La enfermedad refleja "nuestra dependencia de Dios", dijo el Papa
- 12 de enero, 2021
- Ciudad del Vaticano (AICA)
El próximo 11 de febrero, fiesta de Nuestra Señora de Lourdes, se celebrará la 29° Jornada Mundial del Enfermo, y el mensaje del Papa apunta al valor de la cercanía y la solidaridad fraterna.
En el marco de la 29° Jornada Mundial del Enfermo que se celebrará el 11 de febrero, fiesta de Nuestra Señora de Lourdes, el papa Francisco publicó su mensaje que tiene por tema: "Porque no tienen más que un Maestro y todos ustedes son hermanos. La relación de confianza, fundamento del cuidado del enfermo".
El papa Francisco publicó un mensaje en el que afirma que se trata de "un momento propicio para brindar una atención especial a las personas enfermas y a quienes cuidan de ellas, ya sea en los lugares destinados a su asistencia como en el seno de las familias y las comunidades", y dedicó un pensamiento especial a "quienes sufren en todo el mundo los efectos de la pandemia del coronavirus", particularmente "a los más pobres y marginados".
Francisco puntualizó que, ante la condición de necesidad de un hermano o una hermana, Jesús nos muestra un modelo de comportamiento totalmente opuesto a la hipocresía: "Propone detenerse, escuchar, establecer una relación directa y personal con el otro, sentir empatía y conmoción por él o por ella, dejarse involucrar en su sufrimiento hasta llegar a hacerse cargo de él por medio del servicio".
Además, hace hincapié en que la experiencia de la enfermedad "hace que sintamos nuestra propia vulnerabilidad" y, al mismo tiempo, la necesidad innata del otro: "Nuestra condición de criaturas se vuelve aún más nítida y experimentamos de modo evidente nuestra dependencia de Dios".
“La enfermedad impone una pregunta por el sentido que en la fe se dirige a Dios; una pregunta que busca un nuevo significado y una nueva dirección para la existencia, y que a veces puede ser que no encuentre una respuesta inmediata. Nuestros mismos amigos y familiares no siempre pueden ayudarnos en esta búsqueda trabajosa”.
Esta jornada está particularmente marcada por la pandemia, por eso Francisco dijo que la enfermedad siempre "tiene el rostro de cada enfermo y enferma, también de quienes se sienten ignorados, excluidos, víctimas de injusticias sociales que niegan sus derechos fundamentales", aseguró citando la encíclica Fratelli tutti.
Asimismo, la pandemia actual sacó a la luz numerosas insuficiencias de los sistemas sanitarios y carencias en la atención de las personas enfermas, "los ancianos, los más débiles y vulnerables no siempre tienen garantizado el acceso a los tratamientos, y no siempre es de manera equitativa". Por otro lado, en 2020 se puso de relieve “la entrega y la generosidad de una multitud silenciosa de hombres y mujeres que han decidido mirar esos rostros, haciéndose cargo de las heridas de los pacientes, que sentían prójimos por el hecho de pertenecer a la misma familia humana".
Resaltó que la cercanía humana "es un bálsamo muy valioso, que brinda apoyo y consuelo a quien sufre en la enfermedad", al tiempo que señaló la “solidaridad fraterna” que implica estar al servicio de un enfermo: “Servir significa cuidar a los frágiles de nuestras familias, de nuestra sociedad, de nuestro pueblo”, un compromiso en el que “uno es capaz de dejar de lado sus búsquedas, afanes, deseos de omnipotencia ante la mirada concreta de los más frágiles y buscar la promoción del hermano".
Finalmente, profundiza en la buena terapia de los pacientes, señalando el “enfoque holístico” de la persona enferma: “Dar valor a este aspecto también ayuda a los médicos, los enfermeros, los profesionales y los voluntarios a hacerse cargo de los que sufren para acompañarlos en un camino de curación, gracias a una relación interpersonal de confianza. Se trata, por lo tanto, de establecer un pacto entre los necesitados de cuidados y quienes los cuidan; un pacto basado en la confianza y el respeto mutuos, en la sinceridad, en la disponibilidad, para superar toda barrera defensiva, poner en el centro la dignidad del enfermo, tutelar la profesionalidad de los agentes sanitarios y mantener una buena relación con las familias de los pacientes”.
Recordando el mayor mandamiento que dejó Jesús, Francisco concluye: "Una sociedad es tanto más humana cuanto más sabe cuidar a sus miembros frágiles y que más sufren, y sabe hacerlo con eficiencia animada por el amor fraterno. Caminemos hacia esta meta, procurando que nadie se quede solo, que nadie se sienta excluido ni abandonado", exhorta Francisco y concluye encomendando a "María, Madre de misericordia y Salud de los enfermos", a todas las "personas enfermas, los agentes sanitarios y quienes se prodigan al lado de los que sufren".+