Jueves 14 de noviembre de 2024

Mons. Araya: "Brochero, un sacerdote que supo creer en el amor de Dios manifestado en la cruz"

  • 15 de septiembre, 2020
  • Villa Cura Brochero (Córdoba) (AICA)
"Con la esperanza puesta en la cruz se fue Brochero, sin perder nada de su original manera de abrir el alma", dijo el obispo de Cruz del Eje, al presidir la misa a siete años de su beatificación.
Doná a AICA.org

En la jornada del lunes 14 de septiembre la diócesis de Cruz del Eje celebró el séptimo aniversario de la beatificación del Santo Cura Brochero. 

La misa fue celebrada en el santuario que lleva el nombre del cura gaucho, presidida por el obispo diocesano, monseñor Hugo Ricardo Araya, acompañado por el diácono Gabriel Romero.

En su homilía, el obispo comenzó resumiendo la fe del corazón de Brochero con una cita del Evangelio de Juan: “Porque tanto amó Dios al mundo, que entregó a su Hijo Unigénito, para que todo el que cree en él no perezca, sino que tenga vida eterna” (Jn 3, 17). Y afirmó que “la vida, el servicio y la obra de Brochero son una invitación a mirar a Cristo puesto en la Cruz”.

“Él lo supo hacer no sólo en los ejercicios espirituales, sino en el trajinar de cada día por senderos y caminos, por valles y quebradas. Fue un maestro espiritual en la capacidad de levantar la mirada interior para ver a Cristo delante y puesto en cruz, y mirar el corazón de Jesús, y contemplar el amor del Padre que nos salvó en Cristo. Supo ver y admirar en la cruz el amor del Hijo de Dios que se entregó por él, por mí, por nosotros”, expresó.

Monseñor Araya continuó definiendo a Brochero como “hombre, cristiano, sacerdote supo creer en el amor de Dios manifestado en la cruz. La fe en el amor de Dios lo salvó y lo hizo capaz de amar a su pueblo; lo hizo grande en obras, porque como enseña San Ignacio de Loyola “el amor se debe poner más en obras que en palabras”.

“Con los ojos puestos en la cruz, no fue un héroe solitario, un buscador de aplausos y recompensas; fue un verdadero animador y promotor de los talentos de los serranos; a Brochero le gustaba ser pueblo y con la responsabilidad de un padre”, destacó también.

Recordando los últimos momentos de su vida, dijo que “Brochero pidió que le colocaran la sotana, eran como las cinco de la tarde del sábado 24 de enero de 1914. Brochero entero, resignado, piadoso. Dijo mirando a la hostia consagrada: esta es la despedida y, cuando el padre Angulo le refirió que le esperaba Dios y tantos a los que había ayudado como párroco y en la Casa de Ejercicios, dijo: ‘Si, porque los papeles están rotos’”.

“Con la esperanza puesta en la cruz se fue Brochero, sin perder nada de su original manera de abrir el alma”, añadió monseñor Araya y concluyó rogando: “Que la Cruz nos libre de los males presentes, que nos eleve hasta el corazón de Dios Padre, que la Cruz lleve a la vida eterna a nuestros hermanos difuntos, que nos conceda el don de la fe y nos llene de luz. Por tu cruz, sálvanos, Señor”.+