La Vicaría de Educación alerta sobre la situación de los colegios católicos
- 3 de junio, 2020
- Buenos Aires (AICA)
La Vicaría Pastoral de Educación de Buenos Aires advirtió sobre a situación de los colegios católicos, a raíz de la morosidad en el pago de las cuotas en el contexto de la cuarentena.
La Vicaría Pastoral de Educación de la arquidiócesis de Buenos Aires advirtió sobre a situación difícil de los colegios católicos, a raíz de la morosidad en el pago de las cuotas en el contexto del aislamiento preventivo por el coronavirus que obligó a suspender las clases presenciales.
En un comunicado con el título “Cuidar a los colegios para luego que pase la pandemia, una tarea de todos”, el organismo arquidiocesano aborda la problemática económica que afrontan las instituciones educativas porteñas y la dificultad a la hora de hacer frente a sus gastos fijos, dado que en abril la morosidad en el pago de las cuotas se “incrementó en un 10% con relación a marzo”.
Asimismo, detalla en qué se invierte el ingreso de un colegio, por ejemplo, en promedio, el 80% del presupuesto de las escuelas se destina a sueldos del personal.
“Sin duda, el Covid-19, enciende la alerta sobre el presente y futuro de los colegios, para cuando pase la pandemia, en materia económica”, sostiene.
Texto de comunicado
Desde que se dispuso la suspensión de las clases presenciales, uno de los temas en debate que fue tomando protagonismo en la agenda social-educativa es la continuidad del pago de las cuotas de los colegios. La crisis económica producto de la pandemia cruza a todas las clases sociales, y con el correr del aislamiento preventivo y obligatorio, cada vez son más las familias que tienen dificultades para hacer frente a los pagos de las cuotas de los colegios. En abril la morosidad se incrementó un 10% promedio sobre la ya elevada de marzo.
El debate despliega diferentes posturas: están los que consideran que la modalidad de educación no presencial no merece el pago de una cuota escolar; y los que reclaman una rebaja del arancel entendiendo que las instituciones no están teniendo los mismos gastos que cuando abren sus puertas para recibir a los alumnos. Ante este escenario, las autoridades de la Vicaría Pastoral de Educación de la arquidiócesis de Buenos Aires –que nuclea cerca de 255 entidades educativas católicas, dentro de las cuales 68 dependen del arzobispado de Buenos Aires-, sostienen que es necesaria la percepción de la cuota escolar para garantizar el aprendizaje durante el aislamiento, pero principalmente, para que las escuelas puedan abrir sus puertas cuando pase la pandemia y recibir a sus alumnos en las aulas.
La Vicaría Pastoral de Educación abarca también una importante población de alumnos de escuelas en zonas vulnerables, que actualmente son asistidas gracias al esfuerzo de toda la comunidad. “Nuestras escuelas están permanentemente activas y educando. Los docentes siguen desarrollando las actividades académicas a distancia. Esta continuidad pedagógica sería irrealizable sin el aporte sostenido de las cuotas familiares”, afirma Alejandro Ceresa, director de Asuntos Públicos de la Vicaría Pastoral de Educación de la arquidiócesis de Buenos Aires.
¿A qué se destina el presupuesto de una escuela?
“En promedio, un 80% del presupuesto de las escuelas se destina a sueldos del personal”, afirma Ceresa, quien además enumera una serie de gastos fijos comunes a todos los colegios:
- Personal docente del plan oficial de todos los cargos no alcanzados por el aporte del estado;
- Cargas sociales, seguros obligatorios, medicina laboral y aportes a sindicatos;
- Costos laborales de ingreso y egreso de todo el personal;
- Diferentes suplencias por enfermedad, e indemnizaciones por invalidez;
- Personal extraprogramático, materias especiales, tutores, jefes de departamento, coordinadores y docentes auxiliares;
- Profesionales de apoyo como son los asistentes sociales, psicopedagogos, y psicólogos, entre otros;
- Agentes de extensión cultural educativa, actividades extras, culturales y deportivas;
- Agentes de pastoral educativa; personal administrativo, técnico y de maestranza;
- Seguridad y limpieza, mantenimiento, remodelaciones, ampliaciones y nuevas construcciones edilicias;
- Mobiliario y equipamiento, material didáctico, tecnológico y recreativo, instalaciones deportivas, biblioteca, etc.;
- Desarrollo académico: análisis, diseño, elaboración, implementación y actualización de planes de estudio;
- Capacitación y formación docente continua. Plataformas educativas y de comunicación; servicios e impuestos;
- Becas, beneficios y bonificaciones; asesoría, suscripciones y consultoría técnica, pedagógica, administrativa y legal. Servicios a la comunidad, clases de apoyo, misiones, etc.
Algunas escuelas reciben aporte estatal, fundamentalmente las que cobran cuotas reducidas. El aporte cubre un porcentaje “nominal” (Por ejemplo: 50%, 80%, 100% “nominal”) sólo de sueldos para los cargos docentes específicos del Plan Oficial y únicamente en aquellos cursos que superan un determinado número de alumnos. Para los otros costos enumerados, las escuelas perciben dinero en cuota por parte de las familias. “Independientemente del porcentaje de aporte estatal nominal, la escuela se hace cargo totalmente de los costos, fundamentalmente laborales que éste no cubre, por eso la necesidad de seguir percibiendo el arancel por parte de los padres/tutores, ellos lo saben y se preocupan cuando no pueden cumplir con su escuela”, explica José Luis González, director Administrativo Legal de la Vicaría Pastoral de Educación de la arquidiócesis de Buenos Aires.
“Comprendemos la difícil situación por la que están atravesando las familias, es por ello que les agradecemos por el compromiso compartido: tanto de tiempos como de recursos. Por su participación más activa desde sus casas en el aprendizaje escolar de sus hijos e hijas. En especial, porque en este contexto su esfuerzo económico resulta imprescindible para la continuidad de la propuesta pedagógica y la sustentabilidad de nuestras escuelas”, agrega González.
“En esta coyuntura de emergencia global, las escuelas han desplegado diversas medidas generalizadas de alivio económico y financiero respecto de los aranceles mensuales. Todo ello, según las posibilidades de cada institución, porque también contamos con el deber impostergable de preservar las fuentes de trabajo de docentes, no docentes, auxiliares y personal directivo, el pago de salarios o erogaciones ineludibles para sostenimiento del servicio de educación y los nuevos costos que la virtualidad ha impuesto”, explica Ceresa. En el mismo sentido, González agrega: “Buscamos el equilibrio de la economía de los docentes y personal en general, el de las familias, y también del colegio que debe asumir todas sus responsabilidades, estamos todos en la misma barca”.
En este tiempo difícil de crisis sanitaria y socio-económica, es importante fortalecer la alianza familia-escuela y acompañar a los equipos directivos, docentes y colaboradores, que siguen trabajando fuertemente para garantizar la continuidad del plan pedagógico. Para que esto sea posible, todos los actores del sistema educativo deben hacer un esfuerzo para que luego de la pandemia, todas las escuelas puedan continuar con las puertas abiertas y enfrentar las adecuaciones que serán necesarias para la nueva presencialidad.
Informes: www.vicaria.edu.ar.+