La realidad del Reino de Dios ya estaba anunciada en los profetas y el Mesías que esperaban los judíos, debía ser alguien que reinase en nombre de Dios y que instaurase o reinstaurase definitivamente el reino de David y Salomón”. 

“Los zelotes querían todo por medio de una revolución sangrienta, armada e inmediata. Los Esenios apocalípticos se retiraban fuera de la ciudad con sus oraciones, sus sacrificios, querían que el día del juicio llegara, también inmediatamente.  Los Fariseos no querían guerra armada, no les convenía, estaban en la sociedad, pero querían que ya llegara el reino y lo conseguirían, según ellos, por la observancia minuciosa de la ley de lo que está mandado”, afirmó.

“Y los saduceos también querían algo y ya. Especialmente mantener su status quo ya que la situación con los romanos estaba bien, y como no creían en la vida después de la muerte, entonces querían inmediatamente todo: riquezas, poder, etc”, añadió.

Monseñor Azpiroz Costa recordó que “Cristo es la Semilla Buena y ahí es donde fracasan las expectativas humanas basadas en el sálvate a ti mismo. Es ahí donde vamos comprendiendo poco a poco la dinámica del Reino de Dios, porque nos damos cuenta de que no todo funciona apresuradamente como creíamos que debería ser”.

“Yo no he visto ningún agricultor ni a ningún jardinero que se siente arriba de las semillas sembradas para empollarlas. No se empolla la semilla, hay que tener confianza en que crezca a su tiempo. Hoy en día hay muchos métodos, incluso transgresivos para la naturaleza porque se quiere todo ya, multiplicado al Infinito”, indicó. 

“A los agricultores en el tiempo de Jesús solo le tocaba arar, sembrar y esperar, sol y agua, nada más.  De ahí que el que siembra entre lágrimas, cosecha entre cantares”.

Monseñor Azpiroz Costa explicó que “paciente y laboriosa es la tarea del agricultor que vive según el tiempo y la espera, la confianza en la propia dinámica, riqueza de esa albúmina de las semillas para romper la tierra y para genéticamente multiplicarse”.

“Esta primera parábola que acabamos de escuchar anuncia la resurrección. Cuando la cosa se va poniendo pesada para Jesús, dirá ´si el grano de trigo no cae en tierra y no muere no da fruto´ y está hablando de Él. Jesús es la semilla del Reino”.

“La segunda parábola no habla tanto de la intensidad si no de la extensión, cómo medimos la grandeza del desarrollo prodigioso del Reino, que también es obra de Dios”.

“Aquí contrasta la pequeñez diminuta de la semilla con la grandeza y extensión del reino de este árbol, de esta hortaliza. Reino que se esconde en el surco de la historia humana porque Jesús no está dando una lección de botánica, toma las lecciones de la botánica para hablar del Reino de Dios”.  

El arzobispo bahiense resaltó que hay que “respetar los tiempos, los ritmos. El reino ya está sembrado, pero todavía no en plenitud. Lo mismo cuando se gesta el misterio maravilloso de la vida humana”. 

“Marcos entonces subraya la espontaneidad del crecimiento con esta semilla que crece por sí sola ante la inactividad del agricultor, a quien no le queda nada más que hacer en cuanto a la dinámica interna de la semilla”, añadió

“Los trabajadores de la salud ya no dan más y nosotros nos peleamos acerca de si hablas con ´e´, con ´u ´, con ´o´, con ´a´, con ´i´ distrayendo la atención de lo real, de la gente que tiene frío, de la gente que tiene hambre”, advirtió.

Monseñor Azpiroz Costa sostuvo que “sin embargo en la esperanza el Reino que viene, como la pequeña semilla, ya está la certeza del árbol, eso es la esperanza”. 

“Nos asustan los imperios que hacen pulseadas para ver quién tiene la mejor vacuna y en el medio de esto queda el que sirve, el que ayuda, la enfermera, el enfermero, el médico, ese es el Reino de Dios”, concluyó.+