Viernes 15 de noviembre de 2024

Médicos católicos lamentan la inclusión del aborto en la Constitución francesa

  • 13 de marzo, 2024
  • Buenos Aires (AICA)
"Matar a un ser humano es moralmente ilícito; no importa la circunstancia", denuncia la presidente de un organismo porteño, y asegura que darle jerarquía constitucional "es de una gravedad inusitada".
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La Dra. Elena Passo, presidente del Consorcio de Médicos Católicos (CMC) de Buenos Aires, cuestiona la necesidad de dar jerarquía constitucional a una ley que garantiza las bases de un suicidio demográfico, luego de que se conociera la decisión del parlamento galo de modificar la Constitución de 1958 para consagrar la "libertad garantizada" de las mujeres a abortar.

“Abolir el derecho a la vida dándole jerarquía constitucional es de una gravedad inusitada. Es dar vía libre al exterminio programado e intencional de los propios conciudadanos”, denuncia, y lamenta: “Pareciera que la vida humana vale muy poco y que, ya que los principales damnificados, los no nacidos, no tienen voz, pueden ser utilizados y descartados sin mayores complicaciones”.

A su vez, considera que se trata de “una pantalla política, una distracción para esconder atrás otros problemas que sí requerirían un accionar político responsable inmediato”. Por otro lado, afirma que esta modificación constitucional establece “un blindaje legal a una ley que entra en conflicto de aplicación con otras leyes, que garantizan a la ciudadanía libertades individuales”, como la libertad de expresión y la objeción de conciencia.

Distingue, además, que el aborto no es un tema político, sino que se usa, en este caso, con un fin político. Tampoco es un tema religioso, ni jurídico, ni siquiera médico, indica, sino que “es un drama humano”. “Matar a un ser humano es un hecho moralmente ilícito. No importa la circunstancia”, sentencia.

Por último, destaca la visita del presidente Javier Milei al colegio Cardenal Copello, donde “se expresó con vehemencia en favor de la vida humana en su etapa de gestación”, y expresa su esperanza de que “en algún momento se pueda reconsiderar" la legitimidad del aborto en la Argentina.

“Es evidente, y está a la vista de todos, que la política influye en la instauración o derogación de las leyes. Como vemos, las perspectivas pueden cambiar; lo que no cambia y se mantiene constante es la verdad”, reflexiona.

“Mientras tanto, en nuestro amado país, le pedimos a nuestra Madre, la Virgen de Luján, que interceda ante su Hijo, para que inunde el corazón de todos los argentinos con la bendición de la sabiduría y de la misericordia”, concluye.

Texto completo
El 4 de marzo del año 2024, el Parlamento de la República Francesa reúne a la Asamblea Nacional y al Senado y promulga con 780 votos a favor, 72 en contra y 50 abstenciones, la enmienda constitucional, que permite incorporar al aborto como derecho fundamental.

En un país, que desde el año 1975, a través de la ley Simone Veil, se permite el libre acceso al aborto y donde de hecho, se practica desde la asistencia pública sin impedimentos, se garantiza que ahora sea considerado como un derecho humano fundamental.

¿Realmente, esto responde a alguna necesidad? Al menos, desde el punto de vista asistencial parecería que no.

Llama entonces la atención, que esta acción, que implica la incorporación de esta "libertad garantizada" al acceso de la interrupción voluntaria del embarazo a la Carta Magna de la República Francesa haya sido realizada.

Ante la falta de una necesidad práctica asistencial, tal vez las motivaciones pasen por otro lado, y se trate de una pantalla política: una distracción. Una cortina de humo, para esconder atrás otros problemas que sí, requerirían un accionar político responsable inmediato.

Así estamos, pareciera que la vida humana vale muy poco y ya, que los principales damnificados, los no nacidos, no tienen voz, pueden ser utilizados y descartados sin mayores complicaciones.

Francia registró en el año 2023, 678.000 nacimientos, un 6,6 por ciento menos que los nacidos en el año 2022 y esta cifra corresponde además al menor número de nacimientos desde el año 1946 (un año después de finalizada la Segunda Guerra Mundial).

El Instituto Nacional de Estadística de Francia muestra una caída significativa de la tasa de fecundidad del año 2023 con respecto al año 2022: tasa media de 1,68 niños por mujer en el año 2023 y de 1,78 en el año 2022.

Es por eso, que ante un invierno demográfico que afecta a países que gozan de un privilegio económico, como es el caso de Francia (segunda potencia económica de la Unión Europea) nos volvemos a preguntar: ¿Cuál es la necesidad, de dar jerarquía constitucional, a una ley que garantiza las bases de un suicidio demográfico?

