Viernes 15 de noviembre de 2024

La diócesis de San Francisco celebró a Nuestra Señora de Fátima

  • 14 de mayo, 2021
  • San Francisco (Córdoba) (AICA)
Con una misa presidida por el obispo de San Francisco, monseñor Sergio Osvaldo Buenanueva, la diócesis celebró el 13 de mayo a su patrona, Nuestra Señora del Rosario de Fátima.
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Con el lema “Sesenta años con María contemplativa, servidora y misionera”, el 13 de mayo se llevaron a cabo en la diócesis de San Francisco, las fiestas patronales en honor de Nuestra Señora del Rosario de Fátima. 

La misa central se celebró en la catedral San Francisco de Asís y estuvo presidida por el obispo, monseñor Sergio Osvaldo Buenanueva, quien en su homilía, inspirado en el lema, animó a preguntarse: "¿Qué significa que María es 'contemplativa'? ¿Qué es 'contemplar'? ¿Sirve para algo realmente significativo la oración contemplativa?"

La contemplación, explicó, "es la madurez de la oración cristiana. Cada vez que siento el llamado de la oración y me adentro en ese territorio fascinante, el impulso del Espíritu es que alcance la meta de la contemplación. Dios me busca y quiere ese encuentro, cara a cara".

Y refiriéndose al Evangelio, rescató la imagen de "María, las santas mujeres y el discípulo amado al pie de la cruz, contemplando a Jesús en su Hora".

"Están en el radio de su influencia, al alcance de su Espíritu. Todo en ellos -mente, sentimientos y sentidos- se concentra en el Señor que vive su Hora", advirtió. En esa Hora suprema, añadió, "están ante el Rostro trinitario de Dios que irrumpe en nuestra historia: el Padre entrega al Hijo, el Hijo se ofrece al Padre, Padre e Hijo dan al mundo el Espíritu que renueva la faz de la tierra".

"En la oración, como en la fe, nunca dominamos el Misterio, sino que Él nos toma, nos desborda y nos envuelve", expresó. 

"La contemplación es la madurez de la oración porque la visión beatífica será la plenitud de la condición humana, nuestra verdadera madurez. Ese es el verdadero motivo de nuestra esperanza: la bienaventuranza eterna, en el cielo, cuando veamos cara a cara y conozcamos como somos conocidos; el encuentro con el Señor y el reencuentro con todos los que amamos y nos amaron; la patria trinitaria que es también nuestro verdadero hogar", aseguró.

En ese sentido, y luego de ahondar en la reflexión, animó a tomar la frase: "Contemplación es tener la mirada centrada en el Señor", y añadió: "Simplificar la mirada interior, teniendo los ojos de la fe puestos en su Persona". 

"Como toda oración, la contemplación es don de Dios. Si la fe es un modo de ver la realidad con los mismos ojos de Dios, la oración contemplativa es un momento especialmente intenso en que los ojos de la fe se concentran en el Misterio de Cristo", dijo en otro momento. "Es un ver que, transfigurado por la esperanza, sabe ir a fondo, más allá de las apariencias, para comprender que la salvación de Dios está actuando en el mundo y es el verdadero futuro que nos espera".

Más adelante, el obispo se refirió al origen de la diócesis, que celebra su 60° aniversario: "Nuestra Iglesia diocesana nació en las vísperas del Concilio Vaticano II. Su nacimiento entonces estuvo dinamizado por la gracia de ese nuevo Pentecostés. Contemplado con los ojos de María, madre de la Iglesia, el Concilio es un tiempo fuerte, profético y todo él concentrado en la Persona de Cristo, luz del mundo, de los pueblos y clave de ese misterio que somos los seres humanos". 

Y en referencia a la actualidad, señaló: "Entre tantas experiencias fuertes que estamos viviendo en esta pandemia, una verdaderamente significativa podría ser esta: la gracia de, por una parte, caer en la cuenta de hasta qué punto habíamos perdido el norte en nuestra vida. Pero, por lo mismo, de qué manera el Espíritu nos reorienta, nos enseña por dentro, nos mueve a recuperar aliento, centrándonos nuevamente en Jesús, su Evangelio y su Pascua. Sí, en este tiempo, muchos han redescubierto ese anhelo de encuentro que nos habita y que el Espíritu Santo potencia, alimenta y anima".

"Puestos a mirar lo que está viviendo nuestra Iglesia diocesana, podemos soñar para ella (para nosotros) esta gracia de profunda conversión: una Iglesia que, como María, se vuelve más contemplativa, más servidora y misionera, según el Evangelio, porque más realmente radicada en Cristo, en su pobreza, en su humildad y, sobre todo, en su compasión y misericordia".

"La Providencia ha dispuesto que este aniversario diocesano tuviera lugar en medio de una pandemia, por tanto, sin el fasto que suele ser usual en estas celebraciones. Es un despojo para que vivamos más intensamente lo esencial, lo 'único necesario', aquella parte que, como a María de Betania, no nos será quitada", consideró.

"María de Fátima que sostuvo la oración de los pastorcitos sostenga también la conversión al Evangelio de nuestra Iglesia diocesana", rezó el obispo.+

» Texto completo de la homilía