Miércoles 25 de diciembre de 2024

#Jubileo 2025: el Papa desea un alto el fuego en todas las guerras

  • 3 de diciembre, 2024
  • Roma (Italia) (AICA)
"¡Cuánto espero que el próximo jubileo sea realmente una oportunidad para un alto el fuego en todos los países donde hay combates!", escribe el Papa en el prólogo de un libro.
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"Deseo que este tiempo sea verdaderamente una ocasión de conversión y de mirar la propia vida a la luz del Evangelio", escribe el Papa Francisco en el prólogo del libro del periodista italiano Francesco Antonio Grana -que cubre habitualmente las noticias del Vaticano- el cual será publicado por la editorial Elledici, titulado "Jubileo de la esperanza". 

El Año Santo y el sueño del Papa miran con esperanza a un mundo de paz, donde las armas se guarden en arsenales, quienes las fabrican hayan dejado de lucrar con la muerte de otros, la pena de muerte no tenga ejecuciones previstas y a los presos se les concedan "formas de amnistía o indulto". 

Un Jubileo vivido en plenitud
"Deseo de corazón que el próximo Jubileo sea una ocasión para un alto el fuego en todos los países donde hay guerra", subraya el Papa, como hizo en muchos de sus llamamientos. "De la guerra, de cada conflicto, esto debe quedar claro: todos salen siempre vencidos, todos", y "no hay vencedores ni vencidos, sólo vencidos", subraya, recordando lo que afirmó en la bula de convocación del Año Santo Spes non confundit (La esperanza no defrauda).

El pontífice explica que la esperanza no es "optimismo, ni un vago sentimiento positivo sobre el futuro", sino "algo más": "No es una ilusión o una emoción. Es una virtud concreta, un estilo de vida, y comporta elecciones concretas. La esperanza se alimenta del compromiso de cada uno por el bien". 

"Alimentar la esperanza -continúa Francisco- tiene el valor de "una acción social, intelectual, espiritual, artística y política en el sentido más alto de la palabra. Es poner las propias capacidades y recursos al servicio del bien común".


Un instrumento de gracia
Se trata de poner el foco en el bien común, en el caso de los migrantes, que viven la paradoja de las odiseas llamadas "viajes de esperanza", que a menudo "se transforman en verdaderos viajes de desesperación", con el Mediterráneo convertido en un "gran cementerio". O en el bien de los presos, para los que el Papa ha pedido "condiciones de vida dignas", junto a la abolición de la pena de muerte, considerada "inaceptable, porque viola la inviolabilidad y la dignidad de la persona".

El Año Santo, escribe el Papa Francisco en un pasaje del prólogo, "no es exclusivamente un acontecimiento dictado por un calendario, sino un auténtico instrumento pastoral que los Papas, desde el año 1300, han utilizado según las necesidades de los tiempos en los que fueron llamados a guiar la Iglesia".

Un tiempo de renacimiento
Además, el Papa invitó a mantener una actitud mental correcta durante las peregrinaciones del Año Santo a Roma. La ciudad espera que 35 millones de peregrinos pasen por la Puerta Santa de la basílica de San Pedro y las otras tres basílicas papales de Letrán, Santa María la Mayor y San Pablo Extramuros. "Quiero que esta peregrinación no sea un viaje turístico ni la consecución de un destino, como los Juegos Olímpicos. Quiero que sea una verdadera oportunidad de conversión", escribe el Papa en el texto. Se trata de "examinar la propia vida a la luz del Evangelio, para escuchar la única palabra que salva, la palabra de Jesucristo".

Gestos ocultos de caridad
Francisco también sugirió que los peregrinos acompañen su peregrinación a Roma con un gesto oculto de caridad, como ayudar a alguien a recuperarse. "Y también quiero que la peregrinación vaya acompañada de una oración por mí, por el Papa, porque este trabajo no es fácil", explicó Francisco.

El Santo Padre también destacó que todos, sin excepción, pueden emprender esta peregrinación. "El Jubileo no es un camino privilegiado al paraíso, destinado sólo a aquellos que se consideran perfectos", dijo el Papa. "No, el Año Santo, con la Indulgencia Jubilar, es para todos. ¡A pesar de! Porque todos somos pecadores, incluido el Papa, y necesitamos perdón. ¡Todo! No hay pecado que el Señor no pueda perdonar, y no hay nadie que no pueda pedirle perdón al Señor".

El libro recuerda también a Pier Giorgio Frassati y Carlo Acutis, dos jóvenes que serán canonizados durante el Jubileo. El Papa recuerda sus ejemplos y sus palabras, exhortándonos a no "desperdiciarnos" en el diván de nuestra vida, sino a encarnar, con Jesús en nuestro corazón, la belleza del amor que se transforma en servicio.+