Viernes 15 de noviembre de 2024

Mons. Azpiroz Costa: 'El amor es un peso que no pesa, una carga que descarga'

  • 23 de julio, 2024
  • Bahía Blanca (Buenos Aires) (AICA)
En ocasión de la peregrinación mensual al santuario de Schoenstatt, el arzobispo de Bahía Blanca presidió la Eucaristía en Nuestra Señora del Rosario, de Villalonga.
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En ocasión de la peregrinación mensual que se hace a Nuestra Señora de Schoenstatt desde febrero de 2017, el arzobispo de Bahía Blanca, monseñor Carlos Azpiroz Costa OP presidió, el 18 de julio, una misa en la parroquia Nuestra Señora del Rosario, de Villalonga.

Peregrinos de la región participaron de la Eucaristía, en la que el prelado destacó el entusiasmo de "una comunidad que peregrina buscando la mirada de María que, como la de Dios, nos mira desde el Cielo; no porque haya distancias geográficas, sino el Cielo como presencia de Dios".

A su vez, destacó la realidad de "esta comunidad reunida en oración, oyente de la Palabra de Dios, oferente y obediente, porque me imagino que volvemos a casa reconfortados con la Palabra y con lo que hemos vivido y rezado, y con propósitos de extender la obra de Dios y de María en nuestra familia, en nuestras comunidades".

En ese sentido, planteó: "Miramos a María, conscientes de que Ella nos mira, Ella se adelanta y nos mira. Si miramos, es porque sabemos que nos mira, esto es un acto de justicia". Al respecto, explicó que "justicia es ajustar la propia vida a los juicios de Dios" porque, siguiendo la definición clásica de justicia, "es imposible pagar a nuestros seres queridos todo el bien que nos han hecho y a Dios, menos todavía".

"Ahí se supera la justicia y hay otra virtud, la piedad", indicó, y lamentó que "nosotros hemos hecho de la piedad una virtud de la lástima". Por otro lado, sostuvo que, "a veces, nosotros metemos toda nuestra justicia en lo que yo voy a hacer, en lo que yo voy a pagar, en lo que yo voy a ajustar", y en cambio, en el Evangelio Jesús habla de tres imperativos, siendo estos los dos primeros: "Vengan a mí los cansados y agobiados. Carguen conmigo mi yugo, porque mi yugo es llevadero y mi carga es ligera".

Así, considera que "el Evangelio apunta a lo esencial, a la mayor exigencia, que es la libertad interior, la única que me permite amar a Dios con todas las fuerzas, con toda el alma, con todo el espíritu, con todo el corazón".

Sobre este punto, planteó que "en el tercer imperativo, aprendan de mí que soy manso y humilde de corazón, Jesús no complica ni oprime la vida, la hace más simple y humilde, descansada en ese sentido. El amor es un peso que no pesa, una carga que descarga, porque el amor todo lo disculpa, todo lo cree, todo lo soporta, todo lo espera".

"Esa carga ligera Jesús la llama el amor de amistad", aseguró, " es un peso que no pesa y una carga que descarga; es la gracia que es amor de amistad, la que eleva y da alas y un corazón nuevo". Por eso, invitó a "animar al que está caído a hacer lo mismo que Dios hace conmigo", como María, que, "porque era llena de Gracia, revestida con los dones del Espíritu Santo, no dejó de amar nunca a Dios y a su Hijo, y así nos mira a nosotros".+