'La verdad los hará libres': una investigación 'sanante' de las heridas abiertas
- 4 de agosto, 2023
- Rafaela (Santa Fe) (AICA)
La presentación de la obra sobre la actuación de la Iglesia durante los procesos de violencia de 1966 a 1983 se realizó en Rafaela, y estuvo a cargo de los sacerdotes Luis Liberti y Antonio Grande.
Los dos sacerdotes en la presentación de "La verdad los hará libres"
Los dos primeros tomos del libro La verdad los hará libres -sobre la actuación de la Iglesia en los procesos de violencia social e institucional desarrollados en la Argentina entre 1966 y 1983- fueron presentados, en la sede del Sindicato de la Carne de Rafaela, por dos de los autores de la investigación: el padre Luis Liberti SVD y el presbítero Antonio Grande, párroco de Frontera y Josefina.
El encuentro fue organizado por la Comisión de Desarrollo Humano Integral de la diócesis de Rafaela y contó con la adhesión de la Asociación Cristiana de Dirigentes de Empresas (ACDE) de Rafaela. Actuaron como moderadores Fabrio Abrate y Emiliana Toani.
Tras una introducción a cargo del obispo de Rafaela, monseñor Pedro Torres, quien definió la investigación como “sanante” de las heridas abiertas de la historia reciente, se emitieron dos videos.
Uno, institucional, sobre el trabajo colectivo e interdisciplinario realizado durante cinco años por la Facultad de Teología de la Universidad Católica Argentina (UCA), a partir del estudio de fuentes documentales y testimoniales, muchas de ellas inéditas, de la Conferencia Episcopal Argentina (CEA), de la Nunciatura en el país y de la Santa Sede.
El trabajo fue realizado por pedido del Episcopado, que desde hace una década reflexiona sobre su actuación durante la última dictadura militar y los años anteriores a esta.
El otro video estuvo a cargo del obispo emérito de San Isidro y antiguo diocesano de Rafaela, monseñor Jorge Casaretto, quien destacó este testimonio eclesial sobre el país, donde la Iglesia se animó a contar lo que pasó en aquel momento histórico.
Monseñor Casaretto recordó que, previamente al golpe militar, estuvo viviendo en San Isidro, sufriendo los atentados guerrilleros y que, en su ministerio pastoral en Rafaela, tuvo una vinculación con algunos detenidos, junto a sus pares Vicente Zazpe (arzobispo de Santa Fe) y Juan Iriarte (obispo de Reconquista).
El padre Grande, por su parte, hizo una síntesis de su investigación en el capítulo 5 del primer tomo, titulado “La Iglesia argentina promueve el Concilio Vaticano II en medio de tensiones políticas y sociales”. Mencionó al respecto la recepción latinoamericana de las noveadades del Concilio en la conferencia de Medellín (1968) y cómo se recibió en la realidad argentina, promoviéndose la pastoral de conjunto en el documento de San Miguel (1969), denunciando las injusticias que provoca la pobreza y acompañando al pueblo con una opción por los pobres.
El sacerdote detalló que la evangelización apuntó a la promoción humana, la liberación de las personas y a iluminar un proceso de cambio, y se refirió a la convocatoria al diálogo de los obispos, mediante el documento “Iglesia y comunidad nacional” (1981).
Por su parte, el padre Liberti habló acerca de su investigación para el segundo tomo, consultando archivos de la CEA, la Nunciatura y la Santa Sede, pero aclaró que no hubo interpretaciones sobre los mismos, las cuales –adelantó- se harán en el tercer tomo, con ejes históricos, filosóficos, sociológicos y teológicos.
Mencionó también que en esa segunda parte se describen las actitudes, las expresiones y las acciones de los obispos frente al terrorismo de Estado, los cuales recibieron más de 16.000 cartas con denuncias de familiares de detenidos y desaparecidos.
De la investigación surge que fue entre 1976 y 1977 cuando se perpetraron los mayores atentados a los derechos humanos. En mayo de 1977, los obispos elaboraron el primer documento, cuestionando el plan sistemático ordenado y programado por el gobierno militar, sumándose así a las presiones internacionales de distintos organismos.
De hecho, en 1978, el presidente de la CEA, monseñor Raúl Primatesta, le advirtió al presidente de facto de entonces, Jorge Rafael Videla, que la Iglesia no toleraba lo que se estaba haciendo con las personas detenidas.
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