Por otro lado, se trata de dar un blindaje legal a una ley que entra en conflicto de aplicación con otras leyes que garantizan a la ciudadanía libertades individuales, como son las leyes de libertad de expresión y para nosotros, los médicos, la de expresarnos en conciencia en el ejercicio de nuestra profesión, cuya aplicación es la objeción de conciencia.

Solo un país, en el que no se respetaban los derechos humanos, como la ex Yugoslavia en el año 1974, había llegado tan lejos. Y es que abolir el derecho a la vida dándole jerarquía constitucional es de una gravedad inusitada. Es dar vía libre al exterminio programado e intencional, de los propios conciudadanos. A los propios hermanos, en este caso, los no nacidos.

Es desconocer los principios básicos de libertad, igualdad y fraternidad sobre los que se asienta esa nación que supo ser pionera en la lucha de los derechos humanos. Porque una nación es grande cuando trata con bondad a los más vulnerables y no sanciona leyes de discriminación y de descarte.

No confundamos las cosas, el aborto no es un tema político, se usa en este caso, con un fin político. El aborto no es un tema religioso, ni jurídico, ni siquiera médico. El aborto es un tema humano: es un drama humano. Y la respuesta debiera venir desde nuestra humanidad. Desde el respeto a nuestra humanidad.

El precepto es muy simple: todos somos iguales en humanidad. Todos tenemos derecho a la vida. Todos tenemos derecho al cuidado de nuestra integridad. Con esto sólo alcanzaría, matar a un ser humano es un hecho moralmente ilícito. No importa la circunstancia.

Ahora bien, como cristianos, podemos darle a esta cuestión una visión que cuente con un plus más. Nuestro plus es Cristo. Cristo es el Signo de los tiempos y debiera ser nuestra referencia en la acción. ¿Qué haría Él ante un drama humano?

Nos hablaría de obrar con misericordia. "Sed pues, misericordiosos, como también vuestro Padre es misericordioso." (Lc 6: 36) La misericordia es una forma de amor, de compasión y de bondad, hacia el que padece una necesidad.

El Papa Francisco expresó el 8 de mayo del año 2020, en su mensaje del domingo de la Divina Misericordia, que debemos estar atentos para no caer en el egoísmo de la indiferencia y que:

"Es tiempo de eliminar desigualdades, de reparar la injusticia que mina de raíz la salud de toda la humanidad. Aprendamos de la primera comunidad cristiana, que se describe en el libro de Hechos de los Apóstoles. Había recibido misericordia y vivía con misericordia: Los creyentes vivían todos unidos y tenían todo en común; vendían posesiones y bienes y los repartían entre todos, según la necesidad de cada uno. (Hch. 2, 44-45). No es ideología, es cristianismo."

Ante la adversidad, el Santo Padre nos insta a salir al encuentro del hermano y tomar su circunstancia como una prueba: "Aprovechemos esta prueba, como una oportunidad para preparar el mañana de todos, sin descartar a ninguno: de todos. Porque sin una visión de conjunto nadie tendrá futuro".

Seguramente, este tema suscitará muchísimas más reflexiones, lo cierto es que no es un tema cerrado y lo ponemos en oración.

En forma reciente, con motivo de la visita que realizó a su colegio, el Cardenal Copello de la Ciudad de Buenos Aires, el Señor Presidente de la Nación Javier Milei, se expresó con vehemencia en favor de la vida humana en su etapa de gestación.

Nos alegra y a pesar de que en nuestra patria está en vigencia desde el año 2020, la ley 27.610, una de las legislaciones sobre aborto más permisivas del mundo, nos da esperanza de que en algún momento se pueda reconsiderar su legitimidad.

Es evidente y está a la vista de todos, que la política influye en la instauración o derogación de las leyes. Un ejemplo de ello es la derogación por parte de la Corte Suprema de Estados Unidos de la histórica sentencia Roe vs. Wade, que basada en una mentira, permitió desde 1973 la realización de abortos en dicho país. En la sentencia del 23 de junio del año 2022, redactada por el Juez Samuel Alito se estableció "que la Constitución no confiere el derecho al aborto y que la facultad de regular el aborto debe ser devuelta al pueblo y a sus representantes electos".

Como vemos, las perspectivas pueden cambiar, lo que no cambia y se mantiene constante es la verdad. Mientras tanto, en nuestro amado país, le pedimos a nuestra Madre, la Virgen de Luján, que interceda ante su Hijo, para que inunde el corazón de todos los argentinos, con la bendición de la sabiduría y de la misericordia. Porque "La misericordia triunfa sobre el juicio". (Santiago 2:13). Y por sobre todo, está Dios.+