Miércoles 25 de diciembre de 2024

Los Jesuitas piden el fin de la guerra en Gaza

  • 4 de abril, 2024
  • Roma (Italia) (AICA)
"¡No podemos callarnos!", dice el comunicado de la Compañía de Jesús, en el que mencionan a los 1.800 israelíes y más de 32.000 palestinos que murieron desde el inicio de la guerra.
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“Nosotros, jesuitas, reiteramos nuestro compromiso de no permanecer en silencio. Es inaceptable que, a pesar de los intentos, casi seis meses después de la actual ronda de conflicto, nadie haya sido capaz de detener la matanza”, se lee en el comunicado titulado “No podemos callarnos”, en el que la Compañía de Jesús pide el fin de la guerra en Gaza.

Los jesuitas denuncian que “ahora somos testigos de la hambruna y la propagación de enfermedades en Gaza”, y mencionan que, desde el 7 de octubre, “los bombardeos masivos israelíes sobre la Franja de Gaza y la ofensiva terrestre, que han dejado en ruinas la mayor parte de la Franja”, ocasionaron la muerte de 32 mil palestinos y 1.800 israelíes.

“Es vergonzoso que nadie haya sido capaz de pedir cuentas a los belicistas”, lamentan los religiosos en el comunicado, y se unen a los pedidos del Papa Francisco, “que advirtió en repetidas ocasiones: '¡La guerra es una derrota! Toda guerra es una derrota'”.

Texto del comunicado
¡No podemos callarnos!
Casi seis meses de guerra en Gaza, y las armas no han callado. Nosotros, los miembros de la Compañía de Jesús (los jesuitas), como tantos otros católicos, cristianos, hombres y mujeres de todos los credos y no creyentes, nos negamos a callar. Nuestras voces siguen alzándose en oración, en lamento, en protesta por la muerte y la destrucción que siguen reinando en Gaza y otros territorios de Israel/Palestina, extendiéndose a los países vecinos de Oriente Medio.

Tras los horrores de los ataques sobre el sur de Israel el 7 de octubre de 2023, los bombardeos masivos israelíes sobre la Franja de Gaza, la ofensiva terrestre que ha dejado en ruinas la mayor parte de la Franja de Gaza, ahora somos testigos de la hambruna y la propagación de enfermedades en Gaza. Decenas de miles de personas han muerto, casi 1.800 israelíes, más de 32.000 palestinos (sin contar los que aún quedan por desenterrar de entre los escombros). Además de las vidas apagadas, hay cientos de miles de vidas arruinadas, heridos, personas sin hogar y ahora hambrientos y golpeados por la enfermedad.

Nosotros, jesuitas, reiteramos nuestro compromiso de no permanecer en silencio. Es inaceptable que, a pesar de los intentos, casi seis meses después de la actual ronda de conflicto, nadie haya sido capaz de detener la matanza. Es escandaloso que nadie haya sido capaz de garantizar que los residentes de Gaza tengan suficiente para comer. Es vergonzoso que nadie haya sido capaz de pedir cuentas a los belicistas. Tristemente, recordamos que se ha permitido que un conflicto en curso en la tierra llamada a ser santa continúe y supure como una herida abierta en la faz de Oriente Medio.

Comprometidos durante décadas en las comunidades y sociedades de Oriente Medio, nosotros, como jesuitas, queremos decir que no tiene por qué ser así. La elección de la muerte sobre la vida, de la venganza sobre la reconciliación, de la injusticia sobre la justicia, del interés propio sobre la relación, de la violencia sobre el diálogo, es una elección y no un destino predestinado. Se pueden hacer otras opciones. Seguiremos fomentando el sueño de un futuro diferente, un futuro ya previsto por los profetas en las Sagradas Escrituras. “Convertirán sus espadas en rejas de arado, y sus lanzas en podaderas; no alzará espada nación contra nación, ni se adiestrarán más para la guerra.” (Isaías 2,4)

Unimos nuestra voz a la del Santo Padre, el Papa Francisco, que ha advertido en repetidas ocasiones: “¡La guerra es una derrota! Toda guerra es una derrota” (Angelus, 8 de octubre de 2023). Reiteramos nuestro llamamiento a un alto el fuego inmediato, a la liberación de todos los rehenes del 7 de octubre, a las negociaciones y al inicio de un proceso que traiga liberación, libertad y justicia para todos en Oriente Medio, el único camino hacia la verdadera paz.